Ideas

Las estrellas de Farrera

JAUME SUBIRANA

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Apesar de que ustedes seguramente no se habrán enterado, acaba de publicarse Cada oliva és un estel fos, una pequeña antología bilingüe en croata y catalán de Marko Pogacar y Dinko Telecan producto del decimonoveno seminario de traducción poética de Farrera.

Desde 1998, una o dos veces al año un par de poetas extranjeros y un grupo de traductores y poetas catalanes (bueno, que usan la lengua catalana) se reúnen durante cuatro días en el Centre d'Art i Natura de Farrera de Pallars, aislados en este pueblecito del Pirineo a 1.300 metros de altura sin tiendas ni cobertura de móvil (un rincón de mundo donde también se refugia a trabajar el escritor Colm Tóibín). Es un taller de traducción in situ, similar a otras experiencias europeas, por donde han (hemos) pasado decenas de poetas y traductores de poesía locales que así han podido conocer y establecer vínculos con los poetas universales invitados procedentes de más de una veintena de literaturas grandes y pequeñas, de la alemana a la bretona, la húngara o la armenia. El seminario lo organiza la Institució de les Lletres Catalanes y fue una iniciativa de Francesc Parcerisas, entonces director y hoy decano de la ILC (cargo en que acaba de sustituir a Josep M. Castellet).

¿Y por qué les explico todo esto? Pues porque estamos en época de relevo gubernamental, recorte presupuestario y crisis de ideas en la gestión pública de la cultura. Y porque en tiempos así los seminarios de traducción de Farrera me parecen sencillamente ejemplares: la clase de política cultural con sentido que deberíamos velar y promover. Una política de pequeñas acciones relevantes y sostenidas que generan red y suman complicidades. Acciones con sentido a las que la propia modestia libera del péndulo presupuestario, pero que precisamente por eso a veces parecen casi transparentes y corren el riesgo de pasar desapercibidas. Acciones que, lejos del faraonismo (y el farolear) de algún gestor que tiene la manía de acumular presupuesto y lograr fotos en los medios, no tienen por qué costar siempre mucho dinero. Lo que sí piden siempre es conocimiento de causa, paciencia, complicidad con el sector y amor por el tema. Olives plenes d'estel, para entendernos.