ANIVERSARIO DE LA GRAN DAMA DE LA 'CANÇÓ'

Maria del Mar Bonet, 50 años con el viento a favor

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Hace 50 años, el 19 de diciembre de 1966, Maria del Mar Bonet se convertía en la 14ª integrante de Els Setze Jutges a través de un acto en la taberna L’Ovella Negra que supuso el arranque de su trayectoria profesional. Conmemoración rica en reflejos de otro tiempo, este lunes en el local de la calle de Les Sitges, y proyectada a la vez al futuro: el aniversario pone el pórtico al programa de '50 Anys d’escenaris', que mantendrá a la cantautora ocupada en el 2017 en torno a un nuevo disco, 'Ultramar', y varios formatos de concierto.

Celebrar estos 50 años de recitales le da "un poco de vértigo", reconoció la mallorquina, "completamente emocionada" al regresar a un local en el que, en su día, Josep Maria Espinàs y Lluís Serrahima le dieron la bienvenida al colectivo de la 'nova cançó'. "Me hace ilusión que L’Ovella Negra no haya cambiado, ahora que pasas por la calle Tuset y ves que La Cova del Drac ya no está". La taberna lucía atiborrada de amigos, de la música, como Lluís Llach, Quico Pi de la Serra, Manolo García, Joan Isaac y Roger Mas, y de otros ámbitos culturales: Lluís Pasqual, Enric Majó, Rosa Vergés, Colita… Y presencias políticas encabezadas por el presidente Carles Puigdemont, que, evocando los inicios de cantautora y apelando a la simbología, señaló que "en la vida hay cosas que son inciertas pero que sabes que acabarán bien".

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VOCACIÓN PAULATINA

Aquella Maria del Mar Bonet que se trasladó de Palma a Barcelona para estudiar cerámica en la Massana asombró entonces con una voz "que tenía una vibración especial, un temblor que no era de debilidad ni de miedo, sino de emoción", recordó Espinàs, "uno de los culpables", señaló ella, de que acabara sustituyendo las artes plásticas por la canción. "Él fue quien me dijo: 'ahora tienes que grabar un disco'", recordó la cantautora, que entró en el mundo de la música "poco a poco" ya que "la vocación es algo que no llega de repente".

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No tardó en llegar 'Què volen aquesta gent?', canción de denuncia con texto de Serrahima. Y a partir de ahí, una carrera en la que se propuso "formar parte del grupo de voces del Mediterráneo y de todo el mundo" a partir de su esencia mallorquina, "buscando el diálogo y la complicidad" con artistas como Mikis Theodorakis, Milton Nascimento, Zülfü Livaneli, Lucilla Galeazzi, el Ensemble de Musique Traditionelle de Tunis… Y demostrando, de la mano de Nacho Duato, que sus músicas se podían bailar. "Un regalo", recordó.

Su más reciente estación es Cuba, el país que la ha abrazado en 'Ultramar', disco que grabó la pasada primavera, cinco años después de recibir, por sorpresa, el premio Cubadisco, y que verá la luz en el primer trimestre del 2017. Una obra a la vez mediterránea y tropical, con músicos de prestigio como José María Vitier y Pancho Amat, que se decidió a afrontar cuando oyó cantar a los músicos del campo cubano "aquellas canciones de trabajo, de armonías parecidas a las de Mallorca, con una mayor sensualidad".

DE LA HABANA AL LICEU

Presentará el disco en directo a partir de septiembre, primero en La Habana, luego en Palma, Valencia y el barcelonés Liceu (13 de octubre), platos fuertes de unos '50 Anys d’escenaris' que reservan otros recitales sustanciosos. Entre ellos, los que reconstruirán, respectivamente, sendos álbumes de 1979, 'Quico – Maria del Mar', con Pi de la Serra (10 de febrero, teatro Joventut, dentro de Barnasants), y 'Saba de terrer' (2 de junio, CAT, Tradicionàrius). Habrá tiempo, el año que viene, para un concierto solidario con los refugiados, en colaboración con Open Arms, para una exposición de su fotógrafo de cabecera, el recordado Toni Catany, que arrancará en Llucmajor, y para un libro de memorias y pensamientos. Y antes, recitales, este miércoles y jueves, en el teatro de los Lluïsos d’Horta, donde actuó en sus inicios, en sus años de vecina del barrio.

De todo ello informaron su mánager, Yanni Munujos, y el comisario del 'año Bonet', Oriol Ferrer, en L’Ovella Negra, encuentro en el que la cantante sopló las velas de un pastel de 50º cumpleaños bastante surrealista, a base de ensaimadas, e interpretó dos piezas con el guitarrista Borja Penalba: 'Mercè', inspirada en su madre, y 'Sempre hi ha vent', dedicada a todos los cantantes. Las corrientes seguirán acompañándola en el 2017.