El Macba se censura con el Rey

La fachada del museo aún con el anuncio de la exposición, ayer.

La fachada del museo aún con el anuncio de la exposición, ayer.

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Censura para unos y responsabilidad para otros. Así defendían sus posiciones el miércoles las dos partes enfrentadas por la decisión del Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) de suspender la exposición La bestia y el soberanoPara Bartomeu Marí, director del centro, «no se trata en absoluto de censura» sino más bien de «responsabilidad» y de «discrepancia con el equipo curatorial»; mientras que para Hans D. Christ, uno de los comisarios de la exposición y director del Württembergischer Kunstverein de Stuttgart (Alemania), la institución que produce la muestra junto con el Macba, «sí es un caso de censura», apreciación que comparten «todos los comisarios y todos los artistas», afirma. Censura o responsabilidad, el caso es que La bestia y el soberano debía inaugurarse ayer por la tarde y presentarse a la prensa por la mañana -la primera convocatoria, luego pospuesta, era para el martes- y ambos actos se cancelaron por decisión exclusiva de Marí provocando, a su juicio, una situación «triste, inaudita y lamentable».

El motivo de la polémica es la escultura de papel maché Not Dressed for Conquering, de la artista austriaca Ines Doujak, Not Dressed for Conquering, que muestra a un pastor alemán sodomizando a la líder obrera y feminista boliviana Domitila Barrios de Chúngara y esta, a su vez, hace lo propio con el rey Juan Carlos, que aparece a cuatro patas escupiendo un ramo de aciano sobre una alfombra de cascos nazis. La pieza forma parte del trabajo Loomshuttles / Warpaths, un proyecto de investigación iniciado por la creadora en el 2010 que «indaga en las complejas y asimétricas relaciones entre Europa y América Latina», explica en su web. Y «es una representación visceral de las formas de explotación» que «juega con las formas de poder y las subvierte», según relató a la Folha de Sao Paulo cuando la obra se mostró, sin protestas ni incidentes, en la bienal de dicha ciudad el año pasado.

Marí no quiso entrar a valorar la obra ni su significado: «Describirla sería como exponerla», ni explicar lo «inapropiado» del mensaje. A todo lo que llegó es a hacer un símil periodístico: «Está en contradicción con lo que podríamos llamar línea editorial del museo». Y defendió su decisión de suspender la muestra por la incapacidad de llegar a un acuerdo con los comisarios (Hans D. Christ, Iris Dressler, Paul B. Preciado y Valentín Roma), que se negaron a retirar la obra. «Las exposiciones son fruto de pactos entre artistas, comisarios e instituciones, y en este caso no hemos podido llegar a un acuerdo», aputaba el director. El hecho de que la escultura pueda ser ofensiva con el rey obligaba a preguntar sobre posibles presiones que Marí negó rotundamente: «Trabajamos con total libertad».

En estado de 'shock'

En defensa de la obra de Doujak salieron los comisarios con un comunicado conjunto en el que afirmaban que la escultura «se inscribe en una larga tradición artística de la caricatura, las esculturas carnavalescas y la parodia iconoclasta y que, por tanto, no constituye una ofensa personal a un individuo» y su retirada, continuaban, «no solo habría comprometido la integridad conceptual de la exposición, sino que también amenaza nuestra comprensión del arte, de la libertad de expresión, así como del rol del museo en la sociedad contemporánea. En estas circunstancias la cancelación de la exhibición es un acto de censura».

Y en apoyo de los comisarios se manifestó ayer por la tarde el sector artístico frente al museo, en una protesta que reunió a un centenar de personas, entre ellas a dos de los artistas de la exposición: Efrén Álvarez y Julia Montilla, que afirmaron estar en estado de «shock» y defendieron la suspensión de la muestra: «Habría sido más dramático retirar la pieza que suspender la exposición».

Así las cosas, el Macba procederá el jueves al desmontaje de las salas para llenarlas con su colección. No está claro que pasará con el dinero invertido en la muestra, que contaba con una subvención de 90.000 euros del Kulturstiftung des Bundes y que posiblemente el Macba deberá reembolsar. De ser así, la no-exposición habrá costado al museo 120.000 euros (la subvención más los gastos).