'Hannah', retrato de mujer sin hombre al fondo

Con 'Hannah', el director italiano Andrea Pallaoro, presente en el D'A hace unos años con 'Medeas', inicia una trilogía de estudios de personaje: tres retratos de mujeres víctimas del abandono. Hannah (Charlotte Rampling) se queda sin marido porque este entra en la cárcel por algún motivo misterioso, nunca claro del todo para el espectador. Perdiendo a su esposo, pierde su identidad.

El misterio del crimen pende sobre una acción quietamente tensa, pero lo importante es, aquí, explorar un estado mental desintegrado: "Cuando compartes tu vida con alguien durante cuarenta, cincuenta años, tu sentido de la identidad depende de otra persona", dice Pallaoro. ¿Y qué pasa si descubres algo sobre la otra persona que resulta tan inesperado y extremo que lo cambia todo? Cambia tu identidad y cambia cómo ves el mundo".

Pallaoro escribió 'Hannah', que mañana se verá en el D'A, con Rampling en mente, y de no haber podido contar con ella, se habría dedicado a otro proyecto. "No había nadie más que me interesara el papel. Me gusta porque no actúa, solo es. Y su forma de entregarse al espectador, pero a la vez preservar el misterio, me cautiva por entero. Se acercó al papel con absoluta generosidad". Se pueden poner peros a 'Hannah', pero no al trabajo de una actriz entregada a un exorcismo interpretativo que le valió una justa Copa Volpi en Venecia 2017.

Solo una actriz generosa aceptaría una escena de desnudo sin glamur como la que protagoniza Rampling, superados ya los 70 años. Pallaoro justifica la escena en estos términos: "Desde mi perspectiva, yo quería que el personaje se mostrara ante el público tan vulnerable como fuera posible. Pero esta escena, curiosamente, se ha vuelto un obstáculo a la hora de distribuir la película. Algunas personas reaccionan de forma negativa. Es interesante ver cómo reacciona la gente, sea como sea. Siempre me ha gustado la idea de ofrecer algo que no se haya visto antes, o hacer pensar sobre algo de una forma diferente".

Sin rastro

Entre las Ramplings favoritas del director figuran las de 'Portero de noche' ("un regalo que ella hizo al mundo") y 'Swimming pool' ("un gran estudio de personaje"). En esta última la dirigió François Ozon, como en la también referencial para Pallaoro 'Bajo la arena', en la que hacía de mujer burguesa cuyo marido se esfuma un día sin dejar rastro. Otra víctima del abandono. "Hay muchas similitudes entre esa película y la mía, desde luego, y es de las más poderosas que haya rodado Rampling en su carrera".

Tanto en 'Bajo la arena' como en 'Hannah', el misterio persiste incluso acabados los créditos. Te persigue hasta casa y duerme contigo, o mejor, no te deja dormir. Porque ni Ozon ni Pallaoro quieren darte toda la información. "La vida es así", afirma él. "Tú buscas las respuestas, nadie te las da. Era importante que el espectador tratara de conectar los puntos por sí mismo, y que tuviera su propia experiencia, sin que yo le dijera a cada momento dónde debía mirar o cómo debía sentirse".

En 'Hannah' es tan importante lo que se ve como lo que no: de la mano del director de fotografía Chayse Irvin (muy celebrado por su trabajo en el álbum visual 'Lemonade' de Beyoncé), Pallaoro crea composiciones estáticas pero tensas, cargadas de intriga violenta: "Buscamos a conciencia esa tensión. Es algo propio de la filosofía de lo erótico-velado, algo que sublimó Henri Cartier-Bresson. Puedes excitar la imaginación del que mira escondiendo en lugar de mostrando".