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Hamlet teclea un iPhone

JORDI PUNTÍ

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Tenía que suceder. La tentación era grande. Hace un año y medio, dos estudiantes de Chicago -Alexander AcimanyEmmett Rensin- empezaron a jugar con Twitter y decidieron resumir varias obras de la literatura universal. La limitación de los 140 caracteres, se dijeron, les ayudaría a ser concisos. Para que además resultara divertido, contarían las historias desde el punto de vista del protagonista. Hamlet tecleando un iPhone, por así decirlo. La broma llegó a alguna mente preclara de la editorial Penguin, que la publicó con el sagaz título deTwitterature.

El volumen incluye grandes obras del cánon occidental, ciertamente, de laIlíadaaEl rojo y el negro, deMoby DickaHuckleberry Finn. Cada obra se resume a través de una docena detwits, o como se llame eso, igual que capítulos mínimos. Algunos, hay que admitirlo, son chistes divertidos; otros resultan directamente bobos. Este es, para que capten el tono, el primer twitque resume elInfierno deDante: «Estoy pasando la crisis de los cuarenta. Perdido en el bosque. Debería haber traído my iPhone».

Por ahora el experimento no se ha traducido entre nosotros, ni falta que hace. La idea de resumir las grandes obras no es nueva y ya se ha hecho de formas más graciosas.

Si algun editor quiere probar suerte, basta que recupere la revista L'home invisible, una breve iniciativa queCarles Prats editó en la década de los años 80.

'LA BIBLIOTECA PORTÁTIL' / En un número proponíaLa biblioteca portátily una serie de escritores resumieron sus libros preferidos en pocas frases. En la misma línea, en el año 2007 la revista digitalPaper de Vidre invitó a varios autores a hacer algo parecido. La brevedad, el resumen, como acto creativo.

Sirva como ejemplo de ingenio la fascinante jibarización queJosep M. Fonallerashizo deEn busca del tiempo perdido, deMarcel Proust. Ocupaba, por lo que recuerdo, una sola frase: «Era un hombre que se fue a dormir temprano y no tenía sueño».