Go, Johnny, go!

Chuck Berry, en Burgos el 2007.

Chuck Berry, en Burgos el 2007.

JUANCHO DUMALL / BARCELONA

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Puede decirse que el rock'n'roll nació cuando Chuck Berry compuso Johnny B. Goode, en 1955. Grabada años más tarde, esta canción fue la esencia de esa nueva música, rebelde, irrespetuosa, efervescente, que reunía las tradiciones del blues, el rhythm and blues, el boogie-woogie y el country y que no se podía escuchar sin mover los pies o las caderas. Una música que escandalizó a la sociedad bienpensante de EEUU, que no podía entender cómo un artista negro y pendenciero como Berry (pasó varias veces por la cárcel) podía animar los bailes de instituto de sus hijos. Ese fue el gran mérito de Berry: extender los ritmos negroides del sur de Estados Unidos al conjunto del país, en un tsunami cuyos efectos todavía perduran.

Sí. Johnny B. Goode, aquel muchacho campesino que, como se cuenta en la canción, no sabía ni leer ni escribir, «pero que podía tocar la guitarra como suena una campana», era en realidad el propio Berry abriéndose paso hacia la gloria artística en un mundo hostil con los negros, enemigo del sonido chirriante de las guitarras eléctricas y escandalizado por la forma de bailar esos ritmos ¿africanos?, ¿selváticos? En cualquier caso, diabólicos.

Pero Berry no se desanimó. Vamos, Johnny, vamos. De hecho, como explica el juego de palabras que encierra el título de la canción, Johnny podía ser bueno. ¡Y cómo lo fue! Las canciones de Berry, como las de Elvis Presley o Little Richard, revolucionaron no solo la música de EEUU y, más tarde, del mundo entero, sino que propiciaron una de las mayores revoluciones juveniles. Cuando sonaba el riff imbatible de Johnny B. Goode, se sabía que allí solo había espacio para una generación que quería romper con las reglas de sus mayores. Vamos, Johnny, vamos. Un estribillo que ha sonado en estadios, pabellones, bodas y bautizos del mundo entero. El rock and roll por excelencia. La pieza que reúne diversión, energía, simplicidad y determinación. Vamos, Johnny, vamos. Chuck nos ha dejado, pero tú nunca morirás.