DEBATE SOBRE EL DERECHO AL INCÓGNITO DE LOS AUTORES

"Dejad en paz a Elena Ferrante"

La traductora Anita Raja.

La traductora Anita Raja. / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Ni cuando se reveló que tras el autor de novela negra Robert Galbraith se encontraba J. K. Rowling, ni cuando se supo que la escritora de novela negra Anne Perry había sido en su infancia, con el nombre de Juliet Marion Hulme, una menor condenada por asesinato, se suscitó la reacción que ha seguido a las informaciones de un medio italiano según las cuales tras la firma de la 'best-seller' italiana Elena Ferrante se escondía una traductora, de nombre Anita Raja. Editores y escritores, pero también lectores, han lamentado que la persona que ha firmado la tetralogía iniciada con 'La amiga estupenda' (Lumen / La Campana) no haya podido mantener su voluntad de seguir en el incógnito, abriendo un debate con numerosas aristas.

El señalado como villano de esta historia es el periodista de 'Il Sole 24 hore' Claudio Gatti. "Creo que los lectores adquieren un derecho a saber algo sobre la persona que ha creado estos libros", ha alegado. Y ha argumentado que en el libro sobre Ferrante 'Frantumaglia', que recoge artículos y entrevistas que ha concedido, nunca personalmente, aunque sus editores argumentan que ofrecen "sus respuestas a la demanda legítima de información sobre ella", la autora "ha mentido sobre la vida personal que ha elegido presentar".

La publicación de esta información, sin embargo, tiene al menos dos aspectos polémicos. Hasta qué punto es lícito investigar en las finanzas personales de una persona que no ha cometido ningún delito ni ostenta ningún cargo público, y cuál es el derecho que asiste a un autor a mantener su identidad y vida privada alejadas del conocimiento público. ¿Afecta solo a su derecho a no ser molestado en su vida privada, perseguido por 'paparazzi' y fans, o incluye también una radical separación entre su obra de ficción y los elementos biográficos que permitirían comprender los mecanismos de su creación?

Anita Raja, en una conferencia.

De hecho, Gatti ha identificado a Raja sometiendo a escrutinio financiero a la traductora, detectando un enriquecimiento personal que sigue puntualmente el ritmo de ventas de los libros de Ferrante. Para ello, Gatti ha utilizado copias de los pagos de la editorial a Anita Raja y ha investigado en el catastro las valiosas propiedades inmobiliarias a nombre de ella y de su pareja, el escritor napolitano Domenico Starnone.

Aunque la responsable de cultura de la revista italiana 'L'Espresso' Angiola Codacci-Pisanelli sostenía aún ayer que si un sofisticado programa informático de análisis de texto señaló hace unos años a Starnone como posible autor de los libros de Ferrante, si ahora el escrutinio financiero apunta a Raja y además se detectó un cambio notable en el estilo de las obras de Ferrante tras la muerte de la escritora Fabrizia Ramondino, no se podría descartar que de hecho la autoría fuese obra de un colectivo. 

REACCIÓN EN CONTRA DE EDITORES Y ESCRITORES

Silvia Querini, editora de Ferrante en español, ha colgado un vídeo en Youtube en el que sostiene que "no importa el nombre, lo que importan son los libros". Mientras, Isabel Martí, la editora en catalán, argumenta que "una cosa es que los editores hayan aprovechado comercialmente el interés que despierta el anonimato" (algo que tiene poco que ver con la la defensa de una intimidad vulnerada y que en este caso evidente) y otra que en la investigación desatada para conocer su identidad se demuestre "una mentalidad poco respetuosa a la voluntad de la escritora de no perder la libertad creativa, que además tiene gracia cuando hay tanta veneración por la notoriedad".

"DEJAD EN PAZ A ELENA FERRANTE"

El escritor napolitano Maurizio de Giovanni también se ha manifestado en contra. "Uno puede tener muchos motivos para no escribir novelas firmadas con el propio nombre. Es un derecho sacrosanto ir por cuenta propia, sin tener que rendir cuentas de la belleza o la suciedad de las propias historias y personajes.Toda esta ansia periodística por remover en los ingresos, finanzas, balances y cadastros me parece digna de objetivos mucho mejores e interesantes, como los grandes evasores o los criminales habituales. Dejad en paz a Elena Ferrante. Leed los libros, disfrutadla, y basta".

No menos agria ha sido la nota difundida por Edizioni e/o, los editores de los libros de Elena Ferrante. "Disgusta ver a una gran autora italiana, amada y celebrada en nuestro país y en el mundo, tratada de la misma forma que una criminal. ¿De qué crimen es culpable para justificar una invasión tal de su vida? ¿A qué interés público superior respondería?", se preguntan, tras lamentar que 'Il Sole 24 ore' no haya manifestado hasta ahora mayor interés por los libros de Ferrante. Una actitud que, por cierto, comparte gran parte del 'establishment' literario italiano, que ha menospreciado su obra, sea por el efectismo y falta de profundidad que señalan los críticos, sea por el dominio de una casta de literaria elitista y machista, como opinan sus defensores. 

EL APOYO DE ERRI DE LUCA

Otro escritor italiano que ha reaccionado negativamente a las noticias es Erri de Luca. "¿Pero a quién le puede importar quién es realmente Elena Ferrante? A mí, como lector, de un autor no me interesa la identidad sino la obra, leerla", ha opinado. "Este tipo de investigaciones patrimoniales estaría bien que se utilizaran para perseguir a los evasores, no a los autores", añade el escritor. El autor de novela negra Massimo Carlotto ha apuntado desde Twitter, además, a los resquemores acumulados por el éxito de Ferrante: "La caza: envidia, necesidad de detener un fenómeno literario libre e independiente".

Pero más allá de las guerras internas del mundo literario italiano, también han llegado apoyos desde la literatura anglosajona: de hecho, ha sido en EEUU donde los libros de Ferrante se han convertido en un fenómeno de enormes proporciones. "La voluntad de anonimato de Elena Ferrante era una obra de arte por sí misma. Es triste que haya acabado; y más aún que haya sido a manos de una revista literaria", ha opinado Amitav Gosh (el reportaje de Gatti se publicó también en la 'New York Review of Books'). "Yo soy Elena Ferrante", llegó a proclamar ayer Salman Rushdie.

El escritor suizo Peter Stamm, precisamente en Barcelona para presentar una obra en la que una vez más se enfrenta al contraste entre la naturaleza real de las personas y la fachada que muestran al mundo, 'Noche es el día', opinaba ayer que le parece "terrible" la "la falta de respeto a la privacidad". Pero al mismo tiempo matizaba que "hay muchas personas a las que les va peor en este sentido, que son expuestas a escrutinio público con imágenes de desnudos, por ejemplo", y que es difícil aspirar al anonimato "en la era de internet en que vivimos, en la que la distinción entre lo privado y lo público ya no se mantiene".