LA POLÉMICA DEL museo DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE BARCELONA

El Macba rectifica y exhibe la obra del Rey

El director pone el cargo a disposición del Consorcio

El Macba rectifica y exhibe la obra del Rey_MEDIA_1

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NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Paul B. Preciado y Valentín Roma han ganado el pulso a Bartomeu Marí. El sábado, con dos días de retraso, abrirá finalmente la ya famosa exposición de La bestia y el soberano. Y lo hará con la pieza de la discordia: la escultura Not dressed for conquering, de Ines Doujak, la misma que muestra a la activista boliviana Domitila Barrios de Chúngara sodomizando al rey Juan Carlos. «Ante la práctica unanimidad de voces de asociaciones profesionales y sectoriales, entidades e individuos exigiendo la apertura de la exposición La bestia y el soberano, he decidido que esta sea accesible al público a partir de mañana [hoy para el lector]», así, y en una carta abierta, justificaba ayer su cambio de opinión Bartomeu Marí.

El aún director del Macba pone, además, su cargo a disposición del Consorcio del museo -formado por el ayuntamiento, la Generalitat, el Ministerio de Cultura y la Fundació Macba-, cuya Comisión Delegada se reunirá el lunes para examinar la situación, reflexionar sobre el tema y tomar las decisiones pertinentes, si corresponde. A la reunión acudirán también Marí y el gerente del museo, Joan Abellà. Está por ver si la desagradable polémica se salda con alguna destitución o dimisión, o queda en nada. Una opción, esta última, posible pero extraña si se tiene en cuenta el daño causado a la imagen del museo y que el director se ha enfrentado a sus colaboradores más cercanos (Valentín Roma y Paul B. Preciado). Además, ayer la autora de la obra, Ines Doujak, desmintió a Marí acerca del desconocimiento que este alegaba tener sobre la inclusión de la pieza en la muestra. Doujak públicó los documentos del préstamo firmados por el director el 25 de febrero.

Marí, que en la carta también pide «disculpas», explica que jamás creyó que su decisión fuera un «gesto de censura», sino que lo percibió como un «desacuerdo con la presencia de una obra concreta y los efectos de sus posibles lecturas». Y reconoce que las consecuencias de su resolución «han sido las contrarias a las deseadas». Lo cierto es que la publicidad dada por la censura ha dado a la exposición más publicidad y expectativas que ninguna otra muestra del museo.

La jornada de ayer acabó con la decisión de abrir la exposición, pero el día fue largo. Las llamadas se sucedieron desde primera hora en los despachos del Macba para intentar reconducir la situación, mientras que en las oficinas los trabajadores afrontaron un día de asambleas maratonianas para consensuar una posición. La hubo y fue contundente. La plantilla emitió un comunicado en el que acusaba a todos los responsables de la muestra -«el equipo de investigación formado por el director, el gerente, el conservador jefe y el jefe de Programas Públicos»- de haber llegado a una situación: «profundamente lamentable, indigna de un museo público». Y afirmaba que lo ocurrido es «el síntoma de una situación que el Macba arrastra desde hace seis años y que ha dejado a la institución en una posición de fragilidad e incertidumbre». O lo que es lo mismo, según los trabajadores, las cosas no van bien desde que Marí accedió al cargo, en el 2008. Y por ello piden que «se revise el modelo de dirección».