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'Hamlet / Segismundo', una original aproximación a los personajes de Shakespeare y Calderón de la Barca

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Eduardo de Vicente

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Juntar a dos personajes (ficticios o reales) sin aparente relación es un recurso que ha utilizado el cine en varias ocasiones. Por ejemplo, lo empleó frecuentemente el escritor, guionista y director Nicholas Meyer al unir a la pareja Sherlock Holmes-Watson con el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud en Elemental Dr. Freud y repitió la jugada con el escritor H. G. Wells y Jack el destripador en Los pasajeros del tiempo. También el cine español ha tenido algunos ejemplos como Miguel y William, de Inés París, en la que coincidían Cervantes y Shakespeare. Curiosamente, en teatro se ha probado poco este tipo de insólitas combinaciones con la que ahora experimenta la Ensemble Compañía Teatral.

Se trata de Hamlet / Segismundo, de Shakespeare al Calderón de la Barca de La vida es sueño y que cuenta con un tercer personaje, Ofelia, la eterna enamorada del príncipe de Dinamarca. Un montaje valiente, arriesgado, con múltiples puntos de interés y que se disfruta mucho más si se conoce un poco a fondo los textos originales y se establecen sus conexiones con esta obra dirigida por Loredana Volpe (No exit, La cena) que puede verse en el Teatre Eòlia hasta el 25 de noviembre.

Tennessee Williams y la locura

El escenario está levemente iluminado, tan solo dos pequeños taburetes lo ocupan mientras que las cortinas son unos enormes plásticos transparentes que cubren también el suelo. Suena una música intermitente algo molesta y se proyecta una frase de Tennessee Williams: “No te rías de la locura, es peor que la muerte”. Y es que sobre eso trata, sobre dos personajes que exploran los límites de la cordura que viven envueltos en sus dudas y reclaman venganza.

Está dividido en cinco bloques cuyos títulos aparecen en el telón de plástico. En el primero, El espectro y la sala vacía descubrimos a Segismundo que está rodeado por unas luces verdes verticales alineadas circularmente que hacen las veces de barrotes de prisión. Recita sus habituales reflexiones filosóficas sobre la vida citando fragmentos de La vida es sueño pero mezclándolos con otras frases. En el segundo, El hombre ha muerto, quien está encerrado es Hamlet, cubierto con un voluminoso abrigo, que lamenta el complot de su madre con su tío para acabar con su padre. Ambos se preguntarán quién es el espectro que parece rondar por allí emitiendo únicamente unos misteriosos sonidos.

¿Actores o personajes?

Pero, en este segundo capítulo, los actores salen de sus personajes y se convierten en ellos mismos, Alberto y Pol, su lenguaje se vuelve algo menos trascendente y más contemporáneo. Estamos en el presente, no en el pasado, se van de fiesta, aparecen las drogas y nos plantean con esta situación una vez más dónde empieza la realidad y acaba la ficción, cuál es el actor y cuál el personaje, dónde está la vida y dónde el sueño, la locura y la cordura…

En el tercer episodio, la historia se complica con la aparición de Ofelia, que juega a la seducción con Segismundo. Esta imagen evoca a Hamlet la traición familiar y se convierte en el epicentro de la trama. Unas luces rojas nos hacen intuir que la tensión va a ir en aumento. En el cuarto acto se especula sobre las teorías de Schopenhauer en torno al sexo, el amor y la vida que nos conducen inevitablemente al tramo final: Morir, dormir, tal vez soñar. Un casco de moto hace las funciones de la calavera de la escena más mítica de la obra de Shakespeare y Hamlet reflexiona junto al mismo aunque no llega a pronunciar el famoso “Ser o no ser”.

La libertad y las pasiones

La obra se cuestiona los límites de la libertad a partir de estos dos personajes recluidos en sí mismos o en una prisión y comprobar hasta qué punto las pasiones que sentían son aplicables a nuestros tiempos. Es intensa, algo densa y compleja, con los textos antiguos intercalados entre otras frases más actuales y tres actores que se dejan la piel y ejecutan con fuerza sus respectivos personajes.

El reparto está formado por tres jóvenes actores. Alberto Trejo y Pol Forment son, respectivamente, Segismundo y Hamlet y coincideron recientemente la obra de microteatro El número. La tercera del grupo es la cantante y compositora Núria Llausí, que aprovecha el tercer acto para interpretar una canción. Ella es también la autora del disco Ànteros que tiene también una versión teatral que consiste en un concierto íntimo que incluye dramatización para explicar las diferentes historias de amor (o no) que viven sus protagonistas, entre ellos la propia Llausí y Forment. Este espectáculo podrá descubrirse el lunes 3 de diciembre en una sesión única en el Onyric-Teatre Condal. Otra oportunidad para conocer a estos jóvenes talentos de la escena para los que su vida y su sueño es el teatro.