LA CARA OCULTA DE UN referente cultural

El gran secreto de Paulina Pi de la Serra

Núvol rescata a través de sus relatos la figura de la influyente intelectual de los años 50 y 60, que ocultó que tuvo una hija con Joan Estelrich, mano derecha de Cambó

zentauroepp43756952 icult  libros fotos y retrato de escritora paulina pi de la 180615113611

zentauroepp43756952 icult libros fotos y retrato de escritora paulina pi de la 180615113611 / periodico

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Helena Feliu tiene hoy 83 años. Creció sabiendo que era la hija secreta de Paulina Pi de la Serra (1906–1991), fruto de su amor clandestino y adúltero con el seductor Joan Estelrich, político de la Lliga y mano derecha de Cambó. “En público tenía prohibido llamarla mamá. Si íbamos por la calle y encontrábamos a alguien, ella decía que yo era la hija de unos amigos o una alumna”, recuerda sobre su madre biológica y tía de Quico Pi de la Serra. Fue una mujer “víctima de una época y una sociedad”, que vivió con una permanente contradicción interna pues nunca reconoció su maternidad por temor al ‘qué dirán’ en la biempensante Terrassa de antes de la guerra civil y para no arruinar la proyección pública y el respeto que se había ganado en la vida cultural de la ciudad. 

Ahora, Edicions del Núvol reivindica la figura de esta intelectual “invisible”, que en los 50 y 60 se convirtió en referente y mentora de escritores como Feliu Formosa, Marta Pessarrodona y Vicenç Villatoro, el pintor Marc Molins o el cineasta Toni Padrós y se ganó el respeto de Salvador Espriu y Gabriel Ferrater. Y lo hace rescatando su única incursión en la ficción, ‘Història d’Emma’, relatos ambientados en el mundo culto y cosmopolita de la guerra y posguerra en que se movió, que solo habían visto la luz en una limitada e inencontrable edición de 1982.     

La existencia de su hija secreta se conoció hace cinco años, cuando Quaderns Crema publicó los dietarios de Estelrich, editados por Manuel Jorba, al tiempo que Helena, psicóloga clínica y profesora, intentó ponerse en la piel de su madre y pensar cómo debió sentirse y escribió, a modo de “catarsis” personal, la novela ‘Pecat original’ (Plataforma). Aquello alertó a la rama oficial de la familia, que desconocía la existencia de Helena, y Mary Pi de la Serra, sobrina de Paulina y hermana de Quico, contactó con ella y la secunda en la presentación del libro. 

Cuando tenía tres meses Paulina y Estelrich dieron a Helena a un matrimonio de acogida en Gràcia, se encargaron de su manutención y de vez en cuando iban a verla. “Aquella familia me educó, me crió y me quiso -explica Helena-. De niña un día me dijeron que habían venido ‘el señor y la señorita’ y que yo les tenía que llamar ‘papá i mamá’, no ‘papa i mama’ porque eso hacía de pobre, ni tampoco ‘pare i mare’, que, hacía de payés. Pero solo dentro de casa”. 

"Fue una víctima de la época y de la sociedad en que vivió", la biempensante Terrassa de antes y después de la guerra, afirma la hija secreta 

Paulina había nacido en una familia acomodada, intelectual y catalanista de Terrassa y su padre, vinculado a todas las iniciativas culturales de la ciudad, le dio una educación privilegiada para una mujer de la época, en contacto con artistas, músicos y escritores, cuenta el editor de Núvol, Bernat Puigtobella. Empezó su carrera política muy joven, en los años 30, en la Lliga Regionalista, donde trabajó con Cambó y su condición de oradora brillante le valió el sobrenombre del ‘rossinyol de la Lliga’. Fue en un viaje del partido donde conoció y se enamoró de Estelrich y en 1934, el mismo año en que se quedó viuda, nació en Ginebra la hija de ambos, Helena, que llevó el apellido del marido fallecido y el de ella. 

La guerra civil les pilló en Francia y se quedaron en el exilio. “La familia les dijo que no volvieran porque les podían matar”, señala Helena. Y contextualiza Villatoro, arropando el rescate: “Ella simboliza el relato de una parte de Catalunya que no se ha escuchado y que hemos encerrado en un cajón diciendo que eran traidores. La Lliga pactó con Franco. El padre de Paulina le escribe una carta al inicio de la guerra. Le dice que la FAI ha matado a muchos amigos de la familia, personalidades de la derecha, como ellos. Y desea que gane Franco para que dejen de matarles. Pero también dice que no quiere aceptar que Catalunya renuncie a su personalidad, que es lo que sabe que pasará si Franco gana”.

Tras la guerra, Paulina trabajó por la resistencia cultural catalana y como profesora, hizo un programa muy popular de Radio Terrassa, ‘A correcuita’, pero dejó poca obra, sobre todo estudios sobre la vida intelectual de su ciudad. “El clasismo es lo que golpea en negativo su figura”, apunta Villatoro. Reveladores son los recuerdos de Helena, que sin atisbo de rencor, dice que “nunca” la vio como una madre. “Pero era alguien importante para mí. Ella tampoco debía sentirme como una hija porque siempre me contaba lo guapas que eran sus alumnas y lo espléndidamente bien que vestían. Eso me daba mucha rabia”. Y, añade, "lamentaba que no hubiera heredado su gracia y elegancia”.

Influyó en escritores y artistas de la posguerra, como Marta Pessarrodona, Vicenç Villatoro y Feliu Formosa

“Cuando iba a casarme me dijo que dijera que no tenía padres. Pero le conté todo a mi novio, cuya familia era de Terrassa, y no les importó. Eso la hizo estremecer, pensó que toda la ciudad lo sabría. Pero no pasó nada. Sufría mucho por si se sabía la verdad”. Una verdad que los nietos de Paulina no supieron hasta cumplir 18 años, cuando sus padres se lo revelaron. Les habían dicho que la abuela había muerto en la guerra pues esta había dejado de ir a visitarlos cuando el mayor tendría unos tres años.

Los hijos de Helena escribieron a Paulina. Querían conocerla. La respuesta fue una negativa escrita a máquina. “No destruyáis mi pobre y pequeño prestigio local tan duramente ganado”. 

TEMAS