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'Cartes d'amor d'Enric Granados', un homenaje para descubrir al compositor, ideado por su bisnieta Bárbara

El Teatre La Gleva acoge este montaje que repasa sus piezas más populares y repasa su correspondencia íntima

barbara

barbara / CARLES OLLE

Eduardo de Vicente

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En algunas ocasiones, determinados proyectos culturales no deberían medirse por las recaudaciones, el éxito, el presupuesto o la repercusión. Ni siquiera por la calidad, que puede resultar subjetiva. Probemos con otro baremo totalmente diferente y hasta revolucionario, el amor que su(s) creador(es) depositan en él. Y de eso vamos a hablar hoy.

Muchos conocen la calle Enric Granados, una vía no excesivamente larga del Eixample barcelonés repleta de restaurantes y bares y en la que, hasta hace nada, se encontraba el mítico Video Instan. Pero ¿cuántos sabemos quién fue realmente el hombre que le dio nombre? Para subsanar ese olvido, su bisnieta, Bárbara ha orquestado un sentido homenaje a su abuelo con la intención de que todos sepamos y recordemos a este pianista y compositor que fue toda una celebridad de la época y falleció hace poco más de un siglo.

Un entorno íntimo

Todo ello lo ha volcado en un espectáculo modesto, humilde, sencillo pero que destila amor por todos sus poros que se representa en un teatro igualmente chiquito en dimensiones pero grande en sueños. Se trata del Teatre de la Gleva, un local familiar de unas 50 butacas en grada, donde podemos ver hasta el domingo sus Cartes d’amor d’Enric Granados que combina su correspondencia más íntima con piezas del famoso autor y de su hijo Eduard acompañadas por una soprano, piano y violonchelo, un narrador y proyecciones. Dos consejos: es mejor adquirir las entradas anticipadas, se agotan rápido, y vayan provistos de un abanico que, además de hacer juego con el espectáculo, nos puede aliviar del calor que hace en la sala en verano.

El escenario está ocupado por una mesa escritorio, un piano y una maleta con fotos y partituras. El periodista especializado en teatro Albert de la Torre hace de maestro de ceremonias y lee al público las cartas entre Granados y otros artistas como Apel.les Mestres, Enric Morera (el creador de La Santa Espina) o el violonchelista Pau Casals. Pero también las misivas de su mujer y sus hijos así como explica anécdotas de la vida de este compositor de bigote noucentista. Al fondo, una pantalla proyecta fotos de la época o recortes de periódico que completan la información.

Bárbara Granados interpreta sus piezas al piano con cercanía y sensibilidad, te hace sentir que las está tocando solo para ti. Tras el Epílogo de las Escenas románticas pasa a las Cartas de amor que dan título al espectáculo, al que se une la joven violonchelista Eva de la Torre. Entre ambas se establecen en múltiples ocasiones miradas de complicidad y se compenetran casi de memoria. Sigue otro de sus trabajos más famosos, dos fragmentos de las Danzas españolas entre las que destaca la versionadísima Danza andaluza.

Canciones con humor y picardía

La soprano alemana Christina Koch se incorpora en un tramo centrado en un ramillete de sus canciones, en su mayoría pequeños cuentos con historias infantiles, divertidas y hasta picaronas. Todo ello con la sonrisa permanente de Koch que ilumina el escenario. También hay piezas dolorosas (La huérfana) y divertidas (Si al retiro me llevas, sobre la infidelidad, que podría figurar entre las canciones de las copleras de la época).

La última parte del espectáculo se ocupa del pintor Francisco de Goya, al que calificaba de gran mujeriego, con varias tonadillas y el intermedio de Goyescas, la obra que estrenó en Nueva York y le convirtió en una celebridad hasta el punto que fue invitado a dar un concierto en la Casa Blanca. Después descubriremos cómo llegó su inesperado fallecimiento que truncó su carrera en el peor momento. Como colofón, Bárbara Granados, que es la cuarta generación de una familia de músicos, interpreta dos obras compuestas por ella: Nana a la nena y Pols de son.

El Granados más contemporáneo

Cartes d’amor d’Enric Granados es un montaje delicado, un homenaje lúcido y necesario, un ejercicio de arqueología personal y musical que nos puede servir para descubrir a un genio hoy olvidado pero plenamente reivindicable. Eso sí, el título auténtico debería ser Cartes d'amor A Enric Granados, ya que su creadora muestra su pasión por la vida y obra de su abuelo que, seguro, esbozaría una sonrisa de satisfacción. La próxima vez que pasemos por su calle, ya podremos dar lecciones a quienes nos acompañen. Y, para acabar, una muestra de que la obra de Granados es más actual de lo que parece. La prueba: esta adaptación de la Danza andaluza que popularizó en los 80 el grupo de rock Alameda, y es que la obra de Granados podría ser adaptada a nuestros días sin demasiado esfuerzo.