Liu Cixin: 'La ciencia ficción es universal'

Liu Cixin

Liu Cixin / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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El año pasado Liu Cixin ganó el premio Hugo, uno de los principales galardones de la ciencia ficción, con la traducción al inglés de 'El problema de los tres cuerpos', el inicio de una trilogía publicado originalmente en el año 2007. Que por primera vez un autor chino obtuviese el premio ha suscitado un interés en occidente por la ciencia ficción china. Y un interés similar en su país: Liu ha recalado en Barcelona durante una gira europea durante la cual le sigue un equipo de la TV china. Pero tendencia aparte, 'El problema de los tres cuerpos' (publicada en España por Nova, que ha invertido el nombre y el apellido del autor, a la manera occidental) ha atraído a lectores de todo el mundo con un planteamiento original y complejo. Una científica represaliada durante la revolución cultural entra en contacto con una civilización extraterrestre, con resultados alarmantes para la raza humana. Anunciar al universo que estamos aquí, en nuestra acogedora esfera azul, entraña el riesgo de una posible visita de estos alienígenas dentro de 400 años. Las tramas se entrecruzan de tal manera que el lector deberá decidir si se trata de una alucinación onírica, un juego de realidad virtual o un relato de la extrañísima civilización que intenta sobrevivir en un cercano sistema solar con tres astros de órbitas caóticas.

El clásico problema de los tres cuerpos es el que ha provocado el origen de la trama. “Todo empezó con mi fascinación por esa formulación física, que es tan difícil prever matemáticamente. Lo que me chocó es que si solo con tres cuerpos y sus leyes gravitatorias ya no se puede predecir sus movimientos, cómo puede la ciencia entender el universo. También me intrigaba la idea de deducir cómo serían los habitantes de un planeta en ese sistema... a partir de ese momento, le eché mano a la imaginación”, explica Liu.

EL GÉNERO MÁS UNIVERSAL

En cuanto a la especificidades de la ciencia ficción china, Liu Cixin se muestra más bien escéptico: "Hay más en común entre la ciencia ficción china y la del resto del mundo que diferencias. Este es el género más universal, porque concibe la raza humana como una entidad única". Aunque haya diferencias culturales, claro. "En países extranjeros, detrás de la ciencia ficción siempre está la impronta de la cultura religiosa. Por ejemplo, la clonación. En Occidente, si se clonasen personas sería una acción antirreligiosa, porque la creación está reservada a Dios. En China, en cambio, se consideraría un progreso científico", sostiene el escritor. "Otro asunto fundamental –añade- es el del apocalipsis, un tema muy recurrente en Occidente, cuando ese concepto prácticamente no existe en Oriente. Pero esa diferencia cada vez es menor por las influencias que se reciben allí de los autores clásicos de la ciencia ficción occidental. En esta novela por ejemplo, sí aparece ese elemento apocalíptico".

Y es que el horizonte del desastre ecológico está presente en el libro (con referencias a un clásico como 'La primavera silenciosa') pero también una visión negativa de determinados planteamientos verdes más tecnófobos, contrarios al crecimiento, retratados como perversamente fundamentalistas, que quizá se entiendan mejor en un contexto como el chino (y también si tenemos en cuenta la profesión de Liu, ingeniero en una planta energética). "El medio ambiente debe ser protegido mediante el progreso tecnológico, sin que esto suponga regresar a la edad de piedra. Apoyo evidentemente el movimiento ecologista, pero creo que contar solamente con medidas de protección medioambientales no es suficiente para garantizar la supervivencia de la raza humana a largo plazo. El hombre necesitará salir al espacio para disponer de recursos o para establecer la civilización en otras partes".

IMAGINACIÓN Y LEYES NATURALES

'El problema de los tres cuerpos' ha sido etiquetado como 'hard sci fi', ciencia ficción con fuerte base científica. Pero, a diferencia de Neal Stephenson, por ejemplo, Liu no se queda solo en evoluciones plausibles de tecnologías y conocimientos científicos actuales, sino que se deja llevar por la fantasía, con protones desplegados en una cuarta dimensión, convertidos en mecanismos inteligentes. "La imaginación es el alma de la ciencia ficción. Las novelas de ciencia ficción son surrealistas pero no antinaturales, siempre deben estar basadas en las leyes naturales", postula.

La imagen del universo como una selva oscura, en la que tendemos a disparar en cuanto oímos un ruido extraño, estará presente en el próximo libro de la trilogía. "No quiero ser un profeta –precisa Liu-. Pero como responsabilidad hacia nuestra propia civilización debemos ser conservadores. El ejemplo es el de los propios humanos: cuando dos civilizaciones se encuentran, la más débil tiene todas las de perder, como sucedió cuando España conquistó América".