John Carroll Lynch: "El mayor canto a la vida es aceptar la muerte"

Incluso si su nombre no le suena, sin duda ha visto usted su cara en películas como 'Fargo' (1996), 'Zodiac' (2007), 'Gran Torino' (2008), 'Shutter Island' (2010) y 'The Founder' (2016) y series como 'The Walking Dead' o 'American Horror Story'. Ahora, John Carroll Lynch se ha pasado al otro lado de la cámara para dirigir la melancólica comedia 'Lucky'. Mientras acompaña a un nonagenario que intenta aceptar la inminencia de su muerte, la película funciona no solo como una reflexión acerca de la soledad y la necesidad de contacto humano; también, sobre todo, es un homenaje a su mítico actor protagonista, Harry Dean Stanton, que falleció el pasado septiembre a los 91 años.

A estas alturas, tras una exitosa carrera como actor, ¿qué lo llevó a querer debutar como director?

Que, cuando actúo, solo puedo contar historias sobre un señor alto, gordo y calvo como yo. Como director puedo contar cualquier historia, y eso ha sido muy liberador. También mucho más complicado de lo que esperaba. A pesar de que a lo largo de mi carrera he trabajado con Eastwood y Fincher y Scorsese y otros directores magníficos de los que he aprendido mucho, jamás pude imaginar la cantidad de dificultades a las que uno se enfrenta desde detrás de la cámara. Durante el rodaje me sentía incómodo, mal. Me moría de miedo, supongo.

Hablando de dificultades, ¿es complicado hacer una película divertida sobre la muerte?

Mi método con 'Lucky' ha sido hablar menos de la muerte que de la vida, con calidez y sin sentimentalismos. Su protagonista, Lucky, se da cuenta de que no le queda mucho tiempo y eso hace que se pregunte cómo lo va a utilizar. Y no decide ir en busca de viejos amores o hijos perdidos, como sucedería en una de esas películas ñoñas; sigue con su vida, como haremos la mayoría de nosotros cuando lleguemos a ese punto.

A lo largo de la película, se insiste en que Lucky es ateo. ¿Por qué?

Porque eso hace que para él la inminencia de la muerte sea más crucial. Recuerdo que, en el colegio, mi profesor de arte dramático era un sacerdote diabético. Llegado el momento, cuando ya estaba muy dañado, el tipo decidió no seguir con la diálisis. Aceptó que se moriría pronto; y lo hizo feliz, y se pasó el tiempo que le quedaba comiendo pizza y bebiendo burbon, porque sabía que se iba a encontrar con Dios. Pero Lucky no tiene ningún Dios que le reconforte. Él tiene que mirar a la muerte a la cara.

¿En qué medida está el personaje basado en el actor que lo interpreta, Harry Dean Stanton?

Toda la película fue concebida con Harry Dean en mente. Fue escrita para él y, de hecho, en buena medida habla de él. Es una ficción, sí, pero creada a partir de cosas que le pasaron a Harry o de opiniones que él tiene sobre el mundo.

"Harry [Dean Stanton] estaba listo para irse. Solía decir: 'Solo como para poder seguir fumando'"

¿Cómo fue trabajar con él?

No le gustaba que lo dirigieran, y lo entiendo. Cuando rodó la película tenía 90 años, sabía lo que hacía. Además, él no sentía estar actuando en absoluto, y eso es irónico considerando que fue uno de los mejores actores de su tiempo. Pero en todo momento buscaba el realismo o, mejor, la verdad. Cuando rodamos las escenas de bar, insistió en que le sirviéramos tequila real. Y lo hicimos, aunque confieso que era un tequila muy aguado. Rodar le resultó físicamente agotador, e intentamos hacer las cosas fáciles para él. También le afectó mucho emocionalmente, porque lo obligó a volver a plantearse asuntos como su propia muerte, sobre la que había aprendido a dejar de pensar. En todo caso, Harry estaba listo para irse. Solía decir: "Solo como para poder seguir fumando".

¿Y usted? ¿Cuál es su relación con la muerte?

Imaginemos que nuestra vida es como un partido de fútbol. ¿Quién querría ver un partido de fútbol que no tuviera límite de tiempo? Sería insoportable. Lo que hace que un partido sea emocionante es que se juega a contrarreloj, y quizá lo más excitante son los minutos de descuento. Para mí la muerte es como ese nudo que tienes en la espalda, y aunque intentas apretarlo con el pulgar nunca logras que desaparezca, y tienes que vivir con él. Hay que vivir con la muerte. Y su presencia es el mayor canto a la vida que existe, el mayor estímulo para aprovechar nuestros días de la manera más intensa posible.

¿Se ve a sí mismo llegando a los 90 años, como Harry Dean Stanton o como Lucky?

Me encantaría llegar, y hacerlo de la manera que lo hizo Harry. Sobre este tema siempre cuento la misma historia: el expresidente Eisenhower celebraba su 80 cumpleaños y alguien le dijo: "Tal vez llegará usted a los 100 años". Otra persona replicó: "¿Y quién querría vivir 100 años?". E, inmediatamente, Eisenhower sentenció: "Cualquiera que tenga 99".