El Quijote total

Francisco Rico, el lunes en su domicilio de Sant Cugat.

Francisco Rico, el lunes en su domicilio de Sant Cugat.

ELENA HEVIA / SANT CUGAT

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Ni el enigma no resuelto satisfactoriamente de los huesos cervantinos en la Iglesia de las Trinitarias en Madrid, ni las versiones reducidas y/o traducidas al castellano actual de Pérez Reverte y Trapiello, ni la excelente y recién aparecida biografía, y por tanto la más documentada hasta ahora sobre el más grande escritor español, firmada por Jorge García López, son el acontecimiento más significativo de este Año Cervantes que cabalgará hasta el 2016, entre la celebración del 400 aniversario de la publicación de la segunda parte del 'Quijote' que se cumple en este 2015 y el de la muerte del autor, a celebrar la próxima primavera. Y por cierto, no el 23 de abril, día de Sant Jordi, como tradicional y falsamente se dice, sino un día antes.

El gran acontecimiento es la edición crítica, la versión más hipervitaminada de la obra (Espasa / Círculo de Lectores), que publican al alimón la Real Academia Española (RAE) junto con el Instituto Cervantes y la Obra Social de La Caixa y que ayer tuvo su presentación oficial en la RAE. La edición se sirve en dos volúmenes, el primero de 1.300 páginas con la novela en sí y el segundo de 1.900 -suman 2,880 kilos de peso-, en los que se ofrecen los capítulos comentados, lecturas, anotaciones, mapas y planos, ilustraciones y la más extensa bibliografía hasta la fecha. En este trabajo ingente han participado más de un centenar de expertos cervantistas, filólogos y escritores comandado con mano de hierro y guante de seda por el gran cervantista Francisco Rico, en la que es la tercera versión del proyecto, que tuvo dos ediciones anteriores, en 1998 bajo el sello de Crítica y en el 2005 publicado por Galaxia Gutenberg, y que en total llegó a vender 90.000 ejemplares, haciendo añicos la vieja leyenda negra de que el clásico es el libro que todo el mundo conoce pero nadie ha leído.

Lectura no lineal

Un día antes de la presentación, bajo los árboles del jardín de su domicilio de Sant Cugat, colindante con el estudio privado donde ha realizado, entre otras, las más prolijas investigaciones sobre el clásico de los clásicos, Rico rebate el tópico: «El Quijote ha salvado las cuentas de más de una editorial. Y no vale decir que la gente lo compra y no lo lee. Lo que pasa es que se presta a no leerlo íntegramente. Yo aconsejo a aquellos felices que no lo hayan hecho que comiencen por la segunda parte, más amena. Creo que el Quijote se puede empezar a leer por cualquier capítulo porque todos tenemos una idea global de la obra».

Precisa el filólogo que esta edición aporta mucho material nuevo y revisa respecto a la anterior las más de 5.000 notas que contiene. «Sin que se haya cambiado ninguna, se han matizado muchas de ellas». También se transformado más de 100 pasajes de los que se dispone nueva información, y aquí Rico se embarca en explicar un ejemplo que le ha llevado a cotejar ediciones del siglo XVII y XVIII para terminar decidiendo que, en paráfrasis, aquí donde ponía que los labradores en las fiestas se recluyen para oír la lectura de libros de caballería, debe decir siestas y no fiestas. «Cervantes no tiene ortografía, ni conoce la puntuación -nadie la conocía entonces, eso era cosa de la imprenta-, tampoco hace divisiones en párrafos. Su estilo era oral y no se detenía en corregir el texto. Sencillamente escribe un olvidáseme de decir y así lo arregla. Además confunde muchas veces las acciones e incluso los nombres de los personajes, pero eso no tiene importancia. Al igual que otros autores -como Dickens o Galdós- lo importante es el conjunto y no los detalles».

A eso debe unirse el hecho de que en la imprenta a menudo añadían palabras para cuadrar las cajas y que -según sostiene Rico- Cervantes hizo correcciones de última hora en la versión autógrafa -la primera- después de que la copia a limpio hubiera pasado la censura. Esos deslices ofrecen un trabajo infinito a los estudiosos, aunque la edición de la RAE zanje el asunto por varias décadas. Y en lo que respecta a los expertos, entre estos se encuentran los clásicos análisis de los desaparecidos Martí de Riquer y Claudio Guillén, a los que se unen los de otros muchos como Javier Marías, Javier Cercas, Domingo Ródenas, Jean Canavaggio, Roger Chartier y Alberto Manguel.

En Barcelona

Puesto a elegir entre la primera y la segunda parte del 'Quijote' que ahora está de aniversario, Rico se decanta por la primera pero admite que en la segunda el caballero pasa de ser un loco desaforado a un hombre más reflexivo y profundo. En esa segunda parte, es sabido, el de la Triste Figura visita Barcelona, «archivo de la cortesía» y la única ciudad que aparece con su nombre en todo el libro. «No ha habido ciudad como esta en la que el 'Quijot'e fuera editado y coleccionado más veces. Aquí se hizo el primer facsímil, la primera adaptación cinematográfica. Y aquí hemos hecho Cortejón, Riquer y yo las grandes ediciones».

De ahí que sorprenda que la ciudad de Barcelona no se haya apuntado a ningún tanto celebratorio del cuarto centenario. Y eso que 'El Quijote', advierte Rico, ha sido utilizado políticamente tanto por la izquierda como la derecha. «Ha sido anarquista incendiario y un libro de orden y de derechas. El secreto es que todo el mundo se enamora de Don Quijote y Sancho. Son tan simpáticos, tan originales, tan naturales, que no son verosímiles, son convincentes».

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