ENTREVISTA

Tarantino: "Soy mucho mejor director que hace 20 años"

El cineasta estrena 'Los odiosos ocho', un 'western' que recupera el planteamiento teatral de 'Reservoir dogs'

Tarantino

Tarantino / periodico

PAZ MATA / LOS ÁNGELES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Quentin Tarantino (Knoxville, Tennessee, 1963) no necesita excusas ni absurdas teorías para seguir haciendo lo que hace. Con un Oscar y un Globo de Oro al mejor guión por 'Pulp Fiction', ocho candidaturas al Oscar por 'Malditos bastardos', un Oscar y un Globo de Oro al mejor guión por 'Django desencadenado' y su carnet de miembro del Sindicato de Directores, el ‘enfant terrible’ de Hollywood tiene claro que seguirá por la misma vía hasta que ya no pueda estar a la altura que él mismo se ha marcado. "Los 60 serán mi tope, no quiero hacer películas geriátricas”, dijo al cumplir 50 años.

Su nueva película, 'Los odiosos ocho', es un ‘western’ que transcurre en el mismo periodo de la historia de Estados Unidos que 'Django desencadenado', justo después de la guerra civil, pero cambiando esta vez las plantaciones de algodón de Mississipi por las montaña nevadas de Wyoming. Allí, en medio de una tormenta de nieve, un cazador de recompensas y su prisionera buscan refugio en una parada de diligencias y se ven las caras con una colección de infames personajes. Filmada en Panavisión 70 mm y con una banda sonora original de Ennio Morricone, la película supone, en cierto modo, un regreso al universo de 'Reservoir dogs', con personajes que se enfrentan unos a otros en un claustrofóbico escenario.

¿Por qué se decidió a volver al 'western' después de 'Django desencadenado'?

Tradicionalmente, los 'westerns' han representado el estado de la nación en el periodo en que se realizaron. No hay otro género que refleje mejor la época en que se han hecho. Por ejemplo, los 'westerns' de los años 30 eran los del blanco o negro, muy simplistas; mostraban al bueno y al malo sin matices. En los 50, que es la era dorada del género, los años de Einsenhower, se vendía el ideal americano; pero también, en un momento en que la población de color adquiría conciencia de su estado de postración, se empezó a entender el conflicto racial y a mostrar cierta simpatía hacia el indio. Es una de las razones por las que Jeff Chandler, el actor que interpretó a Cochise en 'Flecha rota', fue tan popular entre el público afroamericano. Luego llegaron los 'spaghetti westerns' de los años 60, los 'westerns' pacifistas y ecologistas de la era hippy, el enfoque cínico, desencantado o nihilista de los 70, en pleno 'Watergate', y el retorno a la épica de los 80, con películas como 'Silverado', tan representativas de la etapa Reagan.

¿Y qué dice 'Los odiosos ocho' sobre nuestra época?

Bueno, cuando empecé a concebir la película no tenía ninguna intención de tratar de forma deliberada asuntos contemporáneos. Son cosas que se van filtrando. Y a medida que iba escribiendo el guion, me di cuenta de que de algún modo iba reflejando lo que estaba pasando en el país, lo que vemos en televisión cada día, la cada vez más profunda división entre los Estados demócratas y los republicanos…

Las tensiones raciales…

Sí, por supuesto. La polémica que se produjo sobre la retirada de la bandera confederada en los Estados del Sur surgió al tiempo que terminábamos el rodaje. En el guion incluí una frase que refleja bien lo que está ocurriendo: "Cuando los negros tienen miedo es cuando los blancos están a salvo". Después de los asesinatos en la iglesia de Carolina del Sur opté por cortar esa escena porque no quería añadir más leña al fuego. Pero ha llegado el momento de abordar seriamente el racismo institucional que ha existido y existe en el país.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"No ten\u00eda intenci\u00f3n de tratar en la pel\u00edcula asuntos contempor\u00e1neos, pero al escribir el guion me di cuenta de que reflejaba lo que estaba pasando en EEUU, la divisi\u00f3n entre Estados dem\u00f3cratas y republicanos..."}}

Viendo la película, uno no puede evitar pensar en 'Reservoir dogs', aunque ahora cuenta con más recursos y herramientas.

Sí, es cierto que las herramientas son muy distintas. Para empezar, aquella la hice con un millón y medio de dólares. En ese momento pensaba que si hubiera podido contar con un estudio que la financiara, tendría más dinero para pagar actores con más caché, pero no habría sido lo mismo. 'Reservoir dogs' cuenta con un grupo de actores perfecto y el presupuesto era muy apropiado para esa película. Y luego se ha representado en producciones teatrales por todo el mundo. Michael Fassbender, por ejemplo, me dijo que su primera actuación seria como actor fue en una versión teatral de 'Reservoir dogs' en Irlanda. Ahora, 21 años más tarde, me encuentro en esa situación que tanto deseaba entonces, con más dinero para hacer cosas como filmar en 70 mm, pero he vuelto a disponer de un perfecto grupo de actores y a escribir una pieza muy teatral que bien podría representarse en un pequeño escenario en cualquier parte del mundo.

Hablando de los actores, ¿qué le hizo decidirse por Jennifer Jason Leigh para el papel de Daisy?

Daisy es un personaje que no todo el mundo puede interpretar. Al principio es un misterio y con el paso del tiempo vamos viendo a la verdadera Daisy. Y su monólogo, casi al final de la película, es como uno de Beckett. Probé con bastantes actrices, pero al final la que dio con el personaje fue Jennifer. Me convenció desde el primer momento en que leyó el guión. Ensayamos en mi casa varias de las escenas, y en una en la que el personaje que interpreta Samuel L. Jackson le dispara en un pie, Jennifer gritó tanto que los vecinos llamaron a la policía pensando que yo la había matado (risas). Es la Sean Penn femenina, alguien a quien vas a ver porque sabes que su interpretación no te va a dejar igual.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Jennifer [Jason Leigh] es la Sean Penn femenina. Alguien a quien vas a ver porque sabes que su interpretaci\u00f3n no te va a dejar igual\""}}

En estas dos décadas, ¿siente que ha mejorado como director?

No es que me considere más autor o mejor artista, pero si hablamos del acto físico de dirigir una película, creo que soy mucho mejor que hace 20 años. Ahora sé perfectamente lo que estoy haciendo. Cuando ruedas una película de gran formato, como esta, tienes que estar pendiente de mil detalles, tienes que ser muy meticuloso en todos tus planos, y para ello debes tener las ideas muy claras de antemano, no puedes pararte a pensar.

¿Qué le interesa más en estos momentos, las imágenes o las palabras?

Desde que hice 'Kill Bill', mi trabajo ha dado un giro hacia el material literario y he ido avanzando por ese camino. Por supuesto me siguen interesando los elementos visuales. Me gusta el espectáculo en el cine y quiero que mis escenas de acción sean fantásticas, pero cada vez vuelco más dedicación en el guion.