ESTRENOS DE LA SEMANA

Cómo sobrevivir a Cousteau

Jérôme Salle explora en 'Jacques' las contradicciones del legendario oceanógrafo del gorro rojo

Beatriz Martínez / Madrid

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Para los franceses, trasladar la vida de Jacques Cousteau a la gran pantalla no era tarea fácil. El famoso oceanógrafo es una gloria nacional y un símbolo para toda una generación que creció viendo en la televisión su serie 'Mundo submarino'. Con su gorro rojo y a bordo del 'Calypso', ha inspirado canciones tanto de Jean-Michel Jarre como de No Me Pises Que Llevo Chanclas y hasta Wes Anderson le rindió su particular homenaje pop en 'Life Aquatic'.

Pero detrás de la leyenda también estaba el hombre, el marido, el padre de familia y, por supuesto, el explorador, el divulgador, el 'showman'… Todas esas facetas son las que intenta aunar Jérôme Salle en su película 'L’Odysée', titulada en España 'Jacques', un 'biopic' que nos acerca a esta figura casi épica para desvelar sus luces y sus sombras.

"Creo que la imagen de Cousteau es más idílica en el extranjero que en Francia. La prensa de mi país se encargó de verter mucha controversia alrededor de su persona; lo acusaron de ser un falso ecologista, un mal padre, un maltratador de animales y un megalómano. Nosotros hemos intentado reflejar todo eso en la película, pero también su pasión, su entrega y, sobre todo, su curiosidad, su afán descubridor", apunta el director.

Precisamente por la ambigüedad que requería el personaje, se necesitaba un gran actor para que lo encarnara. Al principio Salle se vio tentado de rodar la película en inglés y fichó a Adrien Brody para interpretar a Cousteau. Pero se dio cuenta de que no podía rodar la historia en otro idioma que no fuera el francés, así que al final se decantó por Lambert Wilson, un actor de más edad que la que había imaginado para el papel, pero perfecto a la hora de reflejar el magnetismo del personaje.

Tan admirable como detestable

Para Wilson, Cousteau fue tan admirable como detestable. "Se parecía mucho a mi padre. Por eso creo que he llegado a entender tan bien sus contradicciones, sobre todo en lo que respecta a la relación con sus hijos. Creo que al menos supo transmitirles su pasión por la aventura y el mar, igual que mi padre hizo conmigo con el cine y el teatro".

La película nos sumerge en los misterios del fondo del océano a través de la cámara del director, que intenta reproducir el estilo de los documentales de Cousteau al ritmo de la emocionante partitura de Alexandre Desplat. Pero además de la belleza de las imágenes, uno de los aspectos más interesantes es la aproximación a la intimidad del personaje a través de la mirada de aquellos que le rodearon, en especial su esposa Simone (Audrey Tautou) y su hijo Philippe (Pierre Niney). "Tuvo relaciones turbulentas con su entorno más cercano. Ejercía sobre ellos un poderoso influjo, pero la obsesión por su trabajo también lo alejó de ellos", dice Jérôme Salle. "En realidad el verdadero tema de la película es de qué manera los hijos pueden sobrevivir a los padres", apostilla Wilson.

Un adelantado a su tiempo

Jérôme Salle reconoce que admira profundamente a Cousteau, sobre todo porque representa a la perfección la imagen del hombre del siglo XX. Tanto en su relación con la naturaleza y su sensibilización hacia temas medioambientales, como en la forma de conectar con los medios de comunicación y su capacidad para utilizar la fama en su propio beneficio. "Fue el primero en hacerlo y eso lo convierte en un adelantado a su tiempo. Ahora sería un experto en redes sociales y 'crowfunding'", bromea.

A pesar de que muchos han criticado a Salle por realizar una película demasiado benevolente, lo cierto es que no todo el mundo parece verlo así, por ejemplo, la segunda esposa de Cousteau que hizo todo lo posible por sabotear el rodaje. Por el contrario, Wilson siempre recordará sus reuniones con algunos de los antiguos compañeros de viaje en el 'Calypso'. "Me dijeron que lo más importante a la hora de interpretarlo es que conservara el entusiasmo. Y su mirada. Su poder de seducción".