ENTREVISTA

Barceló: "El arte no avanza, ni hacia delante ni hacia atrás"

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EVA CANTÓN / PARÍS

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La fascinación que Miquel Barceló (Felanitx, 1957) siente desde hace años por el arte prehistórico, por la representación de la figura animal que reenvía al ser humano a sus orígenes, anima la pulsión primitiva que destila el gran fresco de arcilla de la Biblioteca Nacional de Francia, enorme edificio que proyecta su sombra sobre el Sena desde 1996. Ahí, en las cristaleras desde las que se divisa un jardín interior, el artista mallorquín ha creado un espectacular bestiario fantástico de 190 metros de largo por 6 de alto que vibra y se transforma al ritmo tornadizo de la luz. Auténtica estrella de la exposición que abrirá sus puertas el martes 22 de marzo en la Biblioteca, Barceló invirtió 12 días en culminar ese juego carnal con la materia, una intervención efímera que desaparecerá a partir del 28 de agosto. La muestra 'Miquel Barceló. Sol y sombra' tendrá también, y de manera simultánea, su espacio en el Museo Picasso de París, convirtiendo al mallorquín en el primer artista contemporáneo en traspasar el Hotel Salé desde su reapertura en el 2014. A escasos metros de allí, en el barrio parisino de Le Marais donde tiene su taller, Barceló comparte por teléfono sus impresiones sobre esta doble aventura.  

La gran vidriera de la Biblioteca Nacional de Francia es un homenaje a Ramon Llull... Sí, pero todo mallorquín que intente algo trascendente hace, por definición, un homenaje a Ramon Llull. Me parecía que intentar transformar la arcilla en pura luz reflejada y en una biblioteca era perfectamente luliano. Ese corredor orientado al oeste, que recibe el sol, tenía todas las condiciones que necesitaba. Cuando lo vi. pensé: 'Este es el lugar'. Es algo que solo había hecho en mi taller, pero nunca en un lugar público, y nunca tan grande. La verdad es que fueron valientes al confiar en mí. Si lo piensas bien, llenar de arcilla una biblioteca tiene su riesgo.

En la muestra de la Biblioteca habrá obra gráfica que no ha expuesto hasta ahora. Hay esculturas, pinturas y muchos cuadernos, pero, sí, básicamente es obra gráfica, desde los años 70 y 80 hasta ahora, que no había expuesto mucho, no sé muy bien por qué. Es también un compendio de técnicas -litografía, calcografía, grabado, aguafuerte, punta seca, xilografías, grabados hechos con las termitas en África...-, una manera de mostrar que estas técnicas son también formas de pintura.

La exposición del Museo Picasso gira en torno al taller. ¿Comparte con Picasso la misma visión lúdica del proceso creativo? Supongo que esa es la tesis de los comisarios. Lo que pasa es que hoy en día ya quedan pocos pintores que, como yo, usen muchas técnicas. Antes era lo habitual, pero ahora es raro. La gente trabaja con una impresora en 3-D y no con yeso o con arcilla.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Hoy en d\u00eda quedan pocos pintores que, como yo,\u00a0usen muchas t\u00e9cnicas. Antes era lo habitual, pero ahora es raro\""}}Le gusta la materia… Sí. Me gusta ensuciarme por las mañanas y meter las manos en lo que hago. En eso han encontrado paralelismos con Picasso, pero podrían haberlos encontrado con casi cualquiera.

Y usted, ¿qué paralelismos encuentra con Picasso? Picasso ha sido más que un modelo. Cuando tenía diez años me gustaba Walt Disney y luego dejó de gustarme, pero Picasso nunca ha dejado de gustarme. Toda la vida he mirado a Picasso como una especie de modelo vital, de actitud ante el mundo.

¿Y cómo ve el mundo? Pues mire, estamos en marzo y lo normal es que yo estuviera en Mali trabajando, y ya ve, hace cuatro años que no puedo ir. ¿Qué le voy a decir? Eso me ha cambiado la vida, aunque ha cambiado más la de la gente de allí, que están mucho más jodidos que yo. Esto está complicado, pero creo que es un problema global.

Volviendo a Picasso, hábleme de la pasión por la tauromaquia que comparte con él. No se puede decir que sea una pasión, porque voy poco a los toros, pero es un tema que me interesa mucho. Desde el principio mi planteamiento era un poco irónico y los toros que pintaba eran como la 'españolada', ridícula, porque la mayoría de la pintura taurina es infecta. Se podrían hacer museos llenos de porquerías. Salvo Manet, algún Fortuny, Ramon Casas, Goya y Picasso, hay poquísimos artistas buenos. El tema me gustaba porque era un concentrado de toda la pintura: de luz, de sombra, de vida, de muerte. También porque uso técnicas como la calcografía o el ácido, que muerden, hacen incisiones, como las banderillas y los estoques. Me gusta eso de que forma y fondo sea lo mismo, que la materia se transforme en material. Tampoco nos vamos a poner metafísicos, pero no es ninguna apología. Nunca he firmado ningún manifiesto.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Picasso ha sido m\u00e1s que un modelo. Nunca ha dejado de gustarme. Toda la vida lo he mirado como una especie de modelo vital, de actitud ante el mundo\""}}Pero sí tiene una opinión sobre la prohibición de las corridas de toros... Eso de ir prohibiendo me parece un poco absurdo. Es una discusión que no sé si vale la pena. Nunca he intentado convencer a nadie.

Otro tema recurrente, que se puede ver también en estas dos exposiciones, es la iconografía animal. El otro día comentaba con un amigo filósofo que parece que la animalidad se está convirtiendo casi en una filosofía, ahora que nos estamos cargando el planeta. Y le contaba que yo voy a ver a las vacas. Cuando estoy enfadado, conmigo o con los otros (aunque casi siempre es conmigo), me voy a ver a los animales porque lo hacen todo bien. Hasta morirse. Hacen las cosas normales pero sin equivocarse, con gran naturalidad.

Hace unos años, el Grand Palais de París organizó una exposición titulada 'Picasso y los maestros'. Si se hiciera una sobre Barceló y los maestros, ¿qué encontraríamos? Mucha pintura occidental, desde Miró a Tàpies, Goya, Velázquez, Rembrandt, Caravaggio... Pero también África, donde aprendí muchísimo de técnicas, y todo el arte que se llama prehistórico, por ejemplo Altamira, Lascaux, la cueva de Chauvet... Eso para mí marca un gran antes y un después.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"El descubrimiento de las cuevas de Altamira, de Lascaux... es una de las cosas m\u00e1s importantes que han sucedido en el mundo del arte en el \u00faltimo milenio\""}}¿Qué es lo que le atrae de esas grutas? Sobre todo, que hace 36.000 años esa necesidad de trascendencia ya existía. Incluso una fisicidad, una necesidad biológica de hacer eso. Yo lo siento muy intensamente en esos lugares. Ese descubrimiento me parece una de las cosas más importantes que han sucedido en el mundo del arte en el último milenio.

¿Le parece un arte moderno? No solo es que me parezca moderno. Es que debería cambiar la forma que tenemos de ver el arte, porque la obra de un hombre que tiene casi 40.000 años es mucho más perfecta que obras que veneramos que tienen muchísimos menos años. Es casi una gran ironía.

Como si el arte avanzara hacia el pasado. El arte nunca avanza, ni hacia delante ni hacia atrás. El arte es arte. Es como las teorías de Einstein sobre las ondas gravitacionales, una expansión e implosión permanente. Nunca he pensado que el arte fuera una sucesión de cosas en línea recta, con vanguardias y retaguardias como las teorías militares del siglo XIX, sino algo que sucede siempre al mismo tiempo.