IDEAS

Los adversativos

Jaume Subirana reflexiona sobre la facilidad de situarse a la contra de los catalanes

JAUME SUBIRANA

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Después de décadas de quejarnos en 'petit comitè' y en gran mesa redonda sobre la complejidad de la ortografía del catalán y la abundancia de excepciones y de excepciones a las excepciones, cuando la Secció Filològica del IEC avanza su intención de eliminar una larga lista de acentos diacríticos se organiza un desgarro digital de vestiduras con la crítica en contra de gente que aún tiene que pensar dos veces cómo usa el relativo.

Habiendo  babeado durante años ante cualquier experimento o extravagancia literarios que incorporasen prefijos tipo 'trans', 'supra' o  'ultra' lo que fuera, cuando la Academia Sueca da el Premio Nobel a un cantautor, conocido y reconocido en todo el mundo, la Patronal Purista se ha puesto a recoger firmas en forma de tuits, artículos e intervenciones en tertulias despreciando a Dylan, a los Estados Unidos, a las letras de canciones o a las tres cosas a la vez.

Mientras por una parte promueven con lógica de bricolaje la DUI (no el 'Driving under the influence', sino la declaración unilateral de independencia), un puñado de 'juntistas'  se meten con los 'comunes' por defender un referéndum que no se sabe cómo se hará.

Los catalanes, buena parte de la cultura catalana, nos hemos vuelto adversativos: no sabemos bien qué hacer, pero sí muy bien todo lo que no se debe hacer. Será por los tres últimos siglos de historia, por la falta de afecto en la niñez, por el régimen hídrico o por la especial constitución de alguna curva de nuestro cerebelo, pero a estas alturas el ránking que sin duda lideramos es el de arquear la ceja,  poner pegas o encontrar pelos en la sopa y en todo, sea lo que sea. Que nos traigan ideas, grandes éxitos o vacas sagradas: aquí sabremos encontrar la manera de decir que no hay para tanto y que ya hace tiempo que lo habíamos advertido.

Viva la contrariedad. Como si la vida o la cultura fueran un largo partido de fútbol, hoy en día en Barcelona cualquiera que se toma un café en una terraza tiene la tesis escrita sobre Bob Dylan, Pompeu Fabra, Porcioles o Companys. ¡Qué gran país, sin embargo!