Adiós a un gran creador

Incógnitas sobre el futuro de la Tàpies después de Tàpies

La colección del centro está valorada en 50 millones

Fachada del edificio de la Fundació Tàpies, en la calle de Aragó.

Fachada del edificio de la Fundació Tàpies, en la calle de Aragó.

N. F.
BARCELONA

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Una de las glosas más repetidas estos dos días de duelo por la muerte de Antoni Tàpies se refiere a su extrema generosidad. Fue generoso con su familia, con sus amigos y, sobre todo, con su ciudad a la que regaló una fundación y 300 piezas sin contar la obra gráfica. Una colección que la casa de subastas Christie's, famosa por sus estimaciones a la baja, valora en 50 millones de euros. Una fundación que no solo brinda un gran tesoro artístico a Barcelona -es el centro más importante con obras de Tàpies del mundo-, sino que además ahorrará problemas con su legado.

A diferencia de lo que pasó con la herencia artística de Salvador Dalí,

cuya donación al Estado español generó una infinidad de incidentes que no se solucionaron hasta la creación de la Fundació Gala-Salvador Dalí; o de lo que ocurrió con las piezas de Joan Brossa, cuya personalidad desordenada y situación familiar creó un conflicto con su legado que no se ha solucionado hasta hace bien poco; el legado artístico de Tàpies está muy ordenado. Existe la colección de la Fundació Tàpies y la colección familiar, y ambas están perfectamente separadas y delimitadas. Lo único que está por ver es qué pasa con la cesión de los derechos de reproducción de las obras del artista, una cantidad que se mueve entre los 50.000 y 100.000 euros anuales. Tàpies los cedió a la fundación mientras él estuviera vivo, pero ahora con su muerte la situación es otra.

REBAJA CONSIDERABLE / Aunque el problema más grande que se le presenta a la fundación llegará en el 2013 y es ajeno a la desaparición del artista. La aportación de la familia Tàpies, tan importante como la de Generalitat y el ayuntamiento, desaparecerá en el 2013 porque así estaba estipulado hace años. De manera que con una rebaja considerable de la aportación privada y unas ayudas públicas cada vez más reducidas -el total de la subvenciones por parte de las administraciones en el 2005 fue exactamente la misma que habrá en el 2012-, el futuro económico de la fundación se augura complicado. La solución pasa por encontrar más financiación privada, más patrocinio y más mecenazgo. Y para ello será importante y de gran ayuda la futura ley de mecenazgo que está preparando el Gobierno central.

Lo que nadie espera en la fundación, pese a las buenas palabras y las grandes alabanzas recibidas por las instituciones, es un aumento de las ayudas públicas provenientes de la Generalitat y el ayuntamiento -ambas administraciones el patronato de la fundación-, al menos mientras dure la crisis. Sí hay esperanzas de una mayor implicación del Ministerio de Cultura, institución que no está presente en el patronato y cuya aportación económica (90.000 euros, en el 2011) es muy poco significativa.

De momento el presupuesto, todavía pendiente de aprobar, de la Fundació Tàpies para el 2012 es de 1,9 millones de euros (en el 2011 llegó a los 2,1 millones). De estos, la Generalitat aportará 478.550, y el ayuntamiento, 362.045 (ambas instituciones mantienen el mismo montante del 2011). El resto, y con la ayuda pendiente de decidir del Ministerio de Cultura, irá cuenta de la aportación privada.