tú y yo somos tres

Leo tu futuro si me enseñas las tetas

ferran Monegal

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En La isla de los mosquitos (Supervivientes, T-5)Supervivientes están consiguiendo combinar el surrealismo con la patafísica y con el más despendolado y garbancero concepto del show. Y esta martingala les está dando unos resultados estupendos. Ahora mismo, en la llamada zona salvaje de Bahía Cochinos, dos fenómenos asalvajados de la naturaleza, Saray y Raquel Mosquera, se han asociado y siembran el terror entre el resto de concursantes congéneres. Concitan una tirria tremenda. Las odian. Dan un juego muy bárbaro y vistoso estos enfrentamientos. No obstante, la gran excitación que está impulsando el programa es el caso del llamado maestro Joao, un pintoresco vidente que antes era peluquero, pero que ahora se ha especializado en curar el mal de ojo y sobre todo en lo que llama La videncia extrema. ¡Ah! Joao es un fichaje perfecto. Aparentemente inofensivo, nos ha enseñado que es un experto combinando la anatomía humana con la adivinación. Hace cosas portentosas. Se fija fundamentalmente en el culo y en las tetas. Se sitúa en la zona de retambufa de los concursantes que se prestan y les escudriña la línea divisoria entre las nalgas; o sea, les adivina el futuro analizándoles el ojete. Es un arte parecido al de los proctólogos, pero con fines mucho más trascendentes. Sostiene que llevamos el porvenir dibujado en lo más profundo del trasero. ¡Ah! Lo de Joao tiene mucho mérito. Esta semana ha realizado una variante sugestiva. Les ha dicho a María Jesús Ruiz Romina Malaspina que podía ver sus futuros si le enseñaban las tetas. Concretamente, los pezones. Y las sumergió en el mar, hasta la cintura, y las fue rociando el frontis, delicadamente, con gotitas de agua salada, porque «el agua, con la brisa marina, pone los pezones tiesos y veo el futuro mucho mejor». ¡Ah! Este vidente expeluquero es un poeta. Ellas se dejaron hacer, dócilmente, el sortilegio a frontis descubierto; y aunque Joao no les vaticinó nada concreto, tuvo palabras cariñosas, del tipo: «Teneis unos pechos preciosos, cada pezón está en su sitio», y cosas así, que son muy de agradecer.

Ha gustado tanto el arte de Joao que al día siguiente, en el virtuoso espacio Sálvame limón, había frenesí entre las criaturas allí desparramadas. Se bajaban los pantalones y ofrecían sus traseros para adivinarse entre ellos mismos el futuro que les espera. Acertado posturismo. Lógico.