Lucie Borleteau: "Puedes ser feminista y no estar enfadada con los hombres"

La directora francesa Lucie Borleteau ha entusiasmado a la crítica de su país con 'La odisea de Alice', una notable primera película sobre la vida laboral y sexual de una mujer libre, Alice, encarnada por Ariane Labed (premio a la mejor actriz en el festival de Locarno). Esta semana ha llegado a los cines españoles.

¿Cómo pasó de productora a directora?

La productora en la que trabajé ocho años fue mi escuela de cine. Traté de meterme en La Fémis [escuela nacional de cine], pero no lo conseguí. Entré en Why Not Productions, primero sin cobrar, y para mí fue como un sueño; todos mis directores favoritos estaban ahí: Arnaud Desplechin, Xavier Beauvois, Jacques Audiard… Pude aprender mucho. Pero nunca quise trabajar de productora. Cuando terminé el guion de 'La odisea de Alice', presenté mi dimisión.

Alice es una heroína que, en cualquier otra película, sería héroe: trabaja de mecánica en un barco, alterna entre amantes… ¿Era consciente de esta inversión de roles?

Era consciente, pero no me movían intenciones teóricas. Todo el personaje viene de una persona real: mi mejor amiga, que es mecánica en un barco. Para mí todo se basó en el amor por esa persona y el deseo de rendirle homenaje.

¿Y tenía intenciones feministas?

En Francia, desde hace diez años, el feminismo es una mala palabra. Enseguida te tachan de "zorra enfadada". Pero creo que se puede ser feminista y no estar enfadada con los hombres. Para mí es interesante mostrar a esta mujer que puede hacer un trabajo masculino sin ser muy dura.

La película tiene algo de documental sobre ese trabajo.

Vi trabajar en el barco a la verdadera Alice y me fascinó. Y siempre es inspirador ver trabajar a alguien que es bueno en su trabajo. Para saber más del entorno, entrevisté a mi amiga, y también a sus compañeros. ¡Y la primera versión del guion la escribí a bordo de un buque de mercancías!

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El sexo está filmado de forma natural y positiva.

Para mí es muy sincero. Cuando ella se masturba no es como si estuvieras viendo una película porno… Es algo normal. Cuando estoy sola, yo también lo hago, y quiero enseñároslo porque no creo que sea malo. Podría ser un hombre quien se masturbara, pero eso no sabría recrearlo porque no tengo pene y no sé cómo se usa (risas).

Como retrato de una mujer y, en parte, su vida sexual, puede recordar a 'La vida de Adele'...

Eso es un cumplido. Las dos son un retrato de una mujer. Para mí lo más increíble de 'La vida de Adele' es Adele. Esa joven actriz [Adèle Exarchopoulos] y la forma que tiene el director de filmarla son algo increíble. En mi caso, el encuentro con Ariane Labed [protagonista de 'La odisea de Alice'] también fue apasionante; ella me dio más todavía de lo que esperaba.

Labed habita completamente el personaje de Alice. Es una actriz fascinante. ¿Cómo la eligió?

Mientras escribía, solo pensaba en mi amiga. Pero después me acordé de ella en 'Attenberg' y pensé que sería idónea, porque es fascinante y porque no es una estrella, como tampoco lo era Adèle. Cuando el público ve en pantalla a alguien nuevo es más fácil que se crea a su personaje.