Viajes a tres periferias

Tres libros viajan a las zonas ocultas en el mapa urbano, cultural y humano de Catalunya

Fachada de un edificio del barrio de la Mina, en Sant Adrià de Besòs.

Fachada de un edificio del barrio de la Mina, en Sant Adrià de Besòs.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Bru Rovira desde la biografía de un grupo de tipos descarriados, charlando en la mesa de un centro social de Ciutat Vella, Javier Pérez Andújar desde el recuerdo y la reivindicación de los referentes de la cultura popular que lo han formado, Marc Andreu desde la crónica periodística de polígono en polígono, con menos pluma pero más datos: tres libros publicados recientemente se acercan a las periferias urbanas, culturales y humanas de Catalunya  

BRU ROVIRA ('SOLO PIDO UN POCO DE BELLEZA')

Los vecinos invisibles del Barri Gòtic

A Bru Rovira le llamaron un día desde el centro de servicios sociales del Gòtic: teniendo en cuenta su experiencia como reportero en África, quizá le interesaría conocer a un italiano, Vittorio, que había acabado por encallar en Barcelona, con una mano delante y otra detrás. Lo hizo, y acabó por convertirse en un contertulio habitual del grupo de personajes -el mercenario con miles de historias, ciertas o falsas, un exrecluso, un marroquí al que apuñala su amante, prostituta, y acaba saliendo en los papeles como supuesto agresor, un exlegionario desorientado que acaba revelándose como un maltratador, una anciana familiar de Manuel Fraga pero al borde del desahucio…- que se reunían cada viernes para compartir historias y abstinencias.

Cuando prácticamente todos ellos han muerto, Rovira publica sus aventuras y desventuras en ‘Solo pido un poco de belleza’ (Ediciones B). Esto era lo que pedía uno de estos usuarios de comedores sociales que preferiría pasar necesidades pero en el campo, con algo de verde alrededor. Historias de mala vida, de unas gentes tan invisibles que se les regatea la categoría de 'vecinos’ (en este caso de los entornos del barrio de la Mercè- para entrar en la categoría de lo marginal, de la población flotante, de los sin techo, carne de un inminente entierro de beneficiencia.

Tanto que los problemas de ‘mobbing’ inmobiliario no los sufren directamente ellos, sino las precarias pensiones o los ancianos que les realquilan una habitación, “gente pobre de Ciutat Vella que no son marginales, sino mujeres mayores con pensiones bajísimas”. “La vida de Vittorio es la más literaria -dice Rovira-. Pero he querido hacer literatura periodística, todos los personajes son los que son”, añade. Otra cosa es que sus realatos de tráfico de diamantes en Suráfrica o crímenes de guerra en el África central fuesen ciertos al 100% o, como bromeaba, al 60%. 

JAVIER PÉREZ ANDÚJAR ('DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA VIEJA ESCUELA')

La cultura a la que llaman nostalgia

No se encuentra cómodo Javier Pérez Andújar viendo su último libro, ‘Diccionario enciclopédico de la vieja escuela’ (Tusquets), en una compilación de textos sobre periferias y extrarradios. “No he renunciado a la parte del barrio, sería hipócrita, pero en este libro he escrito de todo lo que creo, de todas las maneras en las que creo que hay que escribir; es mi poética”, dice Pérez Andújar del volumen en el que ha ordenado, por orden alfabético, sus textos publicados en diarios, blogs y fanzines sobre cómic, música, películas, libros y lugares. “Me interesan en realidad no como símbolo sino como metáfora, que es como aplicamos los símbolos a la literatura; y aquí me interesa más la escritura que lo escrito”, dice el periodista y escritor de Sant Adrià.

Así que en su caso esta vez no escribe de barrios olvidados (bueno, un poco: aparecen La Catalana, las tres chimeneas...) sino de la cultura que lo nutrió y que no es menos de barrio ni considerada menos subalterna vista desde determinadas alturas. “Si cuando una persona que se ha criado en una cosa donde se leía a Flaubert y le llevaban a ver una película de la ‘nouvelle vague’ eso se entiende como lecturas de formación, cultura, pero cuando escribo yo y digo que mi formación son Bruguera y programas de la tele, me molesta que lo cataloguen como historias nostálgicas del extrarradio, no como cultura. Lo dejan fuera de su discurso, pero la intención de mi libro es situarlo en mi centro cultural, reafirmarme en lo mío; es algo puramente individual. Si lo de este señor es cultura, lo mío también, aunque por supuesto sea consciente de que no son lo mismo las obras completas de Proust que las de Peñarroya”.

Esta vez Pérez Andújar no escribe sobre el río Besòs, pero sí sobre La Banda Trapera del Río. ”Para mí es una experiencia muy de formación: a los 14 años te das cuenta de lo que te gusta y es lo que más te marca para juzgar a partir de allí, para poder construir una ética del rock’n’roll, para entenderlo como un arma, una manera de tocar los huevos, y decir que estos grupos que van al Primavera son tan ‘nyicris’”. 

 Tres temáticas están extensamente satisfechas por el hecho de que protagonizaron respectivamente los tres años que duró el blog Lady Filstrup: Bruguera, el cine español y la música ligera española de los años 70. Y aparte de lo ya publicado, Pérez Andújar ha incorporado textos inéditos, más que para llegar a las 476 páginas, para conseguir que todas las letras del alfabeto estuviesen adecuadamente cubiertas.

MARC ANDREU ('LES CIUTATS INVISIBLES. VIATGE A LA CATALUNYA METROPOLITANA')

Aquellos bloques que ves desde la autopista

Explica Marc Andreu que un día la ‘consellera’ Núria de Gispert confesó en Ciutat Badia que ese era el primer día que pisaba ese municipio, que hasta ese momento solo eran unos bloques que había visto, eso sí, mil veces, desde la autopista. Esta es la actitud, no solo de políticos y medios sino de la mayor parte de los catalanes, respecto a los lugares a los que dedicó una serie de reportajes para la revista ‘L’Avenç’, que ahora los publica, con prólogo de Jordi Évole, en forma de libro: ‘Les ciutats invisibles. Viatge a la Catalunya metropolitana’.

ntre los barrios visitados están los que cualquiera puede citar de oídas, como La Mina o Sant Cosme, o los barrios invisibles entre los invisibles. Entre estos, el periodista destaca “los barrios de Ponent de Tarragona, Ciutat Badia y la Conca d'Òdena, con Santa Margarida de Montbui, un lugar muy metropolitano pero como está al otro lado de los Brucs lo consideramos ‘territori’”.

Ese concepto, el ‘territori’, es el “eufemismo” tras el que ahora se oculta ese postergamiento de la Catalunya urbana heredada del pujolismo, “una división del país que lleva ya muchas décadas, que invisibiliza la Catalunya que hizo posible los cambios en los años 70, con el movimiento sindical y de los barrios”. Una parte del país que ya ha desconectado (pero del discurso público) y con la que, según el autor, el independentismo solo ha tratado de conectar “con operaciones de márketing” como la de Gabriel Rufián. Para comprobarlo, en cada etapa cuenta 'estelades' en los balcones. Hay pocas, pero también pocas banderas españolas, y mucha ropa tendida en cambio.

La desconexión, eso sí, también se ha producido con la izquierda oficial que a lo largo de las décadas de trabajo de los ayuntamientos democráticos “que les daba servicios pero no empoderaba a esa gente, que ahora ve que puede volver a ser protagonista”, en un momento en que las innegables mejoras del espacio público no pueden ocultar las desigualdades ocultas tras los balcones que dan a las ramblas llenas de bancos para los jubilados que aguantan con sus pensiones el entramado social.