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Una colección de sorprendentes obras sobre el movimiento llega a la Pedrera

La exposición 'Obres obertes' incluye cuadros, piezas insólitas y experiencias casi hipnóticas

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Eduardo de Vicente

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Una de las grandes obsesiones de los artistas a lo largo de la historia ha sido la posibilidad de plasmar el movimiento. Muchos cuadros de la antigüedad lo demuestran y basta comprobarlo con la gran cantidad de artefactos diferentes que intentaban conseguirlo hasta que llegó el cine. Pero también después de la llegada de este revolucionario invento, otros creadores siguieron por este camino con trabajos a cuál más sorprendente. Estas tendencias pueden verse ahora en una exposición diferente, muy original y vanguardista que tiene lugar en La Pedrera, Obres obertes: l’art en moviment (1955-1975).

Al llegar nos espera una imagen insólita, ya que el patio central del edificio ha sido ocupado por una hipnótica imagen, una obra de Marina Apollonio. Tras encaminar las escaleras iniciales, nos da la bienvenida un cortometraje pionero, Anèmic cinèma (1925) de Marcel Duchamp donde vemos una circunferencia en la que se incrustan círculos concéntricos y frases cambiantes. Es el inicio de un mágico y misterioso viaje, que dirían los Beatles.

La primera parte del trayecto se adscribe al título De l’ull al cos. Allí encontraremos una original combinación de círculos que se superponen (La spirale), una especie de móvil formado por recortes redondos de bolas blancas, negras y rojas (Typographie) y, en el suelo, unos estrechos palitos rojos negros y grises ordenados en forma de circunferencia que parecen cambiar de imagen cuando el visitante se mueve (Duomo centro rosso). Algo parecido sucede en Physichromie 197, donde unas láminas paralelas sobre un fondo cambia de formas y colores en función desde donde las mires, y en Cloision lames réfléchissantes, que, a partir de unas listones inclinados y, detrás, un círculo con diferentes colores, propone imágenes entrecortadas muy llamativas.

Blanco y negro y transparencias

El segundo espacio, La inestabilitat: programa el caos juega mucho con el blanco y negro en obras como Oggetto attico dinamico, un rombo que parece un tablero de ajedrez con cuadrados negros y plateados de distintos tamaños y ondulaciones. También hay oléos sobre telas adoptando formas de cuadrados o círculos (Kodd II Instabilité). Mouvement utiliza esta palabra de forma cambiante en un cuadrado de aluminio utilizando un motor y unas bombillas; dos cuadros de Jordi Pericot juegan con unos vasos de plásticos y aluminio dispuestos de manera que juegan con las transparencias y también vislumbramos un órgano compuesto por varitas de acero cromado.

Objetos en movimiento y unas escaleras

En tercer lugar encontramos Més enllà del marc y las sorpresas van en aumento. Més enllà del marcLa Dinamica ottica nos ofrece un rombo que, gracias a la alineación de unas tiras, presenta diferentes formas mientras que Torsions mobile static juega con el contraste entre ondulaciones. Algunos elementos están en movimiento como Vive la liberté, donde unas piezas de chatarra son impulsadas por un motor y una rueda; Punctuation, las leves evoluciones casi imperceptibles de unos hilos de nylon o Blue sail, una tela azul que se mantiene siempre en el aire por influencia de un ventilador. Aquí también veremos la Dinamica visuales (tiras de PVC que forman torsiones superpuestas); 6 doubles trames, líneas negras que proponen formas asimétricas; las Vibration de Jesús Rafael Soto, varitas de alambre pintadas que crean un efecto disperso y Cronotopio, vidrios cuadrados o rectangulares que reaccionan de forma distinta a la luz. Entre todos estos trabajos también pasaremos por Barestesia, un conjunto formado por tres escaleras negras con inclinación anómala que nos invitan a intentar atravesar.

Y así llegamos a la última de las estancias, L’inmaterial: fer visible l’invisible, con insólitas obras del artista plástico Takis como Electromagnétique donde una bola colgada del techo se mueve por electromagnetismo, Musical, en la que el viento mece una aguja que choca con una cuerda de guitarra creando sonidos o Telelumière, que muestra una lámpara con mercurio donde se crea un campo eléctrico que provoca la vibración de la luz. Superficie magnetica consiste en un círculo con polvo de hierro que adopta diferentes formas debido a unos imanes y un motor y, en Mona Hatoum, vemos cómo dos pequeñas palas remueven un puñado de arena provocando círculos simétricos.

Dos actividades más para acabar, penetrar en una de las tres cámaras ocupadas por uno de estos tres colores: rojo, azul o verde. El visitante percibe su fuerte intensidad pero, al cabo de unos 20 segundos, el cerebro debilita el tono, que se va desvaneciendo. Una experiencia sorprendente. Y nos despide el Spatiodynamique en el que unos discos de colores se proyectan sobre una estructura metálica creando distintos reflejos. Estas son solo algunas de las insólitas obras que pueden verse. Hay muchas más, todas ellas inimaginables…

Y también hoy se abre un ciclo de interesantes conferencias que tendrán lugar los lunes a las 19 horas, así que podemos hacer un programa doble. Abrirá esta serie el investigador de Internet Evgeny Morozov que dialogará con la socióloga Liliana Arroyo sobre los efectos del Big Data. El día 29, el escritor inglés John Lanchester y su colega mallorquina Llucia Ramis hablarán sobre la ficción basada en la autobiografía y el 26 de noviembre se encontrarán los periodistas John Carlin y Lidia Heredia para explicar su visión de los cambios que ha sufrido el sector en los últimos años con la aparición de las nuevas tecnologías y las noticias falsas.