DE LA ESCAC A LOS ÁNGELES

Edu Grau, ojos catalanes en Hollywood

El director de fotografía barcelonés ha consolidado su carrera en EEUU, donde hace poco filmó la recién estrenada 'El regalo'

El director de fotografía Eduard Grau, en el 2010 en Barcelona.

El director de fotografía Eduard Grau, en el 2010 en Barcelona. / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Pillamos a Edu Grau (Barcelona, 1981) en un 'impasse' de 15 minutos antes de ponerse a rodar un anuncio en Los Ángeles. Son estos 15 minutos o quizá ninguno. Desde que el modisto Tom Ford quiso contar con él para la fotografía de su debut en el cine, 'Un hombre soltero', Grau siempre parece ocupado, muy ocupado, con trabajos no solo en Hollywood, donde reside a medias, sino también en otros puntos del globo.

Le pregunto si esperaba este salto internacional. Y además, tan rápido. "No, la verdad es que no", admite. "Ha sido un pequeño milagro. Somos muchos luchando por un sueño y no hay sitio para todos. Siempre podríamos estar mejor, pero es genial estar haciendo lo que soñabas desde que eras un adolescente". 

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Grau tuvo claro desde los 13 años su interés por hacer cine, pero fue en la ESCAC donde descubrió que la dirección de fotografía sería su gran especialidad. Se graduó con varios cortos bajo el brazo, incluyendo el célebre 'La ruta natural', de Àlex Pastor. Debutó en el largo con 'Honor de cavalleria', del también debutante Albert Serra: "Ninguno sabíamos muy bien lo que hacíamos, pero fue una aventura maravillosa. Allí descubrí algo importante del cine. Hay una magia que surge que no es cuestión de técnica y que se da cuando directores, técnicos y actores van juntos en la misma dirección".

No había tenido tiempo de rodar demasiadas películas -solo 'Kicks', cinta inglesa de bajo presupuesto- cuando llegó la llamada de Tom Ford. "Una directora 'indie' a la que había conocido en una cola del festival de Edimburgo dos años atrás le pasó mi bobina al productor. Y a Ford le gustó. Le dijeron que yo vivía en Barcelona, pero quiso que fuera a verle a Los Ángeles". La pregunta es: ¿y qué se pone uno para comer con Tom Ford? ¿Se compró un traje? "Me puse mi ropa habitual. Es mejor así, porque te sientes más cómodo y él puede ver quién eres. Pero se me había acabado el perfume. Eso sí me lo compré [risas]. Y acerté, ¡me dijo que olía bien!".

DEL ATAÚD AL REGALO

El resto, como suele decirse, es historia. La crítica celebró el debut de Ford, un inesperadamente resonante drama sobre la vida y la muerte en el que brillaba -sin ponerse por encima de la película- el melancólico trabajo de Grau. Poco después volvía a dar una lección en 'Buried', la película de Rodrigo Cortés con un ataúd como único escenario: “"ufrimos mucho, pero valió la pena".

Un año más tarde viajó a Reino Unido para filmar el 'thriller' sobrenatural 'La maldición de Rookford', protagonizado por Rebecca Hall, también heroína de la recién estrenada 'El regalo'. "Es una persona maravillosa, además de una actriz como la copa de un pino", dice Grau con claro apasionamiento. "Nos gustaría volver a trabajar juntos. Yo sé cómo es ella, ella sabe cómo funciono... Eso ayuda".

En 'El regalo', sorpresa del pasado festival de SitgesRebecca Hall Jason Bateman interpretan a un matrimonio intimidado por la reaparición -con intenciones poco claras- de una figura del pasado encarnada por Joel Edgerton; también director y guionista. Es un 'thriller' psicológico extrañamente adulto, filmado con inteligente estilo voyeurístico. "La idea era trabajar en una casa con muchas ventanas para que los personajes tuvieran siempre la sensación de estar vigilados. A nivel de luz, jugamos con que empezara siendo más o menos normal y se acabara enrareciendo. Lo mismo con la cámara, que de estática pasa a ser cámara al hombro".

Grau aparcaría el digital para rodar siempre en 35 mm., como recientemente en 'Suite francesa' y 'Sufragistas'. "El cine tiene una belleza que no tienen las otras cosas. Es inigualable. Pero hay que adaptarse a los tiempos y a cada presupuesto". 'El regalo' costó 4 millones y medio de euros, pero recaudó casi 39 solo en Estados Unidos. Todavía mereció mejor suerte.