FESTIVAL DE VERANO DE BARCELONA

'Pasionaria', ¿vives o simulas?

La Veronal presenta en el Lliure, dentro del Grec, una coreografía que pone en tela de juicio el progreso y la robotización de la sociedad

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Marta Cervera

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Cada montaje de La Veronal hace referencia a un lugar. Su nueva propuesta, 'Pasionaria', es el nombre de un lugar imaginario que, pese a remitir a una persona tan apasionada políticamente como Dolores Ibarruri, está habitado por seres sin ningún tipo de ardor ni entusiasmo. Sus protagonistas reflejan la sociedad a la que nos dirigimos, según Marcos Morau (Otinyent, Valencia, 1982), coreógrafo y director de esta famosa compañía fundada en Barcelona en el 2005. Habitual del Grec, festival que inauguró en el 2015 con 'Vorònia', este miércoles y jueves recala en el Lliure de Montjuïc con su última propuesta. "Como creador no me interesa el arte contemplativo. Espero que esta obra haga reflexionar al espectador sobre la sociedad virtual", señalado Morau.  

El premiado coreógrafo, con una apretada agenda internacional, se muestra pesimista en 'Pasionaria'. "Los protagonistas son seres que reproducen patrones. Viven la realidad como si fuera un simulacro, de una manera tristemente ficcional", explica Morau. Entre ellos no hay relación humana, ni implicación moral alguna. Son reflejo de nuestro mundo: "Seres humanos que empiezan a dejar de utilizar su capacidad analítica".

Ocho bailarines –Àngela Boix, Jon López, Ariadna Montfort, Núria Navarra, Lorena Nogal, Shay Partush, Marina Rodríguez y Sau Ching Wong-  interpretan esta inquietante obra con imágenes surrealistas y personajes con prótesis. Antes de en Barcelona se ha visto en los Teatros del Canal de Madrid.

Los intérpretes son expertos en Kova, ese lenguaje gestual tan característico desarollado por La Veronal. "Más que bailarines parecen robots. No sienten ni padecen, sino que ejecutan y trabajan en un mar de abstracción", comenta el director. Tienen tan asimilada ese particular estilo de baile contemporáneo de La Veronal que en esta obra "es como si se movieran de una manera programada, como si ellos no fueran conscientes de lo que sucede".  Y añade: "El movimiento no tiene nada de decorativo, es distinto a otras obras. Tienen Kova tan asimilado que sienten que el movimiento ahora les posee desde un lugar que no controlan, algo muy interesante desde donde vamos a seguir indagando."   

"Con la tecnología la sociedad empieza a desvirtuarse y a contovertirse en algo fantasmagórico y vacío", afirma el coreógrafo Marcos Morau

La escenografía de Max Glaenzel reproduce un espacio definido hiperrealista, concreto e intederminado a la vez. La idea es dejar que el espectador imagine qué tiene delante . "Es un lugar de paso que podría ser un gimnasio, un tanatorio, una sala de espera o un psiquiátrico".

Morau considera que el presente ya está amenazado por la degradación de las relaciones humanas. "Con la tecnología y la robótica la sociedad empieza a desvirtuarse y a convertirse en algo fantasmagórico y vacío", advierte el creador, que prepara su debut en la ópera con 'Orfeo y Eurídice', en Lucerna (Suiza).

'Pasionaria', con vestuario de Silvia Delagneau, luce una estética de los años 80. La banda sonora también se nutre de música de aquella época, así como de dos famosas pasiones de Bach que abren y cierran la pieza, 'La Pasión según San Juan' y 'La Pasión según San Mateo'. A diferencia de otros montajes, no hay palabra. Cero texto. Pura danza.