FESTIVAL IN-EDIT

En la intimidad de Grace Jones

La directora Sophie Fiennes tuvo un acceso sin precedentes al mundo de la artista para un documental que este domingo se proyecta en el In-Edit

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Juan Manuel Freire

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A la directora Sophie Fiennes le interesan los espíritus libres. De ahí que rodara dos famosos documentales con el filósofo sin igual Slavoj Žižek (ahora prepara el tercero) y se prestara a retratar a la pantera del pop, Grace Jones, en un insólito documental que este domingo presentará en el In-Edit In-Edit (Aribau Multicines 5, 21.30 h.).

De poco ha servido a muchos perseguir a la reina disco, musa de la moda y actriz Bond para hacer un documental sobre ella. Es Jones quien debe acercarse a ti y darte permiso para estar a su alrededor. Justo lo que le pasó a Fiennes. "Yo había rodado un documental sobre la comunidad pentecostal de su hermano Noel en Los Ángeles ['Hoover Street Revival', del 2002]", nos explica la directora vía telefónica. "A ella le gustó mi forma de observar el mundo de su hermano. Me preguntó si quería hacer una película así con ella. Evidentemente, dije que sí".

Esa película, 'Grace Jones: Bloodlight and bami', se salta todas las convenciones del documental pop (no hay fechas, localizaciones, cabezas parlantes ni planos detalle de listas de éxito) para buscar algo más crudo, esencial e íntimo. Fiennes siguió a Jones por el mundo durante una década, observando sin entrometerse el proceso de preparación de 'Hurricane', su disco de retorno de 2008, y la posterior gira, además de su entorno familiar jamaicano. "Cederme esa clase de acceso fue un gran acto de generosidad", dice Fiennes. "Fue una decisión atrevida por su parte. Yo creo que la gente nunca pensó que llegaría a ver a Jones en situaciones de tanta intimidad".

"Ser una pedazo de cabrona para sobrevivir"

Hay momentos muy crudos (todo lo relativo a los abusos de su abuelastro, que impuso una férrea disciplina religiosa en casa) y otros más divertidos; su colaborador Robbie Shakespeare, del mítico dúo reggae Sly & Robbie, se lleva una tremenda reprimenda telefónica por hacerle perder tiempo y dinero. "Es hilarante, he de admitirlo. Pero también es un momento de extraña energía", dice Fiennes. "A las mujeres no se les deja cabrearse. Si un hombre se enfada, es porque es seguro de sí mismo. Si lo hace una mujer, es porque es una histérica. La propia Jones dice en el documental [parafraseando a Dolores Claiborne, el personaje de Stephen King]: 'A veces hay que ser una pedazo de cabrona para sobrevivir'. Es bueno que las chicas jóvenes sepan eso".

Las escenas observacionales están entrelazadas con espectaculares actuaciones en directo; Fiennes intenta que las canciones elegidas en cada ocasión tengan relación con lo observado antes, y señalen la correlación entre arte y vida. "Siempre pensé en esta película como una mezcla de documental y musical, en la que las canciones hablaran de lo que pasa en la vida".

Parece, sobre todo, una mezcla de documental paciente al estilo de Frederick Wiseman y película de concierto (de pop de vanguardia) en la onda de 'Stop making sense': Jonathan Demme filmando a Talking Heads. "No se me ocurre mejor piropo. Adoro a Wiseman… Y recuerdo gratamente estar bailando en el cine mientras veía la película de Demme".