«El turismo es la coartada»

Guillem Frontera consagra con 'Sicília sense morts' esta demoledora definición de Mallorca

Guillem Frontera.

Guillem Frontera.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Al presidente balear José Antonio Bergas (un paracaidista con respaldo en Madrid con mucho más que un aire a José Ramón Bauzá) le empiezan a llegar por correo ratas en avanzado estado de descomposición. ¿Alguna relación con los favores que tanto le está costando devolver, con las arcas autonómicas exhaustas? ¿Con los descabalgados por estar pringados hasta el cuello? ¿Con algunas venganzas del pasado? Las ratas abren y cierran Sicília sense morts (Club Editor; en castellano en su nuevo sello La Montaña Pelada), del periodista y escritor Guillem Frontera (Ariany, 1945).

El título del libro es una expresión que está haciendo fortuna; esta misma semana el portavoz de Més Biel Barceló esgrimió el libro ante Bauzá en el Parlament balear. «Lo encontré en un reportaje de Andreu Manresa, pero Matías Vallés, del Diario de Mallorca, me ha reclamado compartir el copyright». Pero, ¿Sicilia? ¿Aunque sea sin muertos? «Hace unos días un técnico del Ayuntamiento de Palma explicó en la comisión de investigación del Parlament balear una historia turbia. Le exigieron que hiciera al momento un informe favorable para instalar en un determinado terreno el hospital de Son Espases porque esa misma tarde Matas y Cirer iban a anunciar que se haría allí. Cuando pidió tiempo, le recordaron que su hijo era arquitecto y querría trabajar en Palma». Efectivamente, el pasado 9 de febrero el técnico Joan Seguí acababa así su declaración: «Estaba entre la espada y la pared. Ya se sabe cómo se las gastaban... como dicen, Mallorca es una Sicilia sin muertos». Aunque no descarta Frontera que algún día «podamos hablar directamente de Sicilia-2».

La codicia

No obstante, no tiene nada claro Frontera que haya una excepcionalidad balear: «No sé si hay una corrupción específicamente mallorquina. La veo valenciana, la veo catalana y la veo andaluza. El crecimiento de la codicia es un fenómeno que encontramos por todas partes». En el caso de las Baleares, eso sí, «el turismo lo absorbe todo, es la coartada para todo».  La idea de Frontera, dice, era hacer  una novela histórica. «Pero no con personajes del pasado sino contemporáneos, lejos del reportaje que hubiese reclamado fidelidad absoluta a los hechos; y cuando lo entregué a la editorial me dijeron, '¿sabes que has escrito un thriller? Me ha salido así porque de alguna manera todo esto es tan cierto que la presión ambiental ha influido sobre el autor».

Como en el País Valenciano, el tic-tac electoral amenaza al Gobierno de Bauzá. Aunque Frontera no tiene muy claro qué sucederá. «Una sociedad que es perfectamente consciente de su propio grado de corrupción y aun así no tiene ninguna voluntad de cambio, no siente la necesidad de una regeneración... La gente aún no es consciente políticamente de los efectos reales de la corrupción, no relaciona que lo que te han robado es la escuela de tu hijo, o unos meses de lista de espera que acaban acelerando la muerte de tu padre».

¿Pero las manifestaciones masivas contra la política lingüística de Bauzá en la escuela no parecen indicar el deseo de un cambio? «La sociedad está perpleja. Esto crea un paisaje moral que se puede traducir políticamente de muchas formas. A las manifestaciones contra la guerra de Irak les siguió la victoria del PP que desbancó al Pacte de Progrès. Un amigo mío del PP dijo que estas manifestaciones les garantizaban la mayoría absoluta: en Mallorca, muchísima gente está en contra del desorden y cualquier cosa que pueda generar inquietud».