Red de lecturas

Una de las primeras cosas que aprendes cuando te enfrentas a tus primeras entrevistas como autora es que el periodista te conectará con otras novelas y autores. Algunas lógicas, porque tú habrás señalado cuáles son tus referencias y tus escritores de cabecera... pero también habrá otras complicidades con libros que no has leído. Las primeras veces te extrañas, pero pronto comprendes que en realidad quien establece las diferencias y semejanzas de entre todas las novelas que no has leído es quien te entrevista, y no tú, con tu bagaje literario a cuestas.

Si tuviera oportunidad, entrevistaría en corro a Natalia Ginzburg por 'Y eso fue lo que pasó', a Margaret Drabble por 'La piedra de moler', a Toni Morrison por 'La noche de las criaturas' y a Maya Angelou por 'Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado'. ¿Conexiones entre ellas? Ninguna. ¿Cuál es el primer motivo para que yo las pueda reunir? Es un motivo ridículo: decidí leer sus novelas en verano, seguidas. Y eso fue lo que pasó, que las historias, protagonizadas por mujeres, tienen mucho que ver entre ellas. Si las hubiera leído por separado, en diferentes épocas, no se me habría ocurrido compararlas.

Natalia Ginzburg, que fue la primera, me presenta una mujer que no sabe muy bien quién es, qué va a hacer con su vida, y finalmente se convierte en una mujer casada, en una madre que tendrá que sufrir con su hija, siendo ésta todavía muy pequeña. Margaret Drabble, que fue la segunda, me presenta a una mujer joven, independiente, que busca a la desesperada una identidad, y que se queda embarazada siendo soltera. También le toca sufrir por la salud de su hija, y eso las dibuja en una circunstancia muy parecida, que las hace reaccionar distinto. Toni Morrison, que fue la tercera, me presenta a una mujer joven, de nuevo, que busca más a la desesperada todavía una identidad. No era soltera, pero se ha quedado sola y ahora busca respuestas: ¿por qué su madre la trató así? Y acaba acercándose a los anteriores personajes al final, cuando descubre lo que descubre. Y Maya Angelou, que fue la cuarta, las reúne a todas. Es una niña que busca todas las respuestas, y que tiene mucho en común con la criatura de Morrison (cómo se educa a las niñas negras en una sociedad racista), pero también se convierte en madre joven que busca su identidad. El periodismo cultural es este espejismo: se parece lo que queremos que se parezca. Quien lo probó, lo sabe.