Veteranos y cachorros del pop alternativo en el BAM

A nivel de ritmo y ruido, la jornada del domingo del BAM en las plazas de los Àngels y de Joan Coromines fue de menos a más, ofreciendo primero dosis de esencialismo para, después, animar a pasar del descanso dominical. Abrió la noche Ferran Palau, colíder de Anímic, con el repertorio de pop metafísico de 'Blanc' bajo el brazo. 'Cavall blanc' tendió hacia el ambient y 'Res' conectó con la elegancia de unos The Blue Nile. Fue con esta canción cuando un turista italiano se acercó a este cronista para preguntarle quién tocaba: "Solo he oído dos canciones, pero creo que este hombre me gusta".

Mercury Rev no necesitan hacer nuevos fans. La plaza de los Àngels estaba a rebosar para una actuación en la que, prorrogando el carácter aéreo del repertorio de Palau, prescindieron de la batería y cualquier clase de poderío eléctrico. Su celebración del clásico 'Deserter’s songs' (¡20 años ya!) fue tirando a acústica, íntima, flotante: negocio arriesgado en el 'prime time' de unas fiestas populares. Al principio hubo quejas audibles ("voy a echar de menos la batería, ya lo veo"), pero después todos casi nos acostumbramos y aprendimos a apreciar estas versiones relativamente desnudas, interpretadas por el cantante-guitarrista Jonathan Donahue con su expresividad habitual.

El dúo electro-pop británico IDER sumó a la tónica etérea de la noche unos ‘beats’ agradecibles, pero, por desgracia, las melodías y armonías vocales que los acompañaban raramente dejaron huella (solo destacó realmente 'King Ruby'). Mejor resultó la otra joven promesa de la noche, Findlay, resultona en los terrenos más rockeros y los más pop, y sobre todo mezclando ambas cosas: robusta pero 'bubblegum' 'Electric bones'.

Mercury Rev no fue el grupo más veterano de la noche. Les ganan The Monochrome Set, formados en 1978, once años antes que ellos, pero todavía poco conocidos más allá de su Inglaterra natal. Quien les quiere, les quiere mucho, por sus grandes melodías de pop barroco o sus ingenios líricos. En la plaza de los Àngels se encontraron con fans que podían celebrar por igual el oldie 'Alphaville' y la nueva 'I feel fine (really)'. También sonaron llegados de la era pospunk de los 80, pero en realidad son nuevos, los delirantes Warmduscher, en algún punto entre The Fall y The B-52’s, con todo el arrebato vocal y la locura bailable que esa descripción conlleva.