ENTREVISTA

George Pelecanos: "El acoso sexual era más común en Hollywood que en la industria porno"

Hablamos con el célebre novelista criminal sobre los nuevos episodios de 'The Deuce (Las crónicas de Times Square)', la serie de HBO que ha cocreado con David Simon

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Juan Manuel Freire

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George Pelecanos (Washington D.C., 1956) ejerce desde hace treinta años como novelista criminal ("el mejor vivo", según Stephen King) y guionista sobre todo televisivo. Su nombre es sinónimo de atención al detalle; de atención también a los actores secundarios y marginales de la vida.

A principios de la década pasada, Pelecanos, quien por entonces ya había acabado su serie dedicada al detective amater Nick Stefanos o su 'Cuarteto de D.C.', conoció a David Simon en el funeral de un amigo común en Baltimore. Simon le preguntó si querría escribir un guion para una serie que acababa de vender a HBO. Esa serie se llamaba 'The Wire'.

Salvando algún episodio de 'The Pacific' y 'Bosch', Pelecanos ha desarrollado todo su trabajo en televisión del lado de Simon. Tras cinco temporadas de 'The Wire', trabajaron juntos en 'Treme' y luego cocrearon 'The Deuce (Las crónicas de Times Square)', serie sobre los albores de la industria del porno, entre muchos otros temas, cuya segunda temporada acaba de llegar a HBO. Hablamos sobre ella con este autor capital.

Felicidades por la segunda temporada de 'The Deuce', o los tres episodios que se han emitido. Percibo cambios respecto a la primera: un ritmo mejor calibrado, un tono más ligero… ¿Ha habido retoques deliberados?

Diría que el principal cambio ha sido en la dirección de fotografía [Yaron Orbach ha sustituido a Vanja Cernjul]. En cuanto al tono, hay que esperar a ver el resto de la temporada. Se vuelve oscuro, tío.

Esta temporada arranca en 1977, cuando el VHS se introdujo en Estados Unidos. ¿No hubo nunca la tentación de mover la acción de Nueva York al Valle de San Fernando, donde se coció la revolución videográfica del porno?

Siempre pensamos en 'The Deuce' como una serie sobre tres épocas en la historia de Times Square. Y queríamos seguir el camino de nuestros personajes, que no necesariamente iban a mudarse al sur de California. Candy [el personaje de Maggie Gyllenhaal, trabajadora sexual metida a actriz, directora y productora porno] va a saborear algo de Hollywood y verá que no es como esperaba. Algunos de nuestros consultores nos han explicado que el acoso sexual era más común en Hollywood que en la industria porno.

'The Deuce' es una serie más de ideas que de trama. ¿Cuáles eran las más importantes en esta segunda temporada?

Como en la primera, seguimos hablando de trabajo, sobre todo. Hace un tiempo Simon quería hacer una serie sobre huelgas laborales en policía y prensa, pero los productores siempre ponían el mismo gesto de pánico. Así que introdujimos ese tema en otro contexto. La serie habla del trabajo y de cómo la gente que realmente trabaja es la que menos dinero gana, aunque esté vendiendo su cuerpo de manera literal.

"No queremos explorar los temas que nos interesan a base de martillazos, avisando cada dos por tres de nuestra presencia como creadores. Preferimos hablar a través de los personajes"

Casi todas las escenas exploran una idea importante, pero nunca resaltan esa idea, ni ofrecen una respuesta definitiva.

No queremos explorar los temas que nos interesan a base de martillazos, avisando cada dos por tres de nuestra presencia como creadores. Preferimos hablar a través de los personajes.

Han humanizado a figuras que, en la mayoría de las ficciones, se quedan en arquetipos. Como los chulos, por ejemplo. Lo que hacen es deleznable, pero ves su humanidad.

Mi propósito ha sido desde siempre escribir sobre la gente a la que habitualmente no miramos: los chulos, las prostitutas… Pasas por su lado, giras la mirada y no piensas en cómo son las vidas de esa gente. Humanizar a esa clase de personajes es el propósito. Para lograrlo tenemos a consultores que han trabajado en la prostitución, en el porno, en la policía. Gente de todos los caminos de la vida.

"Tenemos a consultores que han trabajado en la prostitución, en el porno, en la policía"

En 'The Wire' y 'Treme' apenas escribían mujeres. Aquí han tenido un papel importante dos grandes novelistas como Megan Abbott y Lisa Lutz.

Ha ayudado enormemente contar con ellas. David Simon, Richard Price [quien estuvo en el proyecto desde el principio] y yo somos tipos hetero de mediana edad. Hacían falta otros puntos de vista. La mitad de los directores de la serie también son mujeres.

¿Puede darnos un ejemplo de alguna escena que ustedes no habrían sabido escribir?

En el cuarto episodio de la primera temporada ('Veo dinero'), hay una escena en la que Candy y Ruby (Pernell Walker) recuerdan a una compañera tras toparse con su antigua cazadora de ante. El diálogo es muy cálido. Me cuesta imaginar que un hombre lo hubiese hecho igual.

¿Cómo se hace una serie sobre porno que no resulte pornográfica? ¿Han tenido muchos dilemas?

Desde el principio, supimos que hacer la serie sin mostrar sexo habría sido ridículo. La pregunta era, sobre todo, "¿cómo lo hacemos sin caer en la explotación y la ofensa?". Al final llegamos sobre todo a una conclusión de iluminación. Si se da cuenta, cada vez que filmamos un rodaje, la luz es cruda y nada sexual. En cambio, las escenas de amor tienen una luz cálida.

¿Cuáles eran sus referencias para el personaje de Candy? Ya solo por el nombre, se puede pensar en Candida Royalle, creadora de cine equis feminista.

Existió una verdadera Candy, prostituta, actriz porno, alcohólica. Murió muy pronto. Fue la primera inspiración. Pero a través del diálogo con Gyllenhaal, acabamos modificando al personaje y llevándolo en esta dirección. Y así es, Candida Royalle fue clave, porque definió la idea de una pornografía con mirada femenina.

"No hacemos las series para que se vean ahora, las hacemos para la posteridad"

'The Deuce' es, en muchos sentidos, una serie muy clásica. Y eso la convierte en una rareza de la tele actual.

Hemos tenido muchos problemas para sacarla adelante. Nadie lo tenía claro. Fueron tres, cuatro años de lucha. 'Treme' era similar y pocos se preocuparon en verla. Gente normal, conflictos normales… Eso no interesa. Pero no hacemos las series para que se vean ahora, las hacemos para la posteridad. Con 'The Wire' pasó igual: nunca fue un éxito, pero todavía hoy cuando presento libros la gente me acaba preguntando por ella.

Suele citarse como la mejor serie de la historia, pero no ha sido muy influyente.

Todo el mundo habla sobre ella en esta industria. Quizá les gustaría hacer algo en la línea. Pero como saben que no van a tener espectadores, rápidamente cambian de idea y saltan a algo más habitual.

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