LOS ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

El cineasta de los héroes incomprendidos

La carrera como director de Mel Gibson parece consagrada a retratar el martirio de seres al margen de la sociedad

zentauroepp5703723 mel gibson dando instrucciones en el rodaje de  apocalypto  161206145930

zentauroepp5703723 mel gibson dando instrucciones en el rodaje de apocalypto 161206145930 / periodico

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mel Gibson ha consagrado su carrera a los héroes incomprendidos. Quizás como él mismo dentro de la industria de Hollywood. Ha tardado 10 años en sacar adelante un nuevo proyecto como director y durante ese tiempo han sido escasos los títulos que lo han situado delante de la cámara. Dicen que nadie quiere trabajar con él, que está en una lista negra debido a su carácter violento y a sus explosivas declaraciones homófobas, antisemitas y reaccionarias y a sus continuos abusos con el alcohol que lo han llevado a protagonizar numerosos escándalos. Hollywood está acostumbrado a redimir a sus ovejas más negras (véase el caso de uno de sus compañeros de juergas, Robert Downey Jr.), pero todavía parece atragantarse con Mel Gibson.

Ahora vuelve a la carga con 'Hasta el último hombre', película antibelicista basada en la historia real de un objetor de conciencia que fue capaz de alcanzar la gloria en el campo de batalla sin coger un fusil. Su visión de la contienda, como no podía ser de otra manera, vuelve a ser brutal y sangrienta y salpicada por las nociones de sacrificio, martirio y fe.

ESPÍRITU DOCTRINARIO

Gibson comenzó a interesarse por los personajes malditos y al margen de la sociedad en 'El hombre sin rostro' (1993), su ópera prima. En ella interpretaba a un personaje con la cara desfigurada que se convertía en el guía moral y espiritual de un joven que procedía de una familia desestructurada. A través de sus lecciones, conseguía redimir al chico de su falta de norte y servirle como estímulo para inculcarle los valores de esfuerzo para conseguir sus metas. El espíritu doctrinario de Gibson ya estaba bien presente.

Con 'Braveheart' (1995) fue un paso más allá en todos los sentidos. Configuró una gran superproducción épica alrededor de la figura del independentista escocés William Wallace y se encargó de dar un nuevo sentido a las arengas guerreras y a las escenas de batalla en su dimensión más cruenta. Fue su mayor momento de gloria. La película consiguió cinco Oscar y coronó a Gibson como mejor director.

DOLOR Y SUFRIMIENTO

Precisamente en las últimas escenas de 'Braveheart', en las que vemos la terrible tortura a la que es sometido Wallace antes de ser ejecutado, encontramos el germen de lo que posteriormente sería 'La pasión de Cristo' (2004), el filme más controvertido y provocador de su carrera. Un cruce tan grotesco como elocuente entre cine religioso y de terror que elevó a los altares la noción de sufrimiento y dolor a través de la tortura física en el vía crucis más sanguinario de la historia. Lo tacharon de loco y fundamentalista y Gibson no ayudó mucho al respecto declarando que había hecho la película guiado por la gracia de Dios. Pero lo cierto es que su cine siempre ha estado contaminado de un cierto espíritu indómito y kamikaze, más allá de cualquier norma establecida.

Siguió retándose a sí mismo en la apoteósica 'Apocalypto' (2006), en la que dio un paso más allá a la hora de explorar culturas ancestrales ofreciendo una mirada hiperrealista a la América precolonial, más salvaje y primitiva a través un filme de aventuras y supervivencia repleto de una enorme inventiva visual. 'Hasta el último hombre' no es un proyecto personal, pero Gibson consigue llevárselo a su terreno. El de los mártires que al final, por muy duro que sea el camino, terminan alcanzando el paraíso.