Queremos a Snooki

El concurso de Tele 5Gran hermanolleva ya 12 años -o 12+1, como diceMercedes Milá,cuyo optimismo tontiloco cada vez la hace más semejante a aquellas monjas con guitarra de los años 60, como la difuntaSor Sonrisa-poniendo a prueba la autoestima de los españoles. No sé de dónde sacaMercedesal batallón de simplones, analfabetos y eslabones perdidos que protagonizan el programa que presenta, pero si son representativos de la juventud española, la conclusión es que estamos mucho peor de lo que creemos y somos un país maldito.

Afortunadamente para nuestro maltrecho orgullo nacional, hay países donde las cosas han llegado mucho más lejos. Estados Unidos, por ejemplo. Para comprobarlo, basta con sintonizar la cadena MTV y ver un ratoJersey shore, un programa que está en la línea deGran hermano, pero centrado en una pandilla de jóvenes de origen italiano que convierten a los mostrencos desorMercedesen profundos intelectuales contemporáneos.

Los chicos pertenecen al modelo macarra-tatuado-machacado-en-el-gimnasio. Las chicas, que nuestras madres habrían definido piadosamente como unas ordinarias, constituyen una extrapolación criminal de nuestras entrañableschonis, pero con mucha menos gracia.

Destaca entre todas ellas una talSnooki,que es de verla para creerla: bajita, rolliza, renegrida, borracha, promiscua, violenta, desagradable y tonta a más no poder... Se pasa el día gritando, llorando, cepillándose todo lo que se mueve, tirándose del moño con las demás petardas del programa y durmiendo la mona. Se trata, pues, de un ser humano excepcional que, por el bien de la humanidad, tendría que haber sido asfixiado en la cuna pero, ya que la tenemos entre nosotros, ¿por qué no utilizarla en nuestro propio beneficio?

Háganme caso, amigos. Cuando crean que ya no pueden más con nuestros compatriotas deGran hermano, enfréntense aSnookiy comprueben cómo les sube la autoestima.

El que no se conforma es porque no quiere.