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Fumando espero

JORDI Puntí

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Cambian los rituales del tabaco y las viejas canciones toman nuevos significados. Por la noche, frente a los bares, las aceras se llenan ahora de chimeneas con patas, fumando con desespero. En el interior los que no fuman les esperan para seguir la charla. Cuando entran de nuevo los tabaqueros, ya han cambiado de tema. Resultado: empiezan a verse no fumadores que salen a la calle para no perder el hilo. Además, toda esa erótica que desplegabaSara Montiel enEl último cupléha dejado de tener sentido. Ahora ya no podría esperar fumando «tras los cristales de alegres ventanales» y, de hecho, me pregunto cómo lo harán el próximo martes los intérpretes del espectáculoDel Ter a la Plata, que se presenta en el Teatre Artèria del Paral·lel. Porque, con o sin cigarrillo en el escenario, lo que es seguro es que van a cantar el célebreFumando espero.

Por si no lo saben, el martes se presenta en Barcelona -en sesión única- un homenaje al músicoJoan Viladomat, con un repaso a los éxitos que estrenó hace casi un siglo en los cabarets del Paral·lel. Dirigidos porJaume Collell, los actoresXavier BoadaeItziar Castro y la orquesta La Imperial interpretarán sus canciones más famosas. Son títulos universales como el cupléEl vestir d'en Pasqual(«elàstics blaus subjectats amb candaus /porta el meu enamorat…»), la polcaNinío el más tabú, elTango de la cocaína: «Cocaína, sé que al fin me ha de matar, / me asesina, pero calma mi pesar…».

Viladomatno sale en la Enciclopèdia Catalana. Quien aparece es su hermano, célebre escultor. Ambos nacieron en mi pueblo, Manlleu, y ya me perdonarán que hoy barra para casa. Siendo muy joven,Joanvino a Barcelona y empezó a componer para las variedades del Paralelo. Montó una academia. Eran los años veinte, cuando esta ciudad estaba en la misma línea de onda que Chicago, Berlín o Marsella y sus noches, como dijoJosep M. de Sagarra, eran «las más tibias, las más plateadas, las más tornasoladas».Viladomat murió en 1940, de una pulmonía, pero puso banda sonora a esa ciudad canalla y se divirtió mucho. Estaría bien que su repertorio se escuchara a menudo, puesto al día, tal comoMax Raabe y la Palast Orchestra hacen con las melodías del cabaret berlinés. Quizá en el renovado Molino…