MAESTRO DE LAS LETRAS EN CASTELLANO

Premonición de muerte

Enrique Vila-Matas.

Enrique Vila-Matas. / ELISENDA PONS

ELENA HEVIA
BARCELONA

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Los textos literarios tienen curiosos vaivenes. Bien lo sabe Enrique Vila-Matas, que publicó 'La danza de la vida' en 1982, un cuento brevísimo, casi un esbozo, pero que llevaba en su interior una inquietud que años más tarde cristalizaría en 'El día señalado', uno de los relatos del libro 'Exploradores del abismo'. Cuando Diego Moreno, editor del pequeño sello Nórdica, instó al escritor a elegir un texto que pudiera estar dirigido a todas las edades y susceptible de ser ilustrado, el escritor barcelonés no lo dudó. Sería 'El día señalado'.

A diferencia de otros libros de cuentos que se publican por ahí, 'Exploradores del abismo', que en el 2012 obtuvo el Premio Von Rezzori, tiene pasadizos secretos que se unen entre sí formando una arquitectura interna quizá no detectable en una primera lectura, así que parecería difícilmente desgajable. Pero 'El día señalado' es, según su autor, «el cuento de ese libro con una mayor autonomía». Las ilustraciones para esta edición son de Anuska Allepuz, madrileña residente en Londres, que ya colaboró con el escritor al ilustrar su libro infantil, 'Niña'.

La historia de 'El día señalado' se inicia con una premonición, en la que una gitana advierte a la protagonista, Isabelle Dumarchey, que «moriría sedienta y de pie, tal vez bailando, en un día de invierno». Hay no pocos detalles autobiográficos que el autor reconoce en ese texto, casi una nouvelle. Un 2 de febrero en la infancia de Vila-Matas hizo tanto frío y tan duramente lo sintió que desde entonces lleva arrastrando la idea que bien podría morir un día así. «De hecho, siempre vivo esas fechas con cierta inquietud», dice con un hilo de voz. También se filtra en el cuento un viaje real a México, concretamente a la ciudad de Xalapa en un autobús de lujo -cortesía de la editorial o el organismo cultural de turno-, con tan solo 10 butacas y un bar al fondo. «Atravesamos México mientras en el interior del autobús sonaba 'La Traviata'. Los ejecutivos que iban en el autobús cerraron las persianas y se aislaron mientras yo era el único que me dedicaba a mirar al exterior, viendo a los niños lavándose en el río... Todo era muy extraño».

Como también le parece sino extraña, sí por lo menos curiosa, la conexión árabe de 'Exploradores del abismo', que ha sido publicado recientemente en Egipto y en Irán. «En el próximo Oriente siempre piden ese libro y no uno de los posteriores, no sé por qué».

Proyectos

Actualmente, el escritor está embarcado en una nueva novela, que por el momento no tiene título. Sí lo tiene, 'Marienbad Electrique', el ensayo narrativo que publicará en septiembre en Francia. Se trata de un encargo de la editorial Bourgois en ocasión de la gran retrospectiva que el centro Pompidou de París dedicará en otoño a la artista francesa Dominique González-Foerster, gran amiga del autor, empeñada en sostener que el arte es más intenso como experiencia que como imagen.

«La editorial me pidió que escribiera sobre la alegría imparable de nuestro intercambio de ideas sin inhibiciones», precisa el autor. El ensayo, heredero de las impresiones sobre el arte contemporáneo que vertió en su último libro 'Kassel' no invita a la lógica, podría leerse como una especie de apostilla al mismo.