MEMORIAS

Sombras sobre Hollywood

El escritor Michael Frank retrata su disfuncional entorno familiar y, en especial, la figura de su glamurosa y manipuladora tía, guionista de 'Norma Rae'

El escritor Michael Frank, en su visita a Barcelona.

El escritor Michael Frank, en su visita a Barcelona. / periodico

Elena Hevia / Barcelona

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Michael Frank es un celebrado crítico literario norteamericano y escritor de viajes, y nadie mejor que él para apreciar las sutilezas del principio de 'Anna Karenina'. Aquello de que, en paráfrasis, las familias infelices son las mejores para que su historia acabe en un libro. Frank nació en una familia levemente disfuncional pero no por las razones que todos tenemos en mente, sino porque en ella ocupó el lugar de poderosa abeja reina Harriet Frank Jr., su tía, una mujer exquisita pero manipuladora. Glamurosa guionista de Hollywood, mujer sin hijos, fascinó al pequeño Frank cuando era niño, atendiendo a sus deseos, dirigiendo su educación y lecturas e intentando apartarle de sus verdaderos padres y hermanos.

Lo cuenta el escritor en sus memorias 'Los fabulosos Frank' (Alianza de novelas), que sigue su propia formación y el proceso que va desde la fascinación del principio hasta el rechazo final, retratando de paso a un monstruo de egoísmo que merecería haber sido interpretado por Bette Davis en su etapa más perversa.

Aupada por su madre

La familia Frank, judíos procedentes de Europa, de por sí era bastante excéntrica. Harriet, a quien todo el mundo llamaba Hank, estaba casada con otro de los importantes guionistas del Hollywood de los años 60 y 70, Irving Ravetch. Juntos escribieron grandes éxitos taquilla como 'Con él llegó el escándalo', 'Hud', 'El ruido y la furia' y 'Norma Rae'. Pero no es de esto de lo que quiere hablar su sobrino. Ni del valor profesional de su tía, una de las pocas mujeres fuertes dentro de una industria manejada por hombres.

"El libro explica de cómo mi tía empezó como un personaje mágico, atractivo y poderoso para acabar oscureciéndose al final"

Michael Frank

Harriet, que llegó a Hollywood aupada por su madre, quien también escribió guiones para el poderoso Louis B. Mayer, vivía en una casa estilo regencia, atiborrada de antigüedades bajo el lema de "más es más", y apabullaba de cariño a su sobrino, al que iba a recoger en Buick y le decía cosas de este estilo: "No quieres ser normal, ¿verdad cariño? Encajar es como la muerte en vida".  "El libro -explica el autor- sigue mi mirada. De cómo ella empezó como un personaje mágico, atractivo y poderoso y al final de su vida fue oscureciéndose. No es que pasara de blanco a negro, hay muchos más matices por en medio".

Eso es lo que hace que el personaje, pese a (o precisamente por) su prodigiosa capacidad para la manipulación, acabe siendo también fascinante para el lector. "Mis amigas me suelen decir que se sienten muy celosas de mi infancia, porque ellas no tuvieron a nadie enseñándoles, empujándoles o dándoles mil oportunidades culturales. Yo creo que tanto mi tía como mi tío esperaban que me convirtiese en escritor, y la presión fue muy dura, pero no estoy muy seguro de que esperasen este libro". Una de las cosas que más satisfacen a Frank es que su historia, marcada por estas personas "peculiares, dramáticas y poco habituales", está mostrada con comprensión y curiosidad y, siguiendo un sentimiento ambivalente, también unas dosis de rencor. "Aunque estoy convencido de que del rencor no sale nada bueno".

Como en una película

Hank y su marido vivían como si estuvieran en el interior de una película. "Hablaban como se hablan en la ficciones, sin defectos ni fisuras. Creaban su propia realidad y decoraban su casa como un plató de cine; incluso cuando ponían la mesa, era una puesta en escena, una ficción". Fallecido su marido, la vida de Hank acabó pareciendo una versión puesta al día de 'El crepúsculo de los dioses', donde ficción y realidad se dan la mano en un entorno de lujosa decadencia y un cierto desequilibrio psicológico, un diagnóstico en el que Frank no quiere entrar. Prefiere quedarse con el reflejo de la fuerte personalidad de su tía en algunas de las películas que escribió. "Transformó el papel del ama de llaves de 'Hud' para convertirla en una mujer dura y sexi con el aspecto de Patricia Neal. Ahí se pueden detectar algunas ideas que tenía sobre sí misma. Aunque tanto ella como mi tío era guionistas comerciales, nada introspectivos".

El libro está dedicado a los padres de Michael Frank, octogenarios, y  "por supuesto",  a su tía, que a los 94 años sigue acumulando antigüedades en su mansión. El escritor se niega a contar la reacción que Hank ha podido tener ante el libro "como una forma de protegerla".  Acaba de vender los derechos para realizar una miniserie de televisión y se reserva la historia de la recepción del libro para otro volumen que titulará 'No tan fabulosos'