El PP ha recortado a la cultura el 43% en Barcelona y el 19% en Madrid desde el 2011
El 'conseller' de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, ha denunciado hoy que los presupuestos generales del Estado del 2016 confirman el "proyecto cultural centralista" del Partido Popular, tras "cinco años de diisminución y cinco años de discriminación". La Conselleria de Cultura destaca en un informe que mientras los grandes equipamientos culturales en Madrid reciben una leve mejora de la financiación estatal en los nuevos presupuestos, los catalanes sufren un nuevo recorte del 3,2% (concentrado, de hecho, solo en el Gran Teatre del Liceu, el único gran equipamiento en toda España que sufre un nuevo recorte, del 8,19%), mientras que el resto experimentan leves ascensos similares a los de las instituciones con sede en la capital española.
Las cifras facilitadas por la Conselleria de Cultura también seleccionan la información de forma selectiva para dejar bien claro el agravio. Por ejemplo, se cifra el incremento pírrico de presupuesto de los equipamientos catalanes en el 2016 pero en el caso de Madrid se suman los habidos desde el 2013, o se ofrece el descenso de ingresos de origen estatal desde el 2011 en el caso de Catalunya pero no en el de las instituciones de la capital, o se pone énfasis en los recursos de los museos de Madrid, menos afectados, y no se mencionan dos instituciones gravemente tocadas en sus ingresos, la Biblioteca Nacional y el Teatro Real. Y la verdad es que tampoco serían necesarios estos pequeños juegos de manos: respecto al presupuesto del 2011, la política cultural del PP ha supuesto un recorte del 43,89% de las aportaciones a equipamientos en Catalunya. Y es cierto que ha afectado también a la capital. Pero mucho menos, solo el 19%.
Respecto al 2011, los 157,24 millones de euros que el Estado destinó a la Biblioteca Nacional, el Museo del Prado, el Thyssen, el Reina Sofía y el Teatro Real se convirtieron en 127,33 millones de euros. Un recorte de 29,91 millones que supuso un descenso de ingresos del 19%. El Museo del Prado ha salido de la crisis con aún más recursos que al principio (de 43,87 millones a 45,39 en el 2016), igual que ha subido la aportación a la Fundación Thyssen (de 5,50 a 6,02) pero los recortes se han concentrado en la Biblioteca Nacional (de 42,76 millones a 29,86), el Teatro Real (de 15,47 a 9,42) y el Reina Sofía (de 49,63 millones a 36,27).
En el caso de las grandes instituciones catalanas a las que el Estado aporta fondos debido a que considera que tienen un interés que no es únicamente local y de cuyos órganos de gobierno forma parte, ninguna de ellas ha salido indemne y la aportación de 20,59 millones de euros ha pasado a 11,55, un recorte del 43,89%. La más afectada ha sido el Liceu, que ha pasado de 11,96 millones de euros a 7,11 millones. De hecho es un descenso similar al del Teatro Real, y el hecho de que la aportación al Gran Teatre fue en cambio el grueso de la aportación del Estado y que la ópera haya sufrido un castigo superior a la media a los presupuestos desvía al alza el impacto de las políticas de recortes del PP en Catalunya. Pero no se trata solo de este efecgto. La diferencia de trato entre el Prado y el MNAC, por ejemplo es sangrante. De una aportación de 3,58 millones de euros se ha pasado a 2,03 millones. El Macba, de 1,85 millones a 1,04, la Fundació Tàpies de 90.000 euros a 48.740, la Fundació Miró de 190.000 euros a 70.000 euros, el Teatre Lliure de 870.000 euros a 676.870...
"El Estado no solo no responde a nuestras necesidades, sino que incumple los estatutos en lo que respecta a las aportaciones que debería hacer efectivas", critica Mascarell. "Los efectos a medio plazo son demoledores, y hacen que nuestros equipamientos pierdan competitividad", añade.
Antes nuevos edificios a bibliotecas ya existentes que la de Barcelona
Pero si este recorte es grave aún lo es más la supresión de subvenciones directas y garantizadas a algunos acontecimientos (Festival de Cine de Sitges, Saló del Còmic), la partida de 9,5 millones establecida en la Carta Municipal de Barcelona por gastos de capitalidad o el olvido de la construcción de la Biblioteca Pública del Estado en Barcelona. La anteriormente llamada Biblioteca Provincial, que debería levantarse en un solar anexo a la Estació de França, ha pasado al olvido, mientras que en los presupuestos del 2016 entran partidas para construir nuevos edificios a bibliotecas provinciales que ya existen (Córdoba, Málaga y Alicante).
"El trato recibido por Barcelona y Madrid en los presupuestos generales del Estado demuestra una apuesta inequívoca del Estado por hacer de Madrid el único centro cultural del Estado español y generar un desierto cultural en el resto del país", sostiene Mascarell.
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