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El Molino descubre a los 'Jersey Boys' catalanes con el musical 'Du Duà'

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Eduardo de Vicente

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En los años 60 se pusieron de moda en EEUU los grupos vocales que dejaban en un segundo plano los instrumentos para resaltar las voces de sus intérpretes. Entre los conjuntos femeninos destacaron The Supremes, lideradas por Diana Ross, y, entre los masculinos, uno de los más populares fueron los Four Seasons, cuya trayectoria fue recogida por Clint Eastwood en 2014 en la película Jersey Boys. Un grupo similar es el que forman los componentes de DooWoop Club, cuatro excelentes cantantes catalanes que evocan ese género en plena reivindicación en un espectáculo que se define con dos palabras cortas, Du Duà. Ahora ya nos entendemos todos...

Pero no solo hay música, hay una pequeña y simpática trama cómica, escrita por la actriz Mònica Pérez (La Cubana, Buenafuente, McGuffin) que van desarrollando a lo largo del montaje dirigido por Óscar Orbezo. Cuenta la historia de este grupo que se hizo popular tras rodar un anuncio para la empresa Matters & Pillow como explica en un video introductorio su creadora Elisabeth Matters (interpretado, evidentemente, por Mònica Pérez). Los miembros del DooWoop Club van desgranando canciones y hablando de sus conquistas amorosas así como de sus respectivas novias, hasta que llega una sorpresa desconcertante…

Vestuario adecuado, coreografías y muchas bromas

Los músicos visten americanas azules con solapas negras, muy a tono con la época, como los aparatosos micros antiguos frente a ellos. Utilizan complementos de vestuario y diversos objetos para acompañar las canciones y provocar efectos cómicos. Ejecutan los temas con sencillas pero efectivas coreografías, poca instrumentación (en algunos casos, el piano o música pregrabada) o a capella. De todas formas, te quedas con sus voces. Todos ellos tienen también algún número para su lucimiento personal mientras los otros hacen los coros.

El público recibe sus canciones y sus bromas (cantan Come and go with me y su Dam Bidubi Dam con una cerveza… ¿adivinan la marca?) con una sonrisa en los labios que se mantendrá durante toda la función y colabora activamente chasqueando los dedos o haciendo palmas. El repertorio está lleno de temas conocidos por los más veteranos: Blue Moon, Mr. Sandman, Only you, Since I don’t have you, Love potion nº 9, Tears on my pillow o Walk like a man. Y todos ellos en unas respetuosas traducciones al catalán que mantienen la esencia del original. Nos da la impresión de que, sí, estamos viendo a los Jersey Boys catalanes.

La adaptación ha sido obra de uno de los componentes del grupo, Carlos Torregrossa, y parece que siempre las hemos escuchado en este idioma. ¿Curioso, no? Los otros miembros son Llorenç Fernández, cantante de la orquesta Maravilla y colaborador de Xavier Cugat, Fran Devesa y Joan Carles Capdevila. El primero ha trabajado en los coros del programa Operación Triunfo y el segundo es profesor vocal de este talent show. Como en el espacio televisivo, es el que tiene más retranca, el gruñón, el socarrón, se ríe de su calvicie y es el más juguetón. Podemos hacernos los interesantes y hacerles sufrir un poco pero está claro que al final les diremos con un gran aplauso que... ¡pueden cruzar la pasarela!

Recuperando un escenario histórico

El escenario para estas representaciones no puede ser más adecuado, el histórico Molino, un patrimonio histórico-artístico cultural de la ciudad, emblema del Paral.lel y símbolo de la libertad, un local de trato cercano donde se hacían piruetas para esquivar la censura y que entró en decadencia en los años 90. Las instalaciones iban envejeciendo y languideciendo. Sus puertas se cerraron en 1997 y su demolición estaba más que cantada, nunca mejor dicho. Pero los vecinos del Poble Sec y gran parte de Barcelona no estaban dispuestos a consentirlo.

La constante presión popular y la valentía de un grupo de empresarios consiguieron el milagro y las excavadoras tuvieron que dar media vuelta. El nuevo Molino se inauguró en 2010 y mantenía el espíritu y la atmósfera del antiguo pero ahora con todas las instalaciones renovadas. La barra ya no tiene ese aspecto que daba miedo acercarse, todo es nuevo, brillante, resplandeciente. La estructura es la de siempre, pero ahora da gusto entrar. Siete espacios diferentes con su sala de espectáculos, anfiteatros, coctelería, terraza, sala de exposiciones y ensayos. Es como reencontrarse con un antiguo amor que ha mejorado con los años. Y siguen programando cabaret, burlesque y montajes pícaros pero también interesantes conciertos y montajes de todo tipo de estilos. Habrá que seguirles la pista...

En suma, un espectáculo nostálgico y divertido basado en la conjunción de unas voces enormes y una oportunidad para volver a pisar el centenario pero moderno Molino y contribuir a que siga muchos más años en pie. Atención, las entradas no son numeradas, por lo que vale la pena llegar un poco antes para poder escoger butaca. Y solo estarán los viernes y sábados hasta el 1 de diciembre. Saldremos cantando no solo Du duà, sino también otros conjuros melódicos caprichosos que ni siquiera imaginábamos.