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'Sota la catifa', una comedia de intriga con elementos cinematográficos

El renovado Versus Glòries recupera este divertido montaje que fue un éxito el año pasado

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Eduardo de Vicente

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Los amantes del teatro habitualmente acostumbraban a quedarse huérfanos en el mes de agosto. Ahora la situación ha cambiado un poco y algunos locales cuelgan estos días el cartel de "Abierto por vacaciones". Uno de ellos es el nuevo Versus Glòries, y sí, es nuevo, porque ha cambiado de dirección, ha sido remodelado y prepara una temporada repleta de agradables novedades. De momento, y como aperitivo, recuperan este mes una de las sorpresas del año pasado, la comedia de intriga Sota la catifa.

El escenario simula la habitación de un hotel, en el prólogo un hombre es agredido y queda tendido en el suelo sin que sepamos en qué estado se encuentra. A continuación, sobre una de las paredes se proyectan, como si fuera una película, los créditos iniciales en blanco y negro. Más tarde descubriremos que se trata de un tal Medina (Jordi Cadellans), al que están esperando tres amigos detectives. Debía hacer un discurso en un congreso, pero aún no se ha presentado.

El trío está compuesto por tres tipos muy distintos: uno tiene familia, se preocupa por ella y es el más responsable (Ramón Godino), otro está separado, es un obseso del orden y el ayudante de Medina (Raúl Tortosa), mientras que el tercero es soltero y el más cínico de los tres (Miquel Sitjar, quien provoca las mayores carcajadas). Durante ese tiempo conversan y descubren algún que otro secreto pero, sobre todo, que Medina ha jugado con ellos y les ha traicionado. El desenlace se prevé caliente.

Una obra repleta de homenajes cinéfilos

Este montaje incluye múltiples elementos cinematográficos más allá de las diversas referencias que se hacen en el texto jocosamente a las series y películas de intriga o sobre investigadores privados. El esquema recuerda poderosamente al clásico Cautivos del mal. En el filme de Minnelli, un director, una actriz y un guionista recordaban su experiencia con un productor de cine que los manipulaba. Algo así es lo que se esconde bajo esta alfombra. En varios momentos se utilizan proyecciones (siempre en blanco y negro) para mostrar los pensamientos o recuerdos de los personajes y, lo más original, utiliza un recurso muy habitual en los filmes y menos corriente en el teatro como es el flashback

Por si fuera poco, el clima y las actuaciones tienen un cierto tono Tarantiniano, todos visten americana y corbata negra como si fueran unos Reservoir dogs y recuerda a la violencia del director norteamericano especialmente en la media hora final donde el ritmo se acelera (ya se han pulido el whisky y las cervezas del minibar) y las tensiones explotan, pero siempre con un regusto irónico que provoca más de una sonrisa. Incluso la banda sonora, compuesta por Malacara & Wilson Band, parece extraída de Pulp fiction.

Un equipo sólido que involucra al espectador

Los actores se compenetran a la perfección y trasladan al espectador su incertidumbre y sus dudas sintiéndose uno más del grupo. Sufres con ellos, esperas que se resuelva el misterio, te transmiten su nerviosismo y, sobre todo, te ríes con ellos de las pequeñas miserias humanas. El ingenioso texto es obra de un debutante, Jordi Calafí (guionista de diversas teleseries como Ventdelplà o Kubala, Moreno y Manchón) y el cubano Alexis Garcia, realizador de diversos cortometrajes. La dirección del también actor Oscar Molina es ágil y consigue aprovechar el limitado espacio del escenario con múltiples recursos.

Un espectáculo muy recomendable que puede servirnos para sacudirnos la tensión que provocan los calores veraniegos mientras pasamos un buen rato y descubrimos el renacer de una sala que promete darnos muchas alegrías en el futuro. ¡Buena suerte!