PRÓXIMA TEMPORADA

El MNAC presiona con el arte de posguerra para ganar espacio y cercanía a la ciudad

El museo focaliza el trabajo del 2019 en las obras de dicho periodo para cuya exposición permanente reclama el pabellón Victòria Eugènia

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Natàlia Farré

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Espacio es la palabra más utilizada últimamente en los museos de la ciudad. Llevan años con ella en la boca. Y esta semana Macba y MNAC han coincidido en mentarla de nuevo. Si el miércoles el director del museo de la plaza dels Àngels, Ferran Barenblit, vindicaba más superficie para poder mostrar su colección de forma permanente; este jueves ha sido Pepe Serra, responsable del Palau Nacional, quien ha vuelto a reclamar más metros cuadrados. El MNAC necesita crecer, o mejor, debe crecer. Entre sus misiones figura la de explicar la creación de posguerra y la segunda vanguardia: el maltratado arte, museísticamente hablando, de los 50, 60 y 70.

El calendario incluye también una importante muestra dedicada a Bermejo realizada con el Museo del Prado

No está ni en Montjuïc ni en el Raval. En la montaña lo quieren. Y en la montaña lo trabajan, pero lo dicho, sin ampliación hay poco que mostrar. "Estamos comprando y estamos construyendo el relato de este periodo, y lo queremos enseñar pero no tenemos donde hacerlo". La afirmación es de Serra, pero bien podría ser de Joaquim Folch i Torres. El primer director del museo, en el año 34, ya estaba preocupado por dónde exponer el arte venidero. Tuvo la misma idea que Serra: desplegarlo en el pabellón de arte moderno, posteriormente rebautizado como Victòria Eugènia. Y es que el problema del museo es de origen: su edificio no fue pensado para museo y arrastra carencias. Ahí está la sala oval, un montón de metros cuadrados que suman pero no son museísticamente útiles. Y ahí está la montaña: "Todo el que quiera ser alcalde de Barcelona debería poder contestar qué piensa hacer de aquí al 2029, no con el MNAC sino con un trozo de ciudad que cuando lleve se inunda, que cuando hace sol es mortal, que no es seguro, donde no se puede aparcar y que de noche genera problemas". Serra dixit.

11 años, tres administraciones

Así que lo suyo es ir ampliando fondos y exponiéndolos poco a poco: para el 2019 hay una muestra prevista sobre la escultura del periodo ('Objeto, tótem y materia') y en noviembre la colección permanente sumará una sala de posguerra en detrimento de una sala de arte moderno. Una manera de "presionar, y no esperar a tener el espacio". E ir reclamando el pabellón, que también acercaría el museo a la ciudad. El sitio en cuestión ha tenido muchas novias en los últimos años, desde la colección de Carmen Thyssen hasta una sala municipal de exposiciones 'blockbuster', pero el MNAC le ha sido siempre fiel. Y a partir de ya empezará a recoger algún fruto, ni que sea teórico: el 19 de octubre se reunirá por primera vez la comisión mixta que debe tratar el tema de su uso, con representantes del Ayuntamiento, la Generalitat y el Ministerio de Cultura.

En el Palau Nacional tienen claras las necesidades y redactado el plan estratégico que mostrarán. "Proponemos bajar la modernidad, las temporales y el centro de estudios, además de pedir los servicios mínimos de un museo público". Esto en metros es todo el pabellón. Todo ello se puede (y debe) hacer por fases, de ahí que el documento se alargue hasta el 2029. "Once años y tres administraciones implicadas deben ser capaces de hacerlo". Y es que no será fácil: "El piso de arte moderno del MNAC es más grande que el Macba".

La reivindicación espacial de ayer de Serra, vino a cuenta de la presentación del  programa del 2019, ya que la creación de colección de posguerra y segunda vanguardia en el MNAC se considera parte del programa. Además de los proyectos relacionados con el periodo citado y la muestra  'Objeto, tótem y materia', el Palau Nacional dedicará retrospectivas a Oriol Maspons, Antoni Fabrés y Bartolomé Bermejo. Esta última realizada conjuntamente con el Prado y con importantes obras en las paredes, como 'Retablo de la Virgen de Montserrat',  de la catedral de Acqui Terme (Italia) y la ‘Pietat Desplà’, de la catedral de Barcelona. Para ello el centro contará con un presupuesto para actividades de 1,3 millones de euros (el presupuesto del 2019 es el presupuesto prorrogado del 2018: 15,3 millones).