Extraterrestre Scarlett

Scarlett Johansson posó ayer en la alfombra roja de Venecia.

Scarlett Johansson posó ayer en la alfombra roja de Venecia.

NANDO
Salvà

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Por increíble que parezca,L'avventurade Antonioni fue abucheada durante su presentación en el festival de Cannes, hace cinco décadas. Y es que, por mucho que presuman de ser refugios del cine en su versión más pura, los festivales son lugares muy conservadores, en los que toda película que se atreve a explorar terrenos cinematográficos no asfaltados se topa con el rechazo.

Ayer la nueva película del británico Jonathan Glazer,Under the skin, fue abucheada en la Mostra, esencialmente por ser una obra inclasificable y no susceptible a explicaciones y lecturas fáciles, que mezcla la ciencia ficción y el realismo social, y apenas contiene diálogos, e incluye en su relato agujeros del tamaño de Venecia. ¿Es comparable aL'avventura? De ningún modo, pero al menos insufló algo de vida a un certamen que hasta ahora no se ha mostrado capaz más que de generar reacciones templadas.

La película se abre con un golpe de luz tan cegador que uno no puede mirar la pantalla sin sentir malestar físico o incluso peligro. Al cabo de unos segundos la luz desaparece, pero la sensación de amenaza se queda, y ya no llega a irse. Under the skinse comunica principalmente a través de texturas, tonos y atmósferas. «No quise hacer una película sobre temas, sino una de sensaciones», explicaba ayer el director. Después de todo, eso es lo que Glazer ha hecho siempre, a lo largo de su carrera como exitoso director de videoclips, primero, y en sus películas previasSexy beast (2000) yReencarnación (2004).

«El gran reto fue tratar de buscar motivaciones y rasgos a un personaje que, esencialmente, no es nadie», comentó ayer Scarlett Johansson para ilustrar la opacidad de que Glazer dota todo el relato. La actriz aparece por primera vez en pantalla desnuda -se pasa así buena parte del metraje- y preparada para apropiarse del cuerpo de un cadáver aún caliente, y desde entonces encarna a la perfección a un alienígena llamado Laura, que examina nuestro mundo con el mismo tipo de gélida fascinación que David Bowie poseía enEl hombre que cayó a la Tierra (1976).

Laura permanece en todo momento desconocida e inescrutable. Ataviada con botines, vaqueros lavados a la piedra y chaqueta de piel falsa, es la pura imagen de la provocación chabacana. Y a eso, provocar y seducir, se dedica. Detiene su furgoneta para preguntar a los transeúntes, les ofrece saludos y coquetas propuestas que los empujan al asiento del copiloto y, después de eso, no se vuelve a saber nada de ellos.

INTERPRETACIÓN LIBRE/ Pero entonces Laura se topa con un hombre desfigurado y algo humano despierta en ella. Se aparta de su misión -succionar humanos- e intenta entrar en el mundo simplemente como una mujer. En otras palabras, deja de ser depredador, y automáticamente se convierte en presa de los peores instintos humanos. ¿La mujer castigadora obligada a probar su propia medicina? Más que lecturas conservadoras en clave feminista, Under the skin más bien parece conformarse con sugerir que los seres humanos solo somos capaces de ofrecer fealdad y degradación, y no es extraño que todo el viaje de Laura transcurra en un entorno, Glasgow, que parece representar a la humanidad en su versión más envilecida y decadente. Pero, de nuevo, cualquier interpretación vale.

En todo caso,Under the skin se revela una obra tan clínica como misteriosa que demuestra cómo el tiempo pasado en el exilio -tras el fracaso comercial deReencarnación no se había sabido nada de él- no ha mermado la capacidad de Glazer para generar imágenes sorprendentemente impactantes, y que nos recuerda para qué deberían estar los festivales.