El sexo ilustrado

Un libro de sexo. No engañan sus 10 autores en el escueto aviso para navegantes de la contraportada de 'Cuando el negro se hace rosa' (Lunwerg). El lector-espectador (no apto para menores) encontrará en él coitos, orgías, amor lésbico, masturbación,  caricias y besos, fantasías sexuales..., pero no es un Kamasutra al uso, es un decálogo de escenas eróticas y sensuales, cada una obra de un miembro de la nueva generación de ilustradores. Ellos son Amaia Arrazola, Paula Bonet, Maria Herreros, Lyona, Maria Diamantes, Sergio Mora, David de las Heras, Chamo San, Conrad Roset y Ricardo Cavolo.

Colegas y amigos, la idea nació y cristalizó en una cena la pasada Navidad. Acabada la noche ya tenían claro, además del tema (el sexo, claro), el título, los colores en bitono a juego en negro y rosa, el formato (un libro objeto de páginas que se abren en acordeón guardado en un elegante estuche negro, con una ilustración por página, en cuyo reverso cada artista escribiría o reproduciría un texto) y la total libertad. A la mañana siguiente le enviaron la propuesta a la editorial, que no lo dudó un segundo. El resultado, a punto para Sant Jordi.

“

El negro y el rosa, además de una forma de dar coherencia al libro, eran los colores de las zonas erógenas del ser humano, de los pezones y los labios”, apunta Lyona (nombre artístico de Marta Puig), que ha ilustrado libros como ‘Yo mataré monstruos por ti’, con Santi Balmes, o ‘La vida es corta y luego te mueres’, con Enric Pardo. Ella se atreve con una orgía doméstica y con un breve relato erótico sobre la escena. “Yo estoy acostumbrada a hacer ilustración infantil y en un tono más naif, así que aquí pensé, ¿por qué no llevar-lo al límite? ¿qué fantasía tienes? Y una orgía me permitía mostrar muchas posturas entrelazadas como una serpiente y ponerlas en un salón, un espacio cotidiano en el que encima hay gatos observándolo”.

“En mis trabajos hay muchos desnudos y mi ilustración ya es erótica y sensual, así que opté por seguir en esa línea, con una pareja haciendo el amor, pero subiendo algo más el tono”, cuenta Conrad Roset, acostumbrado a desnudar la belleza de la figura femenina en sus reconocibles ‘Muses’. En su reverso, poco texto, solo escribe: ‘Los amantes’ sobre un fondo de cuerpos. “Me explico mejor con imágenes”, aclara.

“Yo quise hacer un Adán y una Eva, con una serpiente y tigres, en la selva... la historia de la Creación pero de verdad, pues no son creados de cero, ella tiene tatuajes geométricos, él tiene tatuados tigres, ambos han tenido vida antes de estar juntos y no están juntos solo para procrear, es sexo”, detalla Ricardo Cavolo (‘Vida indie’, ‘El desorganismo de Daniel Johnston’). Como el dibujo le recordó el cuadro ‘Selva virgen al atardecer’ (1910), de Henri Rousseau, escribió un breve texto sobre él.

Maria Herreros, que acaba de publicar ‘Marilyn tenía once dedos en los pies’, donde ilustra sus chismes favoritos de las estrellas de Hollywood, ha optado por una explícita estampa erótica japonesa. El texto que ha elegido para la otra cara de la ilustración es, sin embargo, un fragmento, no menos explícito y desinhibido, de una carta real de James Joyce a su mujer, Nora Barnacle.  

Mientras la ilustración de Maria Diamantes evoca la masturbación femenina y la de Paula Bonet una escena lésbica, Amaia Arrazola muestra los sueños y fantasías eróticas de dos personas que se pasan las noches pensando el uno en el otro. Todo un recorrido visual para seguir superando tabús. Porque "aún los hay -apunta Cavolo-. Todavía no se trata el sexo con la naturalidad con la que se debería". 

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