FESTIVAL CRUÏLLA
Los músicos locales se reivindican frente a los grandes nombres
Pau Vallvé, El Petit de Cal Eril y Dorian defienden con aplomo el pabellón del pop catalán en el Parc del Fòrum
Ignasi Fortuny
Periodista. Principalmente, escribo sobre música.
IGNASI FORTUNY / BARCELONA
Como en un circuito paralelo, más íntimo, los músicos locales se reivindicaron en la primera jornada del Cruïlla. Un recorrido alternativo a los grandes nombres que atraían a la multitud que rebosó el festival. Una especie de Galia asediada por la fuerza de los potentes artistas internacionales del cartel. Así, la voz de Luthea Salom fue la encargada de trazar el camino por el que pasearon, con sus diferentes estilos, Pau Vallvé, El Petit de Cal Eril y Dorian.
Al tiempo que arrancaba el pop festivo de Two Door Cinema Club, Vallvé aparecía acompañado de tres músicos para interpretar gran parte de las canciones de su último doble disco, 'Abisme cavall hivern primavera i tornar'. Un trabajo autoeditado y autoproducido. El músico compartió sus canciones, que viajan por diferentes estados de ánimo, con un público muy fiel y desde un gran escenario, lejos de la intimidad de las pequeñas salas a las que está acostumbrado. "¿Se oye así de fuerte todo el rato?", preguntó algo incómodo sobre la música que se colaba de otro escenario. Vallvé revirtió la situación con una de sus letras que tratan de convertir el pesimismo en optimismo. "Tot va molt milllor si estem contents / Tots estem contents si ens va millor". Antes de terminar, tocaba "bailar haciendo el gilipollas" a ritmo de 'Avui l’únic que vull', un reto que el público encajó con una perfecta descoordinación.
FUTURO SIN MÓVILES
El testigo local lo cogió El Petit de Cal Eril, tierno, enigmático, festivo y rebelde a partes iguales. El músico de Guissona sabía dónde tocaba: en una carpa patrocinada por una compañía telefónica. "Nosotros somos el futuro, y en nuestro futuro no habrá móviles, no habrá teles…". Joan Pons desplegó su repertorio de folk-rock psicodélico en un colorido concierto de hora y cuarto, "porque en este festival se hacen conciertos largos". El Petit de Cal Eril, arropado por una banda de cinco músicos, invitó al baile con temas como 'El cor', de su último disco 'La força'.
Dorian fueron los encargados de cerrar el cartel local, ya de madrugada. "Tocar en el Cruïlla era una asignatura pendiente", confesaba el cabecilla del grupo, Marc Gili. La aprobaron con nota, a juzgar por el aspecto del recinto en el que actuaron, en el que no cabía un 'indie' más. Los de Barcelona ofrecieron un potente directo con sus grandes éxitos, como 'Los amigos que perdí', con el que abrieron un repertorio que invita al público a corear sus letras balanceando el cuello. También tocaron su tema más reciente, ‘Hasta que caiga el sol’, lanzado con motivo de la gira de verano de la banda. El éxtasis llegó con su himno 'A cualquier otra parte'. Después de escuchar este tema en directo, no hay sitio al que sus fans no sigan a Dorian.
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