Philip Kerr: «En el fútbol, solo hay un listo de cada cuatro»

El autor escocés de novela negra inaugura una nueva serie sobre la liga inglesa de fútbol

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ELENA HEVIA
BARCELONA

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D espués de haber evocado buena parte de la intrahistoria europea del siglo XX en clave policiaca con su detective Bernie Gunther, bajo la amenaza constante del nazismo, el escocés Philip Kerr se ha inventado en 'Mercado de invierno' ( RBA) a un héroe contemporáneo. Scott Manson es un técnico de fútbol mulato con fortuna familiar y algún tropezón en su pasado que acaba metido a detective ocasional cuando su equipo, el ficticio London City, pierde a su primer entrenador. Alguien sospechosamente parecido a Mourinho.

-Creo que vio el partido del domingo en el  Nou Camp.

 

-Sí, fui con mi hijo. Pasé un frío de muerte. Lo hice como documentación porque ese partido aparecerá en la novela que estoy escribiendo sobre Scott Manson. Yo soy un gran seguidor del Arsenal y no le guardo ningún rencor al Barça por habernos ganado en la Champions. He disfrutado mucho viendo a Messi, Neymar y Suárez. De todas formas, he de decirle que desde un principio creí que iba a ganar el Villarreal. El Barça tuvo suerte.

-Bueno, suele decirse que el fútbol siempre es imprevisible.

 

-Es cierto.  Es su mejor cualidad.

-Tampoco su héroe, Scott Manson parece alguien muy común en el mundillo futbolístico. Un entrenador que lee la Divina comedia y cita a Shakespeare. ¿De verdad existe gente así?

 

-Mucho más de lo que creemos. A los medios de comunicación les gusta hacernos creer que los jugadores y los entrenadores tienen el cerebro en los pies, como decimos en inglés. Pero hay mucha gente inteligente en este sector. Está Brian Clough que brilla en las tertulias. José Mourinho que parece un filósofo. Arsène Wenger, un gran lector. Y Roy Hodgson que habla cuatro o cinco idiomas y tiene a Albert Camus como autor de cabecera.

-Se le ha olvidado mencionar a Guardiola.

 

-Sí, claro. A lo mejor nos estamos dando cuenta de que para ser bueno en este trabajo tienes que ser listo. Lo que no quita para que haya muchas personas en el mundo del fútbol bastante cortitas. Yo diría que es una relación de cuatro a una. Cuatro ignorantes y uno muy listo.

-¿Cuándo cambió eso? ¿Cuándo empezaron los entrenadores a refinarse?

 

-Creo que eso ha sucedido en los últimos 20 años, con gente más joven en el banquillo que no  quieren mostrarse con un chándal sino con un caro traje de Armani.

-¿Y no es eso una ostentación más en un deporte que mueve una cantidad indecente de dinero?

 

-Es verdad, el fútbol recibe muchas críticas por ello. Pero también las reciben los banqueros y la gente de Hollywood. Ahora todos estamos más sensibles porque la economía de los ciudadanos es muy precaria. En mi novela he intentado que ese punto de injusticia se refleje.

-La novela acaba con una cita de Aristóteles. 

-Es un chiste.

-Sí, pero viene a decir que «todo se hace con una meta y que esa meta es el bien». Pero no todo lo que rodea al negocio del fútbol es santo.

 

-Así es, pero eso es lo que lo hace interesante para un novelista. Podría haberme centrado en la Iglesia anglicana, pero habría sido mucho más aburrido. La gente quiere leer sobre jóvenes que se portan mal.

-Su novela refleja el hecho de que en los últimos años ese deporte creado por ingleses está gestionado por extranjeros. Ahí están los magnates rusos o ucranianos y las inversiones de los qatarís.

 

-Pero ese es un dinero que ha hecho que en los últimos 20 años seamos los mejores. Si no fuera así no habría tantos jugadores desesperados por jugar en Inglaterra. Los ingleses hoy se sienten muy orgullosos de su liga, creen que es la mejor del mundo. Y, ya sé que no me van a perdonar que diga esto aquí, pero sinceramente, creo que lo que es. El Barça que vi el domingo no jugó como un gran equipo. Gracias a esas inversiones en la Premier League se han generado puestos de trabajo, se exportan los derechos televisivos y se ha producido una revolución en el mundo del deporte.

-Zarco, el entrenador que aparece asesinado, está moldeado con todas la características de Mourinho. 

-Bueno, es portugués, atractivo, y le van las polémicas.

-Y además es arrogante, no diga más es Mourinho.

 

-Pero él tiene un perro e hijos y, hasta donde yo sé, no se ha liado con una acupuntora.

-Decir en la faja de la novela que han matado a un famoso técnico portugués es una buena técnica de márketing en Catalunya.

 

-Pero en fútbol no hay que decir nunca jamás. Que a Mourinho le odien ahora no significa que no pueda acabar en el Barça. En esto  del fútbol lo que importa es ganar partidos.

-En su pugna con Guardiola, Mourinho parecía un villano de Shakespeare. 

-Es verdad, por eso he tomado prestada su figura. En Inglaterra también es muy odiado. Pero creo que si logran separar los sentimientos personales de sus logros, reconocerán que ha sido muy positivo.

-En su novela, un jugador gay expresa su deseo de salir del armario. ¿Por qué la homosexualidad es el último tabú en el fútbol?

 

-La mayoría de los jugadores saben bien quién es gay y quién no. Eso no es un problema en los vestuarios. Pero no sucede lo mismo con la afición. Hay gente que es capaz de cantar cualquier cosa en el campo para desestabilizar al equipo contrario. Lo más práctico es no dar motivo para que te odien.

-Las mujeres de sus novelas no se parecen a las esposas modelos de los futbolistas.

 

-Gracias. Me gusta que las mujeres sean más inteligentes que yo. Estoy casado con una.

-¿Que va a pasar con su detective-entrenador a partir de ahora?

 

-He escrito una segunda novela que transcurre en Atenas, en el contexto del colapso económico.

-¿Y la tercera es la que sucederá en Barcelona?

 

-Sí, en parte, entre París y Barcelona. Este hotel en el que estamos  [el Princesa Sofía] será uno de los escenarios porque es aquí donde negociaba Guardiola. Manson es un gran fan del Barça.

-Y se formó con Guardiola.

 

-Sí, se siente en deuda con él y por eso le ayuda cuando tiene un problema.

-¿Cuál es su opinión de Guardiola?

 

-Ilustra las enormes presiones a las que se ve expuesto un entrenador. La incidencia de ataques al corazón entre ellos es enorme.

-Era tal el carisma de Guardiola que se decía que habría ganado de haberse presentado a las elecciones.

 

-Uf, pues entonces no extraña que saliera corriendo. No hay nada como la política para arruinar una carrera.