Joan Pera se transforma en fantasma en el Condal

Como 'Frankenstein', el cuento de Oscar Wilde 'El fantasma de Canterville' ha sido llevado al teatro y al cine en numerosas ocasiones, pues la fascinación por los fenómenos paranormales se mantiene en nuestra sociedad. A Joan Pera le ha resultado complicado transformarse en espectro. "He hecho muchos papeles a lo largo de mi vida, ninguno como este", asegura el veterano actor, que repite a las órdenes de Josep Maria Mestres. El año pasado montaron 'L' avar' en el Goya. Si aquello fue un ‘tour de force’, lo de ahora en el Condal supone rizar el rizo.

"No tenía ningún referente de fantasmas en mi familia en Sant Pol de Mar para interpretar a sir Simon de Canterville". El rol, confiesa, exige un gran esfuerzo físico, entre otras cosas porque la mansión donde habita tiene una gran escalinata. Además, sus movimientos deben ser de gran precisión para lograr el efecto sorpresa deseado. “Ha sido un trabajo intenso, duro pero placentero”, afirma Pera, que ha trabajado con el Mag Lari para aprender trucos para aparecer y desaparecer de escena.

Joan Pera ha trabajado con el Mag Lari para aprender trucos para aparecer y desaparecer de escena

Tampoco le ha resultado fácil acostumbrarse al elaborado lenguaje del texto. "Este fantasma inglés habla de forma casi shakespeariana". Mestres, además, tiene fama de ser muy puntilloso con la fonética catalana y con el estilo de la obra. En este sentido, Pera insiste: "Nunca había trabajado tanto. No tenía referentes para hacer un fantasma que no solo es un espectro, sino que tiene sentimientos. Espero salir vivo de esta y que a la gente le guste". Y con su guasa habitual, añade: "Más que nada por mi futuro, que no será largo pero sí brillante, espero". De momento, la expectación es grande y se han vendido ya miles de entradas anticipadas. Las previas empiezan este martes, una semana antes del estreno, el día 19.

Tradición y modernidad

En esta adaptación, Joan Yago traslada la acción a los años 50 del siglo pasado, junto después de la segunda guerra mundial, cuando empezaba a desembarcar el poder económico de EEUU con el plan Marshall. "La visión de Trump actual no queda tan lejos de aquella prepotencia”, señala el director para resaltar el pulso entre modernidad y tradición en la obra representado por la pragmática visión de la vida del empresario norteamericano Hiram S.Otis (David Olivares), su esposa (Betsy Túrnez) y su hija (Elisabet Casanovas)  frente a los valores de la familia descendiente del fantasma: Lord Canterville (Pep Sais) y Cecil Williams Canterville (Òscar Castellví).

Para Olivares, habitual de 'Polònia', este montaje supone un reto importante en su carrera. Hasta ahora había actuado en producciones de Minoria Absoluta. Según Jordi González, director del Condal, “su fichaje va dar mucho que hablar, sorprenderá”. 

Oscar Wilde (1854-1900) pone en valor el arte y la tradición con este cuento publicado en 1887. En él "invita a disfrutar de lo inútil, de las cosas artificiosas como sería el arte o el teatro que no sirven aparentemente para nada", resalta Josep Maria Mestes, que antes ya dirigió dos obras del autor irlandés, 'Un marit ideal' en el Goya y 'El ventall de Lady Windermere' en el TNC.

Wilde hace reír al espectador, pero también le hace sentir inteligente con sus frases afiladas", opina Josep Maria Mestres

"Wilde hace reír al espectador, pero también le hace sentir inteligente con sus frases afiladas", señala encantado con la adaptación de Yago ('Fairfly', 'You say tomato').  "Era complicado convertir en un texto dramatúrgico este cuento, pero ha sabido captar toda la esencia de la obra y también ese estilo elegante y culto del autor. El texto está escrito el texto a la Wilde".

Pensada para el público actual, pensando en Joan Pera como protagonista, la obra habla del valor de las cosas inmateriales. Todo empieza cuando una acaudalada familia de EEUU adquiere la mansión donde habita el fantasma más famoso de Inglaterra, con más de 400 años de historia. Lo difícil será para el espectro, sobre quien pesa el asesinado de su esposa, asustar a los nuevos inquilinos. Pese a sus esforzados intentos, los nuevos inquilinos resultan inmunes a sus triquiñuelas, se mofan de él y recurren a modernos productos para combatirlo.

Es una función para todo tipo de público. "Tiene todos los ingredientes para ser una fiesta: amor, humor, traición y conspiración", dice Mestres, encantado de la enorme complicidad creada en el equipo entre personas de generaciones distintas.