Marcos Valle, héroe de culto del pop brasileño

Si Marcos Valle no es un músico todavía más célebre, quizá sea por su carácter escurridizo, su incapacidad para pertenecer mucho tiempo en el mismo sitio. A la sociedad le gusta catalogar y a Valle no le interesa repetir. Cuando se dio a conocer, a principios de los 60, buscaba la bossa nova perfecta. Dio con ella en 'Samba de verão', una de las canciones más versionadas de la historia de la música popular brasileña. "No sé si podría elegir mi 'cover' favorito", nos explica Valle desde Río de Janeiro, antes de que se produzca su debut en Barcelona. "Pero si tuviera que elegir me quedaría con la de Caetano Veloso Caetano Veloso. Y la que hacía en vivo [el pianista jazz] Oscar PetersonOscar Peterson".

El éxito de 'Samba de verão' le llevó hasta Estados Unidos, donde grabó para el mítico sello Verve 'Samba '68', mezcla de adaptaciones en inglés de sus primeros éxitos y algunos temas nuevos. "Fue un disco muy importante para mí", explica. "Es de lo mejor que he grabado. Ya en los 90, DJs europeos [como el influyente Gilles Peterson] lo redescubrieron y eso propició mi regreso tras una cierta inactividad".

Pero no adelantemos acontecimientos. Antes de ese regreso, hubo otros. Si Valle, como decíamos, no es todavía más conocido, quizá sea también porque ha desarrollado su carrera por intervalos, combinando épocas de enorme creatividad con otras de retraimiento y silencio, en parte por la castrante dictadura militar que empezó a gobernar Brasil hace cuatro décadas.

Los años de plomo le hundieron más que inspiraron, pero fueron acicate para una gran canción protesta: 'Viola enluarada'. "Poco antes de volver desde Estados Unidos a Brasil a finales de los 60, compuse una melodía muy brasileña porque tenía nostalgia de mi país y sabía por lo que estaba pasando con la dictadura. Se la llevé a mi hermano, Paulo Sérgio Valle, quien escribió la letra. Poco después, conocí a Milton Nascimento y cantamos el tema juntos", cuenta Valle sobre un tema convertido en himno de la Guerrilla del Araguaia.

Colaborador nato

Enemigo del solipsismo, Valle es un creador que se crece en el trabajo conjunto, que necesita el intercambio de energía con otros grandes músicos. Pero no le sugieras que se pasó al jazz-rock por la influencia de Nascimento y su banda Som Imaginário. "La influencia del rock, el jazz o la música negra empieza muy pronto. Todo eso estaba en mi cabeza. Yo me eduqué en la clásica y empecé grabando bossa, pero escuchaba toda clase de músicas".

Discos como 'Marcos Valle', 'Vento Sul' y 'Previsão do tempo', grabados con, respectivamente, Som Imaginário, los progresivos O Terço y los músicos que luego serían Azymuth, tuvieron menos éxito que sus discos bossa y durante mucho tiempo estuvieron descatalogados; las reediciones del sello Light In The Attic a principios de esta década ayudaron a su actual estatus de clásicos de culto.

A finales de los 70, Valle huyó otra vez de la dictadura ("me estaba volviendo demasiado introspectivo"). Instalado en Los Angeles, colaboró con Sarah Vaughan, Chicago o el titán R&B Leon Ware. "Las canciones con Ware me encantan", dice con orgullo. "Yo adoraba la música negra y trabajar con un colaborador de Marvin Gaye [por ejemplo, Ware produjo el clásico 'I want you' de 1976] me llenaba de orgullo. Enseguida nos hicimos amigos". De su fructífera unión emerge con luz particular 'Estrelar', toda una vibrante bomba boogie-funk.

Recuperado en los 90

"Que la gente joven estuviera bailando mi música en los clubs me resultaba sorprendente. Me hacía feliz", dice el músico sobre su recuperación a mediados de los 90 gracias a DJs no solo europeos, sino también japoneses. Acabó fichando por el sello británico-brasileño Far Out y publicando nuevos álbumes, como el recién reeditado 'Nova bossa nova' de 1998 o el excelente 'Estática' del 2010, con algún guiño sorprendente al techno de Detroit.

A sus casi 75 años, Valle parece más activo que nunca. Tiene nuevo disco en camino ("muy pop", señala) y comparte con sus antiguos ahijados Azymuth una gira europea que mañana, día 4, pasa por la sala Apolo.