CRÓNICA
'Juego de tronos' en el Sant Jordi: un épico evento fan
El compositor Ramin Djawadi dirigió a una orquesta y un coro locales en una noche complementada con golpes de efecto visuales
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
El fenómeno moderno de las series empieza a trasladarse de los salones a las salas de conciertos. No hace tanto tuvimos en Barts al dúo detrás de la música sintética de 'Stranger things', que repetirá, por cierto, en el próximo Primavera Sound. Y la noche del jueves se pudo escuchar la banda sonora de 'Juego de tronos' en el Palau Sant Jordi, un espacio acorde a la grandiosidad y el alcance épico de esta sensación global marca HBO.
Esto no podía celebrarse en, digamos, el Auditori. Y no solo porque demasiados fans de la serie se habrían quedado sin butaca. También porque además de un concierto es un espectáculo en toda regla, con golpes de efecto visuales en sintonía con la exuberancia fantasiosa del Cirque Du Soleil. Hubo bocanadas de fuego en honor a los dragones de Khaleesi. Una violinista (Molly Rogers) fue izada por cables para convertirse en gigantesco árbol de Weirwood. Y en un clímax abrumador, el compositor y aquí director de orquesta Ramin Djawadi quedó engullido por el fuego valyrio en una convincente recreación de la destrucción del Gran Septo de Baelor.
Lo más emotivo, sea como sea, al menos para los amantes de las bandas sonoras, era ver a alguien como Djawadi recibido como una estrella y escuchar los aullidos de aprobación ante los primeros compases no solo del icónico tema principal, sino de cortes menos evidentes. La orquesta y el coro (ambos nacionales) dieron fuerza inédita a las partituras bajo la dirección del compositor irano-alemán, quien cuenta en el espectáculo, además, con una banda de gran nivel y el aporte vocal de Stevvi Alexander, corista de Fleetwood Mac, para más señas.
El aplausómetro
Hemos descrito la velada como concierto, espectáculo, reivindicación de las bandas sonoras… Pero hay que añadir una cuarta etiqueta: celebración. Lo del jueves fue como si un puñado de fans se hubieran reunido para repasar la serie antes de la octava temporada, pero en lugar de quedar en el Bharma, hubiesen quedado en un pabellón olímpico.
Las piezas sonaban acompañadas por montajes adecuados de imágenes de la serie a las que el público reaccionaba de forma sonora. Suspiros profundos con el preámbulo de la masacre de la Boda Roja (aquí proyectada con algunos cortes por si había niños, imagino, aunque esta serie no sea para ellos). Aplausos para Daenerys con el díptico formado por 'Love in the eyes' y 'Dracarys'. Prácticamente sollozos (tampoco es para menos) con 'Hold the door'.
De hecho, fue Hodor, seguido de cerca por Olenna Tyrell, quien recibió más ruido en el aplausómetro del final. Cuando acaba el espectáculo, se recuerda a los fallecidos en la serie con un (larguísimo, como pueden imaginar) in memoriam. Algunos se llevaron aplausos enfervorecidos, otros abucheos igualmente intensos: ¡púdrete en el infierno, Ramsay!
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