NUEVO DISCO

Miqui Puig en la fábrica del pop adulto

El exlíder de Los Sencillos vuelve a la primera línea del frente con 'Escuela de capataces', su primera colección de canciones nuevas en casi una década

RAFAEL TAPOUNET / BARCELONA

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Miquel Puig i Bosch (L'Ametlla del Vallès, 1968) tiene a sus espaldas una carrera peculiar: carismático 'frontman' de una banda de éxito surgida de una subcultura juvenil de vocación 'underground' (Los Sencillos, claro); presentador televisivo en un programa musical ('Sputnik TV') reciclado en controvertido personaje de 'talent show' ('Factor X' y 'Tienes talento'); 'disc jockey' infatigable; entusiasta locutor de radio; ávido coleccionista de discos; erudito pop de mirada amplia, y, ahora, artista en solitario decidido a volver a la trinchera nueve años después de entregar su última colección de canciones nuevas ('Impar', 2008).

Un largo paréntesis que Miqui Puig atribuye a "circunstancias vitales" (pérdidas, enfermedades, desencuentros...) y también al precio de la popularidad televisiva. "Yo salí de la tele con una sobreexposición mediática que me pasó factura, y soy muy consciente de ello. Puedo decir que me vendieron una moto que luego no se correspondía con la realidad, pero tampoco lo hacía obligado. Tenía unas expectativas que no se cumplieron y ya está. Aunque como experiencia no me la quita nadie".

VUELTA AL TALLER

Ante la disyuntiva entre seguir exprimiendo de mala manera sus días de fama catódica o retirarse con discreción a su taller de artesano de canciones pop, Puig lo tuvo claro. Al taller. Y explicitó esa vocación manufacturera -"queríamos reivindicar nuestra condición de artesanos", dice- rodando junto a su grupo un par de videoclips (entre ellos, una versión del 'Europe after the rain' de John Foxx) en la fábrica de botones Waldes del Poblenou. En esas imágenes y esos sonidos ya aparecen esbozadas las principales claves musicales, estéticas y conceptuales de 'Escuela de capataces', el nuevo disco de Miqui Puig & ACP (las siglas significan indistintamente Agrupació Cicloturista Puig o Associazione Ciclistica Popolare), que el viernes se pone a la venta.

'Escuela de capataces' es un disco-concepto sin ínfulas de serlo que, como otros trabajos de Puig, parte de una imagen: la de un hombre de mediana edad apostado en la barra del bar que observa lo que ocurre a su alrededor, cuenta historias y asume su pasado sin caer en el victimismo ni la nostalgia boba. "Yo odio la nostalgia, el sentimiento de que antes las cosas eran mejores y nosotros, más felices. Uno de los versos que definen el disco es ese que, dirigiéndose a unos jóvenes, dice: "Solo os envidio esos trajes, cómo os caen" [en la canción 'El sastre de Genestacio']. Somos lo que somos aquí y ahora, y no hay más tu tía, así que habrá que aprender a disfrutar de lo que tenemos. Yo quería hablar sobre eso, entre otras razones porque en este país nadie escribe canciones así".

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En este país, tal vez no, pero fuera, sí, y Puig lo tiene muy presente. A diferencia de muchos compañeros de profesión, el cantante de L'Ametlla nunca ha tenido reparo en revelar de qué fuentes bebe en cada momento y cuáles son sus modelos. "Me fijo mucho en cómo llevan sus carreras veteranos como Richard Hawley o Edwyn Collins, que han sido capaces de construir un discurso adulto sin perder su condición de artistas pop. Y renovando su público. Cuando Elvis Costello volvió a grabar con los Attractions, en la época del disco 'Brutal Youth' [1994], dijo una frase que yo hago mía: "Ya podemos tocar como queríamos tocar en los años 70 porque ahora sabemos cómo hacerlo".

SOUL Y "NEW WAVE RARA"

Hawley, Collins, Costello... Miqui Puig es una máquina de disparar referencias. Hablando de 'Escuela de capataces' surgen muchas más: Special AKA ("el 'In the studio' es uno de los discos que más ha planeado sobre las nuevas canciones"), Ben Watt, Décima Víctima, The Clientele (el 'spoken word' de 'La teoría del hombre invisible' no oculta la influencia de 'Losing Haringey'), Aztec Camera, Etienne Daho, Bo Diddley, Talking Heads, las Bangles... Y soul, por supuesto, aunque "menos que en discos anteriores", aclara. "Me he pasado los últimos ocho o nueve años coleccionando soul y new wave rara, y, claro, todo eso ha pasado al disco".

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También hay un concepto estético que debe tanto a los discos de pop ochentero de sellos como Cherry Red como a las estampas en blanco y negro de la vieja Europa "elegante y decadente", de impermeables y paraguas, a la que Kraftwerk dedicaba sus himnos maquinales. Y el ciclocross como metáfora. "En la portada aparecemos como espectadores de una prueba ciclista. Es una manera de decir: 'ahora nos veis detrás de la barrera, pero seguimos estando ahí'".  

'Vos trobava a faltar', canta Miqui Puig en la última, y emocionante, canción del disco (la única en catalán). El sentimiento es recíproco.

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