El viaje más largo de Manu

Manu Leguineche, en el centro, en la expedición Trans World Record.

Manu Leguineche, en el centro, en la expedición Trans World Record. / periodico

XAVIER MORET

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Estamos ante un libro imprescindible, tanto como modelo de periodismo bien hecho como de literatura de viajes. Ediciones B acaba de reeditarlo y sobran los motivos para celebrarlo, ya que 'El camino más corto', de Manu Leguineche (1941-2014), publicado por primera vez en 1978, es un libro que, tal como dice Enric González, “debería ser de lectura obligatoria para todos los estudiantes de Periodismo”.

'El camino más corto' relata, a lo largo de más de 600 páginas, una vuelta al mundo en 4x4 que duró más de dos años. Participaron en ella tres periodistas norteamericanos, un fotógrafo suizo y un joven Manu Leguineche que tenía entonces solo 23 años. El objetivo de la expedición, bautizada como Trans World Record, era batir la marca de 33.790 kilómetros que había establecido en su vuelta al mundo el británico Peter Townsend. Lo consiguieron, batiendo el récord en casi 5.000 kilómetros, pero leyendo el libro tienes la impresión de que la marca, en el fondo, era lo de menos. Lo importante fueron las muchas aventuras que vivieron en aquel largo camino que, partiendo de España, les llevó por tierras de África, Asia, Australia y América.

El libro se abre con una cita del filósofo Hermann Keyserling: “El camino más corto para encontrarse a sí mismo da la vuela al mundo”. A partir de aquí, empieza una glorificación del viaje que, según Leguineche, “se ha convertido para muchos en búsqueda desesperada de paraísos perdidos que ya no existen, en una prueba de uno mismo, en una huida”.

Andaba Leguineche estudiando en la Universidad en 1965, manifestándose por las calles de Madrid contra el franquismo, cuando le llegó la oportunidad de participar en la expedición. No sabía conducir ni tenía conocimientos de mecánica, ni de cocina ni de medicina, pero, como escribe él mismo, “sabía jugar al mus y al fútbol, cantar canciones en euskera, escribir reportajes y otras cosas igualmente inútiles y nada prácticas para dar una vuelta alrededor del mundo”.

RECLUTADO GRACIAS AL VINO

El jefe de la expedición, Harold Steven, no lo veía claro, pero cuando Manu se arrancó a cantar, después de ingerir varias botellas de vino en una taberna de Madrid, logró convencerle de que podía ser un buen fichaje.

“Aquella noche de porrones y tortilla”, escribe Leguineche, “estaba lejos de saber que en el espacio de más de dos años de viaje por el mundo vendería píldoras con los mercaderes chinos en Tailandia, un mono se comería mi pasaporte en Bangkok, anunciaría el comienzo del fin de la monarquía en Libia, cazaría (es un decir) un tigre en Bengala, gacela en el Sáhara y el canguro en Australia…”.

El largo viaje empezó cruzando el estrecho hacia Marruecos y viajando después por tierra hacia Argelia, Túnez, Libia, Egipto y muchos otros países. El problema era que en aquellos momentos había guerra en 35 países, 29 de los cuales estaban en su ruta. Hubo accidentes, retrasos, averías, frenazos burocráticos, discusiones y mucha aventura.

Cuando estaba en Australia, Leguineche recibió la propuesta de escribir crónicas sobre la Guerra de Vietnam, y hacia allí se fue. Había nacido un formidable reportero. Doce años después, llevado por la nostalgia, Leguineche escribió 'El camino más corto', un clásico de la literatura de viajes que ha marcado a varias generaciones de españoles.