GALARDÓN DE CINE

Kyle Cooper, el as de los títulos de crédito

El diseñador de 'Seven' y 'El amanecer de los muertos', entre otras películas, recibe el premio de honor de Locarno

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zentauroepp44551921 lff101 locarno switzerland schweiz suisse 05 08 2018 u180807203544 / EFE / ALEXANDRA WEY

Nando Salvà

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Decir que los títulos de crédito de las películas no le importan a nadie sin duda es exagerar, pero no mucho. No son pocos los espectadores que aprovechan esos interludios de aproximadamente dos minutos, durante los que aparecen en pantalla los nombres de quienes han participado en el proceso de producción, para buscar la postura o echar un último vistazo a Instagram o hacer una previsora visita al lavabo. Al hacerlo dan por hecho que en realidad no se están perdiendo nada. Especialmente cuando hablamos de títulos creados por Kyle Cooper, sin duda se equivocan.

“Unos buenos títulos de crédito pueden avanzar parte del argumento de la película, o sentar sus bases estéticas y atmosféricas, o empezar a implicar emocionalmente al espectador”, explica el diseñador estadounidense, que acaba de recibir en el festival de Locarno un premio en honor a sus 30 años de carrera. “Pero lo que sobre todo deberían hacer es hacer sentir al espectador que el único sitio en el que quiere estar en ese preciso momento es ahí, sentado frente a la pantalla”.

Siguiendo esa máxima, Cooper ha diseñado y/o producido casi 300 títulos de cine y televisión a través de los que ha reivindicado las posibilidades creativas de esa disciplina artística, dotándola en el proceso de un perfil público del que no gozaba desde que el maestro Saul Bass produjo las legendarias aperturas de ‘El hombre del brazo de oro’ (1955) y ‘Vértigo’ (1958). Para darse cuenta de que Bass ha sido una de sus influencias esenciales, por cierto, no hay más que recuperar sus diseños para películas como ‘Atrápame si puedes’ (2002) o ‘Kiss Kiss Bang Bang’ (2005). “¿Cómo no iba a influenciarme? Él fue quien demostró que los títulos de crédito podían ser obras de arte por derecho propio”, reconoce en Locarno.

Ninguno de sus títulos, en todo caso, es tan influyente como el que creó para ‘Seven’ (1995), de David Fincher; a través de ese montaje de perturbadoras imágenes de diarios personales y cuchillas de afeitar y álbumes de recortes, uno realmente se siente dentro de la mente de un asesino en serie. “No sé si volveré a crear nada tan trascendental en toda mi vida”, asume. “Aquella película vio la luz en el momento adecuado, cuando mucha gente empezaba a interesarse por el diseño gráfico y la animación. Y, aun a riesgo de sonar pedante, diré que esos títulos de crédito transformaron la cultura pop”.

Palabras que sangran

Su intención, eso sí, nunca fue crear modas. Lo oscuro y lo macabro le han interesado siempre, desde que siendo un niño se pasaba el día dibujando monstruos y esculpiendo con cera criaturas abisales y aberrantes máscaras. “Por entonces me obsesionaban las manifestaciones físicas del terror”, asegura. “Ahora que soy mayor lo que me atrae es afectar la psique del espectador y hacer que le invada la ansiedad”.

Con ese fin, para los títulos de ‘El amanecer de los muertos’ (2004) Cooper diseñó palabras que literalmente sangraban; creó tipografías inspiradas en jeroglíficos como las que aparecía al principio de ‘La momia’ (1999); y fabricó tipografías que parecían moscas atrapadas en una telaraña para encabezar ‘Spider-Man’ (2001), que ni por asomo es su única incursión en el cine de superhéroes. Para bien o para mal, él es uno de los iconógrafos del Universo Cinematográfico de Marvel, y no solo porque se encargó de diseñar el logo que encabeza todas las producciones del estudio; también, por ejemplo, creó los títulos de las tres entregas de la saga ‘Iron Man’, los de ‘El increíble Hulk’ (2008) y ‘Thor’ (2011) y los de varios de los episodios de ‘X-Men’.

“Incluso trabajando para las películas más ‘mainstream’ me ha guiado el afán de experimentación”, aclara. Justo después, no obstante, lamenta lo difícil que experimentar resulta actualmente. “Los estudios no quieren arriesgar; la competencia es máxima, y lo peor es que muchos de mis rivales son gente a la que yo formé”. Y la televisión, que es el medio al que más atención parece mostrar la industria últimamente, no suele indagar en el potencial expresivo de los títulos de crédito. “En Netflix hasta hay un botón que te permite saltártelos. ¿Cómo se supone que debemos tomarnos eso?”.