Adiós a la 'Decadència'

La nueva historia de la literatura catalana contradice la visión de los siglos XVI a XVIII como un "desierto"

Obras de Francesc Fontanella, Vicenç Garcia y Pere Serafí, y un retrato idealizado del tercero de ellos.

Obras de Francesc Fontanella, Vicenç Garcia y Pere Serafí, y un retrato idealizado del tercero de ellos. / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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En los últimos 30 años, los historiadores de la literatura catalana han ido abandonando un concepto, el de la Decadència, que ha quedado fijado en el imaginario, y en gran parte aún en la enseñanza, para calificar la producción literaria en catalán durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Un periodo que discute la<strong> ‘Història de la Literatura Catalana’ </strong>que, dirigida por Àlex Broch y publicada por Enciclopèdia Catalana, Barcino y el Ayuntamiento de Barcelona, ha llegado a su cuarto volumen (‘Literatura moderna: Renaixement, Barroc i Il.lustració’) integrando por primera vez en una obra de este tipo este cambio conceptual.

"Parecía un desierto, pero no está tan desierto como nos habían hecho creer, y todavía hay muchos textos por publicar e investigar", apunta Josep Solervicens, director de este volumen, que defiende interpretar la literatura catalana de este periodo no de forma aislada.  “'Decadència' significa que hay un nacimiento, y en el siglo XV un momento de máximo esplendor al mismo tiempo literario y nacional, y posteriormente un renacimiento. Es una narrativa que funciona en términos estrictamente nacionales, patrióticos. No es una excepción, todas las literaturas nacionales tienden a ser pensadas así: es el caso del Siglo de Oro de la literatura española”, añade. Otro error, argumenta, es definirla únicamente en relación con la literatura española, uno de los motivos que llevó a historiadores como D’Olwer a menospreciarla como “acastellanada”.

UNA LITERATURA MEDITERRÁNEA

En lugar de estos dos sesgos erróneos, Solervicens opta por encuadrar la literatura catalana de la edad moderna en relación con el marco europeo, con la literatura francesa y en especial italiana con la que compartía tanto (gran parte de las obras de este periodo se producen incluso en las posesiones italianas que la monarquía hispánica heredó de la Corona de Aragón, o Roma). “La literatura catalana asimila los modelos, contruye una nueva lengua literaria, introduce géneros, formas y motivos que hasta entonces no se habían cultivado nunca en catalán y no solo ofrece una cantidad aceptable de creaciones sino también obras de una calidad y una complejidad considerables que merecen la consideración de clásicos”, apunta en el libro.

¿Pero hasta qué punto cambiar el punto de vista lleva también, o no, a una reivindicación de la calidad relativa de la literatura catalana en ese periodo? La obra describe con exhaustividad pero también hace una apueseta por un canon, y dedica cinco capítulos en profundidad a “la obra de los escritores más relevantes de la literatura catalana moderna: Cristòfol Despuig y Pere Serafí en el Renacimiento, Vicent Garcia y Francesc Fontanella en el Barroco y Joan Ramis en la Ilustración”. De este canon queda descabalgado con energía el barón de Maldà, un polígrafo al que, según Solervicens, se ha sobrevalorado quizá para compensar la escasa producción prosística en catalán en este periodo, plagado de producción poética y dramática, al margen de la literatura popular. Una forma de creación que en su opinión tiene interés desde el punto de vista de la historia de la lengua, en tanto que el uso masivo del catalán en ‘goigs’, sermones y dietarios de interés “muy limitado” demuestra que el uso cotidiano del catalán no puede ser tildado, tampoco, de decadente, pero no tanto en el literario. En este sentido, argumenta, es “más relevante la complejidad y la calidad literaria de algunas de las creaciones catalanas de la edad moderna, la sincronía con la literatura europea o la capacidad de articular una nueva lengua literaria, nuevos temas y nuevas estructuras textuales, explicables a partir de los paradigmas del Renacimiento, el Barroco o la Ilusración”.

TRES PERIODOS

En el Renacimiento en gran parte la tradición medieval sigue siendo potente, marcada por la figura de Ausiàs March, pero un autor como Pere Serafí se hace eco de las novedades trasmitidas por un poeta barcelonés en lengua castellana, Joan Boscà. El peso del latin y el castellano es mayor en este periodo que durante el Barroco, durante el cual se vive “una catalanización clara” de la producción literaria, al menos en el Principado, Mallorca e incluso las posesiones italianas, más que en Valencia. Vicent Garcia, el rector de Vallfogona, “sabe crear una lengua catalana viva, crea condiciones de difusión, con cancioneros creados para ser comercializados, y tiene una sutilidad y una sensualidad, una nueva manera barroca de enfocar el amor, que ha quedado desdibujada por las falsas atribuciones” que lo han hecho pasar por un autor de chascarrillos poéticos. Fontanella, por su parte, es un autor “retorcidamente retórico, que ha leído a Góngora y a Guarini”, víctima de “la mala prensa que ha tenido siempre el barroco”. Este periodo está lleno de autores desconocidos o incluso inéditos como Antoni Marqués o Josep Blanch, apunta. Solervicens

Y si llegamos a la Ilustración, aquí de nuevo el uso del catalán retrocede: no es casual que el mayor autor de esta etapa, el poeta y dramaturgo Joan Ramis, escribiese en la Menorca ocupada por los ingleses, sin el catalán proscrito y con la inquisición abolida.  

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Literatura multiling\u00fce","text":"\u201cEs poco productivo valorar el teatro en catal\u00e1n rehuyendo las lenguas de uso en los teatros catalanes o ignorando que diversos dramaturgos valencianos utilizaron el lat\u00edn y el castellano. Tampoco parece aconsejable entender la poes\u00eda renacentista en catal\u00e1n de Pere Seraf\u00ed sin tener en cuenta la l\u00edrica en castellano del poeta barcelon\u00e9s Joan Bosc\u00e0, o profundizar en la obra literaria del mejor autor ilustrado, Joan Ramis, prescindiendo del poema \u00e9pico \u2018La Alons\u00edada\u2019, por el hecho de haber sido escrito en castellano\u201d. Por no hablar de la intensa infuencia de los poetas napolitanos en la obra de Fontanella, por ejemplo. O\u00a0el teatro multiling\u00fce (castellano, italiano, catal\u00e1n, en una misma pieza...) de Torres Naharro."}}

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